Caracas para los adultos mayores

Por Laura Andreina Rodríguez

@IsLarv

larodriguez@guayoyoenletras.com

 

 

 

A menudo se habla del rescate de espacios públicos, a veces aparece como bandera de cualquier gobierno o alcaldía de turno o como una de las primeras necesidades de un municipio o ciudad.

 

Es cierto que la inseguridad le ha robado, en gran medida, la oportunidad a los venezolanos de disfrutar de sus plazas, parques y calles, sobre todo cuando comienza a oscurecer.

 

Sin embargo, aún se hacen esfuerzos para que los jóvenes podamos vivir la ciudad. Conciertos y ferias gastronómicas gratuitas en plazas, parques y anfiteatros, así como muestras de arte en galerías, son algunas opciones que aún pueden disfrutar los jóvenes caraqueños, antes de que se oculte el sol, principalmente en los municipios Chacao, El Hatillo y Libertador.

 

Los jóvenes y adultos han sabido aprovechar estas iniciativas dado a que también se presentan como unas alternativas más asequibles para distraerse en la ciudad frente a los altos costos que hay que pagar por comer o entretenerse en los establecimientos privados.

 

Pero ¿qué hay de los adultos mayores? Si bien pueden disfrutar de muestras de arte y alguna que otra actividad, es cierto que la mayoría de estas propuestas apuntan a un público jóven y no queda mucho para ellos.

 

La oferta musical es una de las principales trabas, muchos de ellos no son fanáticos del rock ni el pop.

 

No obstante, a propósito de los 100 años de la Orquesta Billo’s Caracas Boys, del recordado Billo Frometa, se dieron una serie de actividades pagas y gratuitas, impulsadas por la Alcaldía de Chacao, en donde las sonrisas de los viejitos estaban a la orden del día.

 

Trencitos improvisados, ruedas de bailes y mucha euforia fue lo que reinó en el concierto de la Big Band de Andy Durán junto a Memo Morales en la plaza Bolívar de Chacao, el pasado martes.

 

Pocas veces se tiene la oportunidad de ver a padres e hijos, abuelitos y nietos, bailando y cantando piezas que trascienden épocas y generaciones en un espacio al aire libre, en plena noche.

 

La alegría de la vejez fue la protagonista en una ciudad que fue construida por esas manos arrugadas ya por el tiempo y el trabajo.

 

Todavía hay momentos en los que Caracas parece permitir que se sueñe con una ciudad posible, con una ciudad menos fiera. Personalmente, sueño con una que me permita disfrutar de ella no sólo con mis amigos sino con mi sobrinita, mis papás y, en especial, con mis abuelos.

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