Cota 905: zona de paz, campo de guerra

Por Fanny Mora

@Fanny_Mora14

 

 

 

La Cota 905, ubicada en Caracas, es considerada una “zona de paz” que ha dado de qué hablar desde el mes pasado, debido a diferentes ataques a cuerpos policiales y funcionarios gubernamentales, pero el 13 de julio el país centró su mirada con sorpresa en la zona, debido a una toma policial por parte de más de 200 funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana, la Policía Nacional Bolivariana, el Sebin y el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas. Llevaron a cabo la “Operación de Liberación y Protección del Pueblo” que dejó un saldo de 15 abatidos y 134 detenidos entre ellos 32 extranjeros.

 

El operativo comenzó alrededor de las cuatro de la madrugada, cuando los funcionarios comenzaron a irrumpir en las casas de los vecinos en la búsqueda de miembros de las bandas de “El Coqui”, “Los Guayabos”, “Los Zanjoneros” y los “Los Barloventeños”.  El miedo se apoderó de los lugareños y el estruendo de los disparos los mantuvo encerrados en sus hogares esperando lo peor, ya sea por una bala perdida o por la visita de los funcionarios de la policía.

 

Hasta la fecha de la publicación de este artículo, son muchos los testimonios de los habitantes de la Cota 905 que relatan el abuso y la brutalidad policial al momento del operativo, además de la falta de órdenes de allanamiento, golpes en insultos a los ciudadanos, destrozos dentro de las viviendas e incluso robos de dinero y artículos del hogar.

 

¿Zona de paz?

El gobierno nacional considera las zonas de paz a los lugares donde se ha podido llevar a cabo el Movimiento por la Paz y la Vida, en el cual se buscaba llegar a un acuerdo con los delincuentes para que dejaran las armas a cambio de electrodomésticos y otorgamientos de créditos. Pero este plan se convirtió en un “tiro por la culata” al Gobierno, pues los delincuentes no aceptaron estas condiciones, sin embargo sí llegaron a un acuerdo de “paz” pero entre las bandas y ahora, se han aliado entre ellas para combatir a un enemigo en común: la policía. Ahora los cuerpos de seguridad se encuentran constantemente amenazada y no puede entrar a los barrios que son considerados “zonas de paz”, debido al peligro que representa para los funcionarios.

 

El ex viceministro de Seguridad Ciudadana del Ministerio de Relaciones Interiores, José Vicente Rangel Ávalos promovió la creación de zonas de paz desde septiembre de 2013 y visitó la Cota 905 meses antes de su designación de viceministro de Asuntos para la Paz, allí se reunió con jefes de las bandas. De acuerdo con declaraciones de un líder de un grupo de la zona al portal Runrunes, “Él se reunió con nosotros. Nos habló de eso de las zonas de paz. Nos ofreció electrodomésticos a cambio de que entregáramos nuestras armas. Noooo… Pero cómo yo le voy a dar una 9 milímetros que cuesta 250.000 bolívares por una cocina. Lo que sí nos gustó fue eso de que hiciéramos la paz entre las bandas. Nos pusimos a pensar que tiene razón. Para qué nos vamos matar nosotros mismos, si nos matan los policías. Ellos son los enemigos. Fue por eso que nos unimos con los de El Valle, El Cementerio y todos… También los de La Vega.”

 

¿Por qué ahora y no antes?

La Cota 905 es considerada una zona altamente peligrosa, donde los delincuentes tienen sus propias leyes e imponen prestigio y respeto a través del miedo. Sus delitos más comunes son el tráfico de drogas, robo de carros, homicidios y extorsión. Sus habitantes viven con recelo y el miedo de ser víctimas por cualquier motivo de la ira de las bandas. Esta situación no es nueva ni desconocida para los entes gubernamentales, entonces ¿por qué ahora llevaron a cabo un operativo de gran envergadura?

 

Desde el mes pasado, en la Cota 905 ha habido un incremento de violencia contra funcionarios de la policía, los cuatro casos más relevantes que fueron registrados, son los siguientes:

El ataque a siete funcionarios de Policaracas con las esquirlas de una granada y la quema de 9 motos pertenecientes a estos, el día 5 de junio.

El de 19 de junio, delincuentes dispararon a la caravana de escoltas que trasladaba al ministro de Deporte, Pedro Infante, cuando pasaba por el sector y uno de los vehículos fue impactado por un proyectil.

Dos funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana resultaron heridos de bala luego de ser atacados a la altura del sector Los Laureles el 21 de junio.

El 5 de julio Integrantes de las bandas de la Cota 905 y el Cementerio dispararon contra la caravana del viceministro de Seguridad Ciudadana, Yahir Muñoz.

 

Los hechos hacen presumir que el gobierno quiso demostrar que a pesar del “acuerdo”, la delincuencia debe replegarse y detener sus ataques a diestra y siniestra contra funcionarios, sin embargo tampoco se puede descartar que el país se encuentra en año electoral.

 

El 15 de julio, días después del suceso, el Alcalde del Municipio Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, realizó una asamblea popular en la comunidad para presentar el Plan de Rescate en la Cota 905, donde se incluirán las casas de la zona en la Gran Misión Barrio Nuevo Barrio Tricolor, la reparación de cuatro canchas, estacionamientos para los vehículos, construcción de una escuela y un polideportivo, reconstrucción de escaleras y veredas; incluso el planteamiento de una ruta de Metro bus y Bus Caracas para la localidad.

 

Pagaron justos por pecadores

Familiares de los abatidos tuvieron dificultades para reclamar los cuerpos, primero debieron ruletear hospitales para dar con el paradero de sus parientes. Finalmente en la morgue debieron esperar, algunos incluso hasta el día miércoles para recibir los cuerpos para los servicios fúnebres.

 

Mientras tanto las familias de los detenidos esperaron ante el Comando de Zona número 43 de la GNB una lista oficial de detenidos, en la que había menores de edad y personas sin antecedentes que fueron sacadas de sus casas a golpes.

 

Para los vecinos de la Cota 905 el terror no terminó el 13 de Julio, después de la redada, no habían pasado 24 horas cuando los malandros volvieron para asumir su poder en la localidad con la orden de exterminar a los “sapos”, pues consideran que la comunidad fue la encargada de convocar a los militares para el operativo.

 

Disparos y gritos llenaron los callejones del barrio, los maleantes amenazaban que se cobrarían con sangre el ataque policial, más de cinco familias han tenido que exiliarse de la zona, amenazados por las bandas. La noche se convierte en un toque de queda, donde solo se debe salir por una emergencia extrema. Antes del 13 de Julio, la comunidad se sentía “segura” con los delincuentes, pero ahora éstos se han vuelto en contra de la población y el hostigamiento se vuelve un arma de intimidación.

 

Resultados del operativo

Uno de los objetivos del operativo era atrapar a Carlos Luis Revete, alias “El Coqui”, jefe de la Cota 905. Controla toda la zona y parte de El Cementerio y lleva la conducción de unas siete bandas armadas, según el CICPC. Los primeros reportes indicaban que era uno de los fallecidos, pero se creó una red de rumores que decían lo contrario. No fue hasta la tarde, que los rumores fueron esclarecidos por el mismo “Coqui”, quien se presentó caminando por el barrio saludando a los vecinos en horas de la noche, cuando no quedaba rastro de los uniformados.

 

De la redada se recuperaron 29 vehículos robados, dos motos y dos armas largas, un número considerado insuficiente para un operativo de tal magnitud, donde helicópteros y tanquetas se hicieron presentes en la zona.

 

¿Qué nos deja el allanamiento a la Cota 905?

A pesar del gran despliegue policial, no parece que habrá grandes cambios en la Cota 905 en cuanto a los índices de violencia y criminalidad. Es de suponer que las bandas se recuperarán y arremeterán con más fuerza contra la policía y los cuerpos de seguridad del Estado; en el medio se encuentran los ciudadanos, quienes con certeza se verán afectados.

 

La Cota 905 es un reflejo del fracaso del Gobierno en materia de seguridad, un tema descuidado en 16 años y que hoy cobra factura a los funcionarios y a los ciudadanos, quienes están desprotegidos y están a la merced de la violencia de los maleantes y los policías, pues la ley tampoco inspira confianza.

 

La “Operación de Liberación y Protección del Pueblo” solo nos dejó un amargo sabor y una preocupación más para la lista, pues a pesar del despliegue y el alcance que tuvo, no consiguió los objetivos, el problema sigue. El trafico de drogas, los homicidios, los robos y las extorsiones continuarán. El gobierno quiso demostrar que tenía poder, pero parece que no tiene el suficiente, lo entregó cuando decidió negociar con delincuentes y homicidas.

 

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