El poder del más fuerte
“Constante y perpetua voluntad de dar a cada quien lo suyo” Justicia – Ulpiano
Es Venezuela el país de las sorpresas, de lo posible y hasta de lo increíble. Semana tras semana luchamos por demostrarle al mundo cuan avanzados estamos en destrucción de justicia, inseguridad jurídica, política y social, en desabastecimiento y, hasta en las cifras de muertes violentas. Al parecer tener sólo tres ciudades en el listado de las más violentas del mundo en 2015 no nos fue suficiente y luchamos por tener muchas más.
El sistema político viene debilitándose desde hace muchos años y su punto de quiebre se agrandó en el año 2013 con la muerte del presidente Hugo Chávez -muerte que aún no se ha aclarado- y se ha intensificado con el mandato o desmandato de Nicolás. Desde que éste señor está a cargo de su mejor papel en su carrera de actor, ha logrado terminar de desenmascarar lo poco cubierto que quedaba el régimen y en su afán por sostener lo insostenible ha agotado todas las instancias posibles para continuar dando zarpazos y haciendo daño.
Mucho es lo que se ha sabido del régimen. Varios personeros del oficialismo han dado ya sus declaraciones absurdas intentando salvar un pellejo que tienen tan frito y podrido como todos los demás actores. Y, en esa búsqueda desesperada de acciones contra el único poder que hemos logrado recuperar devolviéndole, en poco más de cincuenta días su espíritu democrático e institucional, el régimen se afianza en un poder de mayor peso que aún tienen secuestrado: El tribunal supremo de justicia.
Primero, el TSJ dicta una sentencia en contra de los diputados electos por el estado Amazonas (tres de oposición y uno oficialista, por aquello de representación de las minorías) donde, en principio, desde nuestra perspectiva, ha evidenciado la incompetencia del órgano electoral en sus ganas de hacer el mal, demeritando y ordenando eliminar todo el proceso de inscripción, elección y promulgación de los diputados del estado Amazonas con el simple fin de quitarle la mayoría parlamentaria obtenida por la oposición el 06 de diciembre. Ahora, el CNE hace lo que nadie esperaba, falla a favor de la verdad y pide al TSJ que se declare “sin lugar” las impugnaciones.
La aberración siguiente fue, haber dado un lapso de estudio del Decreto de Emergencia Económica de ocho días, aprobado por la titular del máximo tribunal del país en la entrega de la memoria y cuenta de Nicolás ante el Parlamento y luego, sentenciar que el decreto está vigente -habiendo no sido aprobado por el Parlamento- desde el momento de la aprobación del presidente de la República puesto que el órgano legislativo había actuado a destiempo por ser el lapso de tres días y no ocho.
Lo nuevo, es que la Sala Constitucional del absurdo TSJ, sentencia nuevamente en contra de la AN estableciendo unos parámetros que limitan sus facultades y dándole a la institución de la Vicepresidencia de la República la facultad de evaluar si es prudente o no las citaciones que haga el Parlamento a cualquiera de sus ministros. Además negándole la facultad de remoción o nombramiento de los Magistrados del TSJ.
¿Sorprendidos? Ridículo sería responder en positivo. Esta es una nueva artimaña del régimen. Están gastando la poca pólvora que les queda en el cañón para hacer perder tiempo a la oposición y a las acciones que se tomarán desde el Parlamento. Lo que sí, es que astutos tampoco hemos sido porque, desde la primera sentencia ya deberíamos tener claro que ese sería su punta de lanza para el ataque y que debíamos estar preparados y tener respuestas de acción ante sus aberraciones.
El juego sigue siendo el mismo, al estilo de Trasímaco, la justicia estará en las manos del más fuerte o, en este caso, del más astuto. Tenemos hasta ahora un contrapeso que no nos hemos quitado de encima. Tuvimos dos meses con las bases inactivas porque al parecer solo sirve mantenerlas cuando hay elecciones y, ahora buscamos reactivarlas algunos para el revocatorio, otros para la enmienda y otros promoviendo la renuncia. Ganaremos la lucha de las propuestas cuando entendamos que los tres mecanismos son pacíficos, democráticos, constitucionales y concurrentes, es decir, que pueden llevarse a cabo de manera simultánea.
Ojalá luchemos por mantener el Parlamento y sus funciones constitucionales desde ahora y durante todo su período pues, que el desabastecimiento también cubra nuestras ideas y los mecanismos de defensa, es algo que la ciudadanía no nos va a perdonar.
«Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz».
San Juan Pablo II
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