Los héroes somos nosotros

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Hace algunos días, me enviaron un video en el cual se criticaba ampliamente a la naturaleza humana y a su indiferencia. En este se podían observar varios casos de la vida cotidiana en los cuales la violencia predomina. Llamó mucho mi atención una parte en la cual reseñan el maltrato a los animales; allí colocaron imágenes espeluznantes de animales siendo despellejados y gritando de dolor. Esto causo un impacto irremediable en mí; lloré por varias horas y estuve el resto del día con nauseas y sintiéndome verdaderamente mal.

Posteriormente, el sábado me levanté y revisé el Instagram para entretenerme un rato. Cuál es mi sorpresa al encontrar una foto de una perra lanzada desde un piso alto de un edificio, a la cual le tomaron fotos en el suelo para criticar la naturaleza humana nuevamente. “Venezuela se pudrió como sociedad” rezaban muchos de los comentarios de los seguidores de esa cuenta; una fundación para el rescate de animales abandonados.

Entre las personas de mi Whatsapp, tengo una o dos amigas que se encargan todo el día de mandar informaciones relativas a la situación política del país y otras más “de interés general”. Después de un irónico mensaje a primera hora de la mañana, que por lo general comienza con un “Feliz Día. Que Dios te acompañe en esta magnífica jornada”, empieza el bombardeo de titulares como “asesinado en su casa de 5 puñaladas”, “insecto carnívoro come carne humana, cuidado” y todos los horrores mundiales que suceden; terremotos, violaciones, bombardeos, etc.

Algunos de los lectores dirán “Bueno, pero es que hay que estar informados de todo”, cosa de la cual difiero un poco. Es alarmante como cada día son mayores los casos de cáncer y enfermedades mentales en el mundo. ¿A qué se debe? Algunos especialistas dicen que el cáncer está ligado al resentimiento que nos carcome el cuerpo, entonces ¿Qué causa más resentimiento que ver las injusticias en el mundo y no poder hacer nada por ellas?

Rara vez recibo mensajes positivos; ¿Dónde están los ganadores deportivos del día? ¿Dónde están los concursos de música que se están haciendo? ¿Qué exhibiciones de percusión realizaron? ¿Cuántos talleres de ilustración para formar niños se están movilizando? ¿Cuántos perros están siendo rescatados a diario por personas de buen corazón?, ninguna de estas informaciones me llega de la forma tan constante como sí lo hacen las otras.

En un libro leí una vez que una emisora de radio estadounidense se dedicó exclusivamente a dar las buenas noticias. Al cabo de unos meses, quebró. Sin embargo, podemos ver canales como Investigation Discovery, (que transmite policiales, crímenes, asaltos, etc) el cual han tenido un éxito rotundo.  Ahora bien ¿Si nuestra mente se supone que atrae lo que piensa, no estamos llamando constantemente estas situaciones al estar inmersos en esta clase de noticias?

Es necesario hacer un equilibrio. En tiempos de nuestros padres y abuelos los problemas inherentes a ellos eran los de su país, o si acaso los vecinos. En ocasiones llegaban noticias a través de los periódicos sobre las guerras en otros lugares o las decisiones de presidentes extranjeros que afectarían directamente a Venezuela.  Sin embargo, actualmente nos enteramos de todo lo malo ocurrido en todo el mundo. Provoca suicidarse al final del día.

El mundo no es tan feo como lo pintan. Existen personas que se dedican a hacer el bien a diario, incluso en “sociedades tan podridas” como la venezolana. Profesores a los que les pagan una miseria pero dan lo mejor de ellos con sus estudiantes para que salgan a flote, rescatistas de perros que se arriesgan a no comer ellos por salvar sus vidas, niños de origen humilde que logran superarse ampliamente, gente discapacitada que logra cosas asombrosas, conductores que aún dan el paso a los adultos mayores, personas que se detienen a ayudar a otras a pesar de todos los riesgos existentes, hombres y mujeres cordiales que no salen reseñadas en las noticias y son los que aún mantienen la esperanza en esta situación.

Probablemente nuestro país tiene, en efecto, grandes problemas sociales generados por todas las malas administraciones del pasado. Pero nada estamos haciendo al bombardearnos entre todos por las redes sociales con las discusiones políticas diarias que no resuelven nada, con animales torturados, horrores de guerras extranjeras y casos cada vez más sangrientos. Así como un ser humano con problemas mentales se puede curar a través del arte, el deporte, la música y la pasión en general hacia algo, así podríamos ir tratando de solventar por nuestra cuenta los problemas sociales de nuestro país.

Lo que sucede es que estamos demasiado inmersos en la discusión, como si fuera uno de los capítulos de la vecindad de Chavo del ocho. Y no nos hemos detenido  a pensar ¿Qué puedo hacer yo como persona para arreglar socialmente la situación de mi país? No nos creemos necesarios, pensamos que huyendo de todo las cosas quedaran a cargo de “personas mejores” y en realidad, los héroes somos nosotros.  

Paola Sandoval
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