#ESPECIAL El Guaire no está limpio, pero sí habitado

Por Nakary Molina

@naky_molina

 

 

 

72 kilómetros de desechos que son el  hogar para muchas familias 

Sin cemento, bloques o muros y sin ningún tipo seguridad o privacidad, pasan los días los habitantes del río Guaire. A orillas del principal desagüe de desechos tóxicos de Caracas levantan techos improvisados e intentan sobrevivir las personas que tienen como dirección: el Guaire.

 

El río Guaire es un corto río de Venezuela, uno de los afluentes del río Tuy y la principal vía fluvial del valle de Caracas. Su longitud es de 72 km. Nace en la confluencia de los ríos San Pedro y Macarao, en un lugar que se denomina Las Adjuntas, y atraviesa la ciudad homónima en dirección sureste.

 

Las funciones del afluente cambiaron con el transcurso de los años: de ser, antes del siglo XX, un cristalino y placentero lugar para el paseo de los caraqueños, así como la fuente de agua de todos los habitantes, además de una de las primeras formas para generar energía eléctrica; a través de la instalación de una planta hidroeléctrica en el sitio conocido como El Encantado, que operó hasta que otras fuentes sustituyeron su contribución a la red eléctrica del país, pasó a ser el desagüe para las aguas residuales de la capital. El comienzo del desaprovechamiento del Guaire fue bajo el gobierno de Antonio Guzmán Blanco, quien dotó a Caracas de cloacas y alcantarillas, pero ordeno que la vía para el drenaje fuese el afluente. En la actualidad, el torrente se ha convertido en el refugio de personas que  han tomado sus orillas como vivienda temporal.

 

La otra cara de Plaza Venezuela  

Al llegar a la reconocida y transitada Plaza Venezuela y caminar en frente del polémico (por estar siempre entre colas), mercado Bicentenario, llegamos a un punto de la vía que nos conduce a lo que parece una pequeña vecindad improvisada y casi inhumana. Unos cuantos escalones de tierra separan la carretera de los tendederos de ropa que cuelgan de los troncos de árboles utilizados como sostén de latas, bolsas y tablas. El inconfundible olor de los desechos en el aire, más el ruido de las aguas negras corriendo, nos sirve de entrada y bienvenida a los ranchos que se encuentran aquí.

 

El primero en hablarnos es un hombre que pregunta qué estamos buscando, luego de ver nuestras identificaciones de estudiantes nos dice que para saber algo debemos hablar con “el pure”, “vengan chamos él está aquí”. Bajamos detrás de él. “mira viejo estos chamos quieren saber anécdotas del Guaire”, le dice. “ah bueno bienvenidos”, nos dice un señor en camiseta, pantalón y sandalias.

 

En el momento que comienzan algunas preguntas el señor empieza a responder a la defensiva, mientras otras personas escuchan pero no intervienen, todos están haciendo algo, guindando ropa, levantando tablas, todos ocupados en algo. El señor cuenta que hace algunas semanas unas personas le pidieron una información y lo sacaron en la prensa, “por decir cosas, vinieron después una gente a caernos a palo y quemarnos las cosas”. Comprendemos la actitud que sostiene para cuidarse, agradecemos y nos retiramos. Sin embargo, mientras subimos los escalones de tierra, el primer hombre que nos habló nos dice que él nos puede ayudar, “entiendan al pure, nosotros aquí no tenemos seguridad, nadie nos defiende si vienen a echarnos palo”.

 

Emprendemos un recorrido a su lado; nos lleva por un camino oculto entre ramas y monte, que hay entre el Estadio Universitario y la carretera, “yo voy a buscar un agua ahí en la arepera, les puedo decir algunas cosas”. Mientras vamos caminando entre ramas y basura nos cuenta: “yo tengo 23 años en la calle, estuve pagando cana en varias cárceles, pero siempre vuelvo. Vivir en la calle no es fácil, uno vive, muere, anda zombi. Uno duerme aquí hoy pero mañana no sabe”. Relata mientras camina con un envase de jugo vacío que va a llenar de agua. Durante el recorrido que hacemos en las cercanías del rio, nos encontramos con algunos trabajadores del aseo que se encuentran sentados en unos banquitos que parecen diseñados para una plaza escondida entre Plaza Venezuela, el monte y el Guaire.

 

“Tenemos más de cuatro años esperando la casa que nos dijeron”

 ¿Por qué razón terminaste viviendo en el Guaire?

– Unos terminan aquí porque los maltratan en sus casas, otros porque se van, hay gente que pierden todo y les toca. Yo comencé a estar en la calle por sinvergüenza, no me gustaba estar dando explicaciones pues, pero la calle lo que enseña es la malicia, y bueno después caí en la cárcel y  bueno por necesidad, pero después mi vieja se las vio negras y tuvo que venirse conmigo para acá, ella estuvo meses viviendo así conmigo, después fue que le dieron su casa como es.

 

¿Estas registrado en alguna Misión o plan del gobierno?

– Sí claro, nosotros todos los que tú viste allá, el pure también. La gente de Negra Hipólita, esos vinieron y nos censaron. Nosotros estamos hasta censados, pero tenemos más de cuatro años esperando la casa  que nos dijeron, pero esos mismos son los que vienen a veces a sacarnos de aquí chama, vienen y nos quieren sacar con violencia, el día que se murió Chávez también vinieron. Pero, ¿para dónde nos vamos a ir nosotros si estamos esperando la casa?, ni que uno estuviera aquí por gusto.

 

¿Cómo haces para ganar dinero?

– Nosotros no somos malos, la gente siempre tiene esa mente de uno. Nosotros aquí limpiamos nosotros mismos, yo cuido allá en el Olímpico los carros y las motos, trabajo ahí. La otra vez cuando robaron a la chama de la barra yo la ayude, le recupere sus cosas que estaban por aquí tiradas. Y bueno, ahí en la arepera me dan comida y agua pues, porque yo los ayudo a vigilar que no los roben, yo conozco a los que roban aquí entonces yo les hablo, tú me entiendes.

 

Mientras caminábamos y conversábamos, veíamos restos de pertenencias; fotografías, tarjetas de crédito, chequeras, e incluso cedulas de identidad. “Mira ve, todo eso que tú ves ahí lo dejan los que andan robando por aquí, ellos vienen y revisan su botín aquí abajo, lo que no les sirve lo dejan. Yo soy expresidiario pues, pero yo más bien ayudo a la gente a que recupere sus cosas”.

 

En el tiempo que llevas viviendo aquí, ¿has presenciado robos o muertes?

– Uff, a cada rato, para acá se mete la PTJ y el SEBIN, esos se caen a plomo con el hampa por aquí y bueno uno está aquí mismo, uno lo vive todo eso. Muertos para tirar para el techo, a cada rato zumban a uno para allá, (señala con la boca al rio), y de ahí no salen más, eso no es profundo, te llega hasta aquí más o menos, (señala su frente), pero la presión que lleva te arrastra. Mira ve, aquí lanzan de todo, los muertos, la basura, pistolas, los que descuartizan y aquí nadie hace nada. Los mismos policías agarran al hampa y lo que hacen es quitarle el botín que llevan del robo y soltarlos.  

 

¿Tú te has metido?

¿Meterme?, no chama me lanzaron, los guardias una vez vinieron a sacarnos y bueno, yo estaba defendiendo lo mío y esos me tiraron, pero yo me agarre por allá y me salí. Lo que hace el hampa aquí lo paga uno por vivir aquí, vienen y te tratan así.

 

¿Cómo obtienen los servicios, el agua, la electricidad y el gas?

– Bueno mira, la luz me la dan del estadio, ellos ahí me dan. El agua la agarramos de aquí mismo, de ahí sale un tubo con agua limpia y por el otro bueno sí salen las sucias. Para cocinar a veces prendemos plásticos o tela y vamos viendo, o bueno cuando me dan comida ahí en la arepera.

 

¿En las noches cómo es esto?

– Imagínate, esto aquí en la noche uno no puede estar caminando por ahí, es mejor quedarse uno en grupo. De noche aquí es peligroso.

 

¿Alguna vez has visto una jornada de limpieza o saneamiento al Guaire?

– ¿Tú hablas de lo que dijo Chávez? No vale, eso se quedó en palabras, aquí no se meten a limpiar nada, y esto cambia de colores, agarra siete colores de los sucios que tiene. Para acá se meten los bomberos y la policía cuando tiran a alguno de ellos, entonces vienen a sacar el cuerpo.

 

 

Un trabajador del Estadio Olímpico de la UCV, que prefirió no identificarse, explicó que no todas las personas que viven cerca del río en esa zona, eran buenas personas o ayudaban a los demás.

 

¿Cómo es la convivencia con las personas que hacen vida en las cercanías del río?

– “Lamentablemente nosotros tenemos una Misión Vivienda debajo del puente, ahí viven una cantidad de indigentes que nos tienen azotados, en ese puente que comunica con Plaza Venezuela. Tienen azotada a toda la zona, roban, atracan, incluso se roban equipo de aquí del estadio, por ejemplo el sistema de aterramiento y algunas luces del Estadio Universitario”.

 

 

En el año 2014 el presidente de la Misión Negra Hipólita, Walter Gavidia, informó que se iniciaría una jornada para censar a las personas del rio Guaire. Cuatro brigadas conformadas por doce profesionales de la salud serían los encargados de realizar la labor. Sin embargo, para el séptimo mes del año 2015, las personas que se refugian en las orillas del afluente no han disminuido, por el contrario, cada vez se encuentran en más puntos de la capital.

 

El fallecido expresidente Hugo Chávez, prometió en uno de sus discursos del 2006, un año después de que iniciara la recuperación del Guaire, que para el año 2014 el río estaría limpio y que incluso nos bañaríamos ahí, para esta tarea designó a Jacqueline Faría, entonces ministra del Ambiente, y junto a ella aprobó 14 millones de dólares como recursos que necesitaría el proyecto. Un año después de que se venciera el tiempo de la promesa el Guaire no está limpio, pero sí habitado.

 

El proyecto de saneamiento se planteó, se estructuró y se dio a conocer. Sin embargo, dentro de los objetivos específicos que se plantean oficialmente, no mencionan a las personas que se encuentran viviendo en las adyacencias del afluente.

 

 

¿Por qué no se cumplió en saneamiento del rio Guaire y por qué persisten viviendo ahí?

Juan Bautista González, sociólogo y consultor de políticas públicas, revela parte de las razones del fracaso del proyecto. (Fuente: El Universal, Jorge Hernández)

¿Por qué no pudo ejecutarse el Proyecto de Saneamiento del río Guaire si tuvo tantos recursos en 2005?

– Esos recursos (14 mil millones de dólares) fueron robados. Desaparecieron el dinero aprobado y por lo tanto no se culminó la obra. En 2007 disolvieron los equipos urbanos y sociales y solo dejaron a los encargados de la parte hidráulica para culminar algunas obras. En 2014 debió estrenarse un río Guaire con agua limpia.

 

¿En dos años desaparecieron tantos recursos?

– Sí. En 2007 sale Jacqueline Faría del Ministerio del Ambiente y la sustituye la ingeniera Yubirí Ortega, quien desmanteló los equipos de trabajo organizados por Faría, menos el hidráulico, grupo que solo se encargó de unir tuberías por las calles de Los Frailes de Catia. En ese momento habíamos adelantado las obras en la quebrada Caroata. Al menos 80% de los trabajos en Quinta Crespo se ejecutaron, 60% en Caño Amarillo y 60% en Los Flores de Catia. Desde 2005 hasta 2007 había orden y eso es el enemigo de la corrupción.

 

¿Qué acordaron en 2005?

– Separar las aguas de lluvias del Guaire de las aguas servidas. Era dejar el Guaire solo con aguas de lluvia. Pero nos enfrentamos a un problema de alto calibre, todos los desarrollos habitacionales que se han hecho en Caracas desde los años 60 descargan sus aguas negras en el río. No son conectadas hacia colectores marginales y ese era el foco principal del proyecto. Muchos colectores se hicieron, consistía en canalizar las aguas servidas y llevarlas a los colectores marginales o afluentes del Guaire. El agua servida debía ser purificada por dos plantas de tratamiento que debieron construirse en Petare. Los colectores descargarían el líquido en ambas plantas de tratamiento y éstas a su vez enviarían el agua limpia al río Tuy. Eso jamás se hizo.

 

¿Qué más involucraba el proyecto completo?

– Eran tres componentes: Hidráulico, para separar las aguas, hacer colectores, y canalizar quebradas y cuencas. Un componente urbano cuyo fin era hacer una intervención en cada una de las estaciones hidráulicas; en las zonas trabajadas estaba previsto hacer plazas, canchas deportivas, estacionamientos y mercados bajo un concepto integral. Y el componente social consistía en elevar el nivel educativo y responsable sobre el proyecto Guaire. Era la participación social en el proyecto con elementos y herramientas que permitían a las comunidades hacer un diagnóstico del avance de las obras.

 

Limpiar pero no deshabitar

Las personas continúan refugiándose en las orillas del afluente porque no se plantea un proyecto factible, que además se cumpla, en el que se tome como principal objetivo ubicar  a las personas que ya viven ahí en sectores en donde puedan establecer una vivienda digna y estable. La solución al problema no es solo realizar las limpiezas pertinentes al Guaire.

 

El afluente que brindó las primeras experiencias de energía eléctrica en la capital venezolana y que significaba un hermoso río que recorría Caracas, se ha convertido en el depósito de necesidades, ineficiencias gubernamentales, inseguridad, penurias y ciudadanos sin hogar que tienen que hacer su vida en medio de los desperdicios del resto de la sociedad. 

 

 

 

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