Ya no pises más el peine

Por Alfredo Yánez Mondragón

@incisos

 

 

 

En un hipotético viaje, desde donde se pudiera ver esta absurda realidad con los ojos de quien está afuera; no quedaría ninguna duda de que existe todo tipo de unidad política, menos la que se identifica con un objetivo común.

 

Los mensajes; las distintas narrativas que se construyen desde la perspectiva de una alternativa política no son afluentes para un gran caudal; sino que se constituyen en deltas que desvían el cauce y pierden la fuerza de la corriente.

 

Con un calco preciso del discurso gubernamental se habla de IV República, se habla del “pasado” como si estos últimos quince años no hubiesen escrito alguna página de la historia; y lo peor de todo; se jura que toda iniciativa del gobierno -evidentemente desastrosa- puede minimizarse con la expresión “No debemos pisar el peine”.

 

En un alarde de querer exportar esa visión encapsulada, Henrique Capriles le ha pedido al gobierno de Colombia que no pise el peine venezolano; y tácitamente ha dicho que deje pasar la vergüenza de las deportaciones y demás hechos que la Procuraduría colombiana ha sintetizado como delitos de lesa humanidad.

 

Tras semejante solicitud; no queda otra que recomendarle (si cabe el término y el atrevimiento) a Henrique Capriles ya no pise más el peine que constantemente le ponen.

 

Los referente políticos -y ciertamente Henrique Capriles lo es- deben sumar voluntades, deben conseguir fórmulas para el consenso, deben establecer mecanismos de inclusión que ayuden a hacer permear las visiones y las ideas, de manera que la diversidad del pensamiento y las acciones, encuentren un punto de equilibrio.

 

Los referentes políticos entienden que su posición no es plegarse al discurso absurdo de terceros; ni a parcelas ideológicas -sin más ideología que la toma por inercia del poder. Los referentes políticos asumen posiciones claras; sin vacilación.

 

Los referentes evalúan los hechos con razonamiento metódico y ofrecen soluciones que permiten convertir las crisis en oportunidades.

 

No todo cuanto pasa, ni las consecuencias de esas cosas que pasan son simples peines, o conchas de mango, o potes de humo, o elementos distractores. Y en el caso de que lo fueran; ya han sido suficientes como para tener definida una estrategia que los encare, descubra y revierta.

 

Henrique, ya no pises más el peine de minimizar las tropelías del gobierno y sus ejecutores. Crécete respecto a los conceptos y de vez en cuando avala los que otros hacen; incluso desde su propia realidad del padecimiento.

 

Los referentes políticos saben reconocer el mérito de los otros, y las acciones que emprenden; entre otras cosas, porque al reconocerlo, envían un mensaje de unidad de objetivos que resulta mucho más efectivo que un par de fotos; o un documento firmado.

 

El país sabe que hay peines regados por todas partes, y ha aprendido a esquivarlos. Llover sobre mojado ayuda poco.

 

Si estos señores se lanzaron a la aventura de coleccionar delitos, castigados por el Derecho internacional; pues que asuman sus consecuencias y se consigan sus defensores. Por favor, no vuelvas a pisar el peine; porque siempre habrá alguno -a lo mejor, en un hipotético viaje- que quiera hacerte ver -por tus propias palabras- como el defensor de unos personajes que evidentemente, son indefendibles.

 

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