En la unión está la fuerza

Por Jilmir Valera Hurtado

@Jilmir_Valera

 

 

 

 

Como venezolanos hemos afrontado mucho. Tanto, que llevamos dieciséis años padeciendo algo que aún nos cuesta identificar. Muchos lo catalogan de dictadura, otros de totalitarismo, y otros, según teorías surgidas en la postmodernidad, consideran que enfrentamos un régimen híbrido. Sea cual sea la enfermedad, Venezuela se recuperará con el trabajo de todos sus hijos; lo importante es enfrentarla y seguir dándole grandes dosis de libertad y democracia para que recuerde que esa es la cura para su mal.

 

Hasta hace nada afrontábamos una de las más grandes incertidumbres que un régimen disfrazado de democracia puede hacer padecer a los ciudadanos: el no conocimiento del cronograma electoral. Y es que suena hasta ilógico que teniendo el CNE la misma directiva que fue capaz de montar un cronograma electoral en menos de una semana ante la muerte -aún incierta- del presidente Chávez, ahora sea incapaz de convocar unas elecciones parlamentarias.

 

 Todo apunta a que el oficialismo se muestra perdido y siempre es bueno mantener la dosis de esperanza, más no de confianza. El trabajo debe prevalecer ya que parte de lo que buscábamos lo hemos encontrado gracias a la presión alabable de los huelguistas, quienes merecen todo el mérito y agradecimiento que una nación pueda darle; y en segundo lugar a los partidos que hacen vida dentro de la Unidad Democrática, ya que, no existe uno que no haya exigido desde sus trincheras la fecha de las elecciones.

 

Ahora sí, todos le subimos volumen al joropo porque las alpargatas ya estaban puestas y esto es zapateo desde hoy hasta el 6 de diciembre. Después de tantas presiones, exigencias y petitorios, el régimen consideró apropiado darnos a conocer la fecha de las parlamentarias; y Lucena con su misma cara de siempre, luego de una supuesta reunión extraordinaria -también luego del regreso de Cabello de Cuba, donde se reunió con los Castro- nos informa el cronograma electoral y la anhelada fecha.

 

Ahora el reto parece ser el de siempre: patear calle en busca de votos, lanzar los mejores mensajes, crear su propia imagen y preparar los mejores discursos. Y, desde una perspectiva general creo que no hay un candidato que no se haya enfrentado a esto en nombre suyo o de otro, estas son prácticas que ya conocemos. Ahora el reto es recuperar la credibilidad que hemos perdido con tanto «guabineo» por parte de la representación de la MUD. Reconquistar aquel alto descontento que no está del lado del régimen pero, que por unas cosas u otras, no se encuentran en la militancia de los partidos de oposición (más del 55% según estudios realizados por la UCAB) y mucho peor, no comparten el ideal de la MUD. El reto es, lograr lo que por noventa minutos logra la Vinotinto cada vez que sale al campo: UNIR -verdaderamente- a Venezuela.

 

La lucha es dejar los colores a un lado. Luchar contra nuestras divisiones internas -que existen y es sano que existan debido a las diferentes corrientes ideológicas que hacen vida dentro de la Unidad Democrática- e ir todos bajo la misma tarjeta: esa del puñito que demuestra la fuerza que tenemos dentro de nuestro país y como venezolanos. Esa que es azul celeste y como el azul de nuestra bandera representa la inmensidad que tenemos como nación y la grandeza de la lucha que hemos estado llevando desde hace dieciséis años. Esa que tiene el tricolor que a todos nos representa. Esa que puede y debe hacer el trabajo de la Vinotinto de por vida: Demostrar que somos la alternativa que lucha por la verdadera unión de los venezolanos.

 

Basta de divisiones y conflictos. Dejémonos de egos y protagonismos. Debemos convertirnos en la Unidad que señala problemas y evidencia soluciones. La Unidad que lucha por sus hermanos de la mano aunque no comparta su manera de lucha. Esa Unidad que es capaz de lavar los trapos en casa con las ventanas y las puertas cerradas. Esa Unidad que Todos vendemos y que muy pocos profesamos.

 

Dejemos de ser esa sociedad -en palabras de Castro Leiva- que tira la piedra de su moralismo y esconde la mano de su responsabilidad. Representemos esa Unidad que se vista con orgullo de Vinotinto.

 

Por la Asamblea Nacional, por la Libertad y la Democracia, por nuestros hijos y nuestro futuro:
Que nuestra prioridad sea Venezuela

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