Desahogo

Por Lorena Bermúdez

@LaBermudez_

 

 

 

No fue una persona, pero fue parte de mi familia; mi niño 

Los que han sufrido la pérdida de una mascota sabrán que es cosa difícil rellenar ese vacío que queda en la casa, que queda en la mirada, pero sobretodo, que queda en el alma. En mi caso fue así: un día me recibía con ladridos, ganas de que lo mimara y lo consintiera y al siguiente ya no estaba. ¿Qué pasó?

 

Son muchas las razones por las cuales puede morir un perrito, casi tantas como por las que puede morir una persona. En el caso de mi perrito, mi “niño” como lo llamamos cariñosamente, o “viejito” como le dijimos sus últimos años de vida y como lo bautizó mi mejor amiga, murió de viejito; su corazón no dio para más y aunque lo cuidamos y amamos hasta el último minuto, el momento llegó. Se nos fue.

 

Negación, Ira, Negociación, Depresión y Aceptación; Son las 5 fases del duelo. Para mi aún son confusas, e incluso a veces, mezcladas entre sí. No podría contarles cuántas veces pensé en este momento, cuando él ya no estuviera con nosotros. Sé que lo ideal sería pensar siempre en lo positivo y en las cosas buenas que nos da la vida, pero en mi mente el pensamiento constante, desde hace más de un año, era cuando él ya no estuviera.

 

Estuvo 15 cumpleaños, 15 navidades, 15 años de vida; cuando me gradué del colegio y luego del bachillerato. Cuando mi hermana nació y mientras creció. Nosotras lo vimos envejecer. Nuestros padres desde pequeñas nos enseñaron a amar y a respetar a los animales como a un igual; una enseñanza que queda para toda la vida. Pero, algunas veces también te puede romper el corazón. Cuando ves que aquél cachorro que viste y ayudaste a nacer, hoy no está; que hoy se fue a algún lugar mejor (o eso esperas), en donde quizás nadie lo quiera y cuide como nosotros. Solo esperamos que de alguna manera nos recuerde y piense en nosotros como las personas amorosas que siempre tratamos de ser. Que este en algún lugar donde ya no tenga que lidiar con la vejez o la enfermedad.

 

Sé bien que él jamás leerá esto, ni siquiera estando vivo lo entendería, ¿verdad? Pero al menos me queda el consuelo de que muchas otras personas, al leerme, se conmoverán y concientizarán acerca del tema; un perrito, un gatito, una mascota es más que un accesorio, más que algo con que jugar y a quien regañar cuando se hace pipí donde no debe. Una mascota es parte de tu familia, así que si decidiste adoptarlo o acogerlo, cuídalo y quiérelo tanto como si fueras tú la mascota y él, el dueño; porque te puedo asegurar que al final del día no encontraras amor más real que el de tu mascota. Ese amor de aquél que se sienta a tus pies o a tu lado para que le prestes atención y le hagas cariño. Ese que siempre va a querer jugar contigo, no importa lo cansado que llegues o lo tarde que sea.

 

Mi pedacito de cielo, mi niño chiquito, gracias por tanta vida;  porque no nos arrepentimos ni un segundo de que fueras parte de esta imperfecta familia. Hoy te dedicamos estas sencillas, pero muy sentidas líneas, esperando que se las lleve el viento y lleguen a ti de alguna manera; sabiendo que te extrañamos a diario, no sólo nosotros 4 (mamá, papá, nani y lore) sino también tu hermanito ‘Manchas’ (otro perrito), que llegó como un tornado para hacernos reír y de alguna forma no dejarnos solitos con esta ausencia.

 

Viejo, gracias. Te amamos y recordaremos por siempre: tu familia.

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