Mi última carta para ti

Por Mariana Zambrano 

@zam_mariana

 

 

 

Te sorprenderá recibir esta carta de mi parte. Ni yo puedo explicar con certeza por qué he tenido el valor de escribirla, pero así ha sido. Tranquilo, no pienso quitarte mucho tiempo. Por favor continúa leyendo.

 

Hace tanto tiempo que no nos vemos y, aunque no me lo preguntes, quiero que sepas que estoy bien.

 

Varios meses atrás, cuando ya lo nuestra había terminado y prometimos buscarnos en otros, te vi con una chica realmente increíble. No puedo explicar a ciencia cierta todos los sentimientos que se encontraron y lucharon dentro de mí, pero mantuve la calma y seguí viéndolos. Tu nuevo amor te agarraba del brazo y te hablaba haciendo muchos gestos con su rostro, totalmente encantadora. Ambos parecían dos niños confidentes de las travesuras del otro.

 

Mantuve el paso para seguir observándolos a buena distancia. En un momento comenzaste a hablarle a tu novia y ella no paraba de reír. En ese momento recordé lo chistosos que puedes llegar a ser. Parece una ironía decir que aquello que causa felicidad en los demás, destruye los corazones más débiles de los ignorados. Evité ponerme a llorar en frente de todas aquellas personas que, además de mí, los observábamos con una envidia evidente.

 

 “Un amor tan perfecto no puede ser real”, pensé. Y como este tipo de ideas, miles más se agruparon en mi mente dejándome indefensa de nuevo. Pero aquello no fue el fin de nada.

 

Ustedes, por el contrario, seguían caminando como dos viejos amigos que se han encontrado de forma casual en esta gran avenida del mundo a la que llamamos vida.

 

Intenté recordar qué fue lo que nos separó y las respuestas vinieron a mí de formas inmediata: la falta de libertad y confianza en el otro. El punto de estas letras no es para cuestionarte alguna cosa del pasado, sino para decirte que tenías razón. Tú y yo no estábamos destinados a seguir un amor que se venció sin aviso. “Cuando amas a alguien solo quieres su bienestar”, he escuchado decir miles de veces. Pero tú y yo no podíamos serlo si seguíamos juntos, porque el principio del amor es la libertad. Ya lo he entendido. Mi querido amigo, te agradezco por haberme dado la libertad de encontrarme en otro. Sé que también has hallado la misma oportunidad y, por lo tanto, quiero tomarme el atrevimiento de aconsejarte que no la pierdas. Tus ojos tienen ahora un brillo único, una luz que nunca se mostró mientras estuviste junto a mí.

 

Te sigue recordando con afecto…

Tu primer amor.

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