Cuando el pop se hizo venezolano

Por Laura Andreina Rodríguez

@IsLarv

larodriguez@guayoyoenletras.com

 

 

 

La librería Lugar Común, con su propuesta de espacio cultural y de encuentro, fue el sitio propicio para darle continuidad, este jueves 22 de octubre, a la serie de conversatorios: Hablando de Música, el Pop Rock de acá, a cargo de la Fundación Nuevas Bandas.

 

Bajo la conducción de Félix Allueva y gracias a la intimidad de espacio, el invitado de honor de la noche, Ezequiel Serrano, conocido por su extraordinario aporte a la movida pop de Venezuela en los 80, soltó prenda de cómo se vivía, al menos en Caracas, una época que aún hoy en día se considera de oro para la música hecha en Venezuela y los artistas que de ahí salieron como Yordano y el Grupo Melao, en los que tuvo una fuerte y directa influencia.

 

Álvaro Serrano, su hermano, sería el responsable de unirlo a Ilan Chester, con quien formaría, más adelante, un grupo en el que también estaban Nené Quintero, Lorenzo Barriendos y Eddy Pérez y con el que hacía presentaciones, alternando con grandes grupos de salsa del momento, sin despegarse de la música clásica, dado a que estudiaba en un conservatorio de música.

 

“En este ámbito es que se pueden  crear cosas como lo que sucedían en ese momento porque todos teníamos algo que decir y estábamos conectados con la música internacional”, resaltó. Comentó, además, que Venezuela representaba el espacio geográfico más importante porque se encontraba en una constante influencia de Europa y Norteamérica. De esta reflexión, voces del público sacaron a relucir la famosa canción de Franco De Vita: “El norte del sur”, a lo que Serrano respondió: “Ese tema existe porque yo le dije a Franco: ¿y el tema dónde está?” (cuando De Vita le comentó que ese sería el nombre del albúm).

 

La noche avanzaba entre anécdotas y risas de los asistentes que iban desde los que vivieron en pleno la época ochentera hasta los más jóvenes que, quizá por referencia, estaban enterados de lo que aquellos años significaron para la música hecha en Venezuela, todos unidos por un interés genuino por la música.

 

Serrano aprovechó para tocar un tema bastante controversial y que conocía “desde adentro”: las disqueras. Explicó que en la industria de la música pop, todo empieza con una canción: “Si no hay una buena canción, no hay Quincy Jones, no hay productor importante en ningún lado. La canción dicta lo que se va a comunicar”, sostuvo.

 

“Si Yordano hubiera salido antes de pegar un tema y comenzara a gaguear la gente diría: ¿y este para dónde va?, ni siquiera sabe bailar. Pero una vez que pegamos Manantial de Corazón, la gente decía: pero qué lindo y además es gago. Así funciona la cuestión mediática”, afirmó.

 

Asimismo, hizo énfasis en la importancia que tenían las disqueras para darle fama a artistas o proyectos, dado a que era quienes contaba con las herramientas necesarias para hacerlo, por lo que no está de acuerdo con que los artistas hablen mal de ese negocio.

 

Al mismo tiempo, recordó que la payola, como la conocemos hoy, fue una técnica que llegó a Venezuela de la mano de Rodolfo Rodríguez, responsable, para el momento, de Rodven Records, y que, según él, le ha hecho mucho daño a la radio. “Antes se les hacía regalos, paquetes o se les organizaba cocteles para incentivarlos, pero se hizo más intenso con él y lo sé con propiedad porque estuve con el saxo en la primera gira de Guillermo Dávila y con Melissa que era cantante de Bossa y la convirtieron en la reina del rock”, recordó.

 

Retomó el nombre del conversatorio: Cuando el pop se hizo venezolano, del Grupo Melao a Yordano para recordar que el primero de esos proyectos tomó el estilo unplugged antes de que existiera como concepto, gracias a las influencias de la banda estadounidense de jazz Oregon. También comentó que el proyecto que hizo con Yordano se lo había ofrecido inicialmente a su hermano, Evio Di Marzo, y este, al rechazarlo, se lo presentó.

  

Insistió en la importancia de que los músicos y todo aquel que se maneje en el medio musical, o que aspire a hacerlo, se nutra de la literatura, la música y el cine para que pueda desarollar un espíritu autocrítico individual y en grupo. “No todo puede ser tan bueno y tan feliz, hay que buscar la pata coja para entromparle a eso”, explicó.

 

Felix Allueva, tomó la palabra para resaltar que, para él, Serrano, en los 80, con la Sección Rítmica de Caracas, logró una hazaña parecida a la de Miles Davis en los años 69 y 70, “una ruptura epistemológica y una entrada a otro mundo”. Hizo énfasis en que artistas importantes, como Willie Colón, quedaron extasiados por el sonido del primer disco de Yordano, un sonido que resultó de ese trabajo.

 

Para concluir la velada de encuentros y cuentos musicales, Serrano exaltó el hecho de que Venezuela sea un país en el que siempre han convergido una amplia gama cultural: “Este país es bendito por el cruce de culturas. Fíjate, Ilan es judío, Yordano y Franco son italianos, Sergio es de abuelos colombianos, Elisa Rego es puertoriqueña y Melissa era peruana. Aquí se juntaron cosas tan deliciosas, eso cambió todo, el hecho de que nos juntaramos aquí para crear un sonido de aquí”.

 

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