Es diferente saber recibir que abusar
En la actualidad estoy trabajando el merecimiento, siempre me ha costado y aún me cuesta recibir, y, en el programa de Armonía Financiera que estoy realizando y con el apoyo de seres queridos estoy en ese proceso entendiendo que el recibir no es quitar como creo que lo asocio, sino más bien representa un elemento fundamental del círculo de la prosperidad que impacta en positivo tanto al que recibe como al que da, potenciando la abundancia.
Para entender esto debemos estar convencidos que la prosperidad no se basa en la acumulación de riquezas, se basa en el disfrute y no en la posesión como lo señaló Aristóteles, y, en este disfrute como todo en la vida, debe ser compartido para que se expanda. A mi me resulta fácil dar pero, si solo me concentro en eso daño el círculo de la prosperidad y, siento que lo estoy logrando porque cada vez más me sorprendo a mí misma en la disposición de aceptar, estoy gradualmente entrando en el círculo; entiendo que el dar es un nutriente y el recibir también es parte integral del abono para la cosecha de la abundancia.
Ahora bien, una cosa es aprender a recibir y otra es abusar; les doy un ejemplo. Fui a la playa con una amiga y nos llevamos la comida de modo que no incurrir en gastos innecesarios, de pronto se nos acerca un joven vendiendo limones y le dijimos que gracias pero no queríamos, él nos dijo que tenía hambre y mi amiga le obsequió un generoso trozo de torta de chocolate que les comento estaba deliciosa y él se fue muy contento comiéndosela; unos instantes después iba caminando con una arepa que otra persona le había obsequiado y regresó a nosotras para pedirnos más torta… mi amiga le dio un vaso de jugo de naranja y le dijo que esperara un poco para hacer estómago y en un rato le daba más torta porque tenía miedo que le pudiera caer mal. Al cabo de un rato volvió a venir y pidió otra vez torta alegando que ya se iba por lo que otra vez le entregamos un buen trozo de torta… Rato después lo vimos pidiéndole a otras personas y nos engrinchamos ante la posibilidad que nos hubiese mentido y viniera a pedir más y no porque pidiera sino por el abuso que es lo que ya estábamos sintiendo en ese momento.
Aquí aplica el principio de los excesos, Demasiado de algo bueno es malo. Es muy fácil tomar ventaja de la buena voluntad de los demás, pero no es conveniente, el abuso no es prosperidad, es dependencia y esta diferencia debe entenderse, ningún extremo es bueno.
“Lo que se recibe se recibe al modo del recipiente”. Santo Tomas de Aquino
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