La tragedia de enfermarse en Venezuela

Todos conocemos que en Venezuela ocurre una crisis, miles de personas están comiendo una vez al día, otros miles no pueden enviar a sus hijos a la escuela porque no tienen cómo; lo cierto es que mientras la atención se proyecta a las protestas la vida en Venezuela continua, prosigue mientras la crisis se agrava y todos deseamos no caer en las garras de alguna enfermedad crónica o grave.

Es triste leer en los periódicos cuando ocurren tragedias, cuando vemos titulares sobre la crisis humanitaria, cuando vemos los índices de desnutrición, cuando vemos en la esquina una familia comiendo de la basura, o incluso cuando vemos a una anciana preguntar en una farmacia por un medicamento que no hay; todos los días lo vemos, todos los días lo vivimos, es difícil, pero nada más difícil que vivirlo de cerca o que ver a un familiar padecerlo.

La proeza de conseguir medicamentos

Convite Asociación Civil indicó que en el 2017 la escasez de medicamentos para la diabetes ha llegado a un 100%, los antihipertensivos llegaron a una falta del 98% y 99%, también hay fallas en la distribución de medicinas para los enfermos con VIH, cáncer, enfermedades psiquiátricas y otras patologías crónicas. Podemos ver con gran preocupación la falta de inmunosupresores, los cuales son medicados de por vida a pacientes que han recibido un trasplante y evitan que el cuerpo rechacé el órgano donado.

Otro punto preocupante es la falta de antibióticos, lo cual podría ser perjudicial en caso de alguna enfermedad infecciosa, de las cuales los síntomas pueden empeorar cuando no se sigue el tratamiento indicado.

Para poder conseguir estos medicamentos en muchas ocasiones se requiere adquirir los fármacos importados, cuyos precios pueden ser muy elevados; una caja de pastillas para la tensión puede llegar a costar el sueldo mínimo base de un mes, entre 40 mil y 80 mil bs. ¿Cómo hace la persona que medianamente tiene para comer?, ¿los ancianos que viven exclusivamente de la pensión? Esta es una de las razones por las que hemos visto un aumento de personas mendigando en las calles y en medios de transporte público.

Hospitales trabajan como pueden

Otro gran problema es la situación que tienen muchos hospitales en el país, un problema presente por años pero que en los últimos meses se han visto empeorar progresivamente.

Una persona que necesita ser operada con urgencia debe hacer una larga fila, rezándole a todas las deidades no morir antes de llegar al quirófano, independientemente si se trata de un herido de bala, un caso de apendicitis o una infección grave esperando por amputación. Todos deben aguardar por los pocos quirófanos disponibles.

Algunos arriesgados no pueden quedarse con los brazos cruzados esperando a ser atendidos, deben “roletear” al paciente por varios centros hospitalarios esperando ser auxiliados en alguno de ellos, luchando contra el reloj en una situación que no puede esperar.

En caso de operación, los familiares deben comprar todos los implementos necesarios para realizar el procedimiento: algodón, guantes, medicamentos, ya que los hospitales carecen de dichos insumos. Luego la lucha es conseguir una cama para recuperarse, además que los servicios de comida ya son un mito entre los centros de salud.

Ante un caso de deshidratación grave no hay suero fisiológico para colocar vía intravenosa, tampoco hay reactivos para realizar exámenes de sangre, orina o heces; además, si sufres de cáncer las máquinas de radio terapia funcionan a duras penas. Nada más desesperante que ver a un familiar en una situación bastante grave de salud y no poder encontrar los medicamentos, o que si los encuentras no puedas pagarlos; realidad que deben padecer miles de personas en Venezuela

Los médicos también protestan

En múltiples ocasiones los doctores y enfermeros han salido a las calles a protestar por las condiciones de los centros hospitalarios, siendo uno de los más recurrentes el Hospital JM de los Ríos el cual se ubica en Caracas  y está dedicado a niños. En este centro han muerto 3 niños por contaminación en la sección de  Nefrología  del hospital, varios siguen en un grave estado de salud.

Un informe de la Universidad Simón Bolívar  reveló que en 30 años el hospital de niños J. M. de los Ríos pasó de tener de 100.000 a 3.800 ingresos hospitalarios. Las cirugías descendieron de 4.500 anuales a 2.500, y la mortalidad, que se mantenía en 3,7% de los ingresos, aumentó a 4,5% en 2014. De una capacidad para 420 camas, solo entre 130 y 160 están operativas.

El  lunes 23 de mayo cientos de médicos salieron a las calles para protestar sobre esta situación, una realidad que no discrimina preferencias políticas, pero en su trayecto al Ministerio de Salud fueron reprimidos por la GNB.

¡Sólo nos queda afrontar la situación!

Diversas ONG’s y venezolanos dispersos por el mundo se han dado la labor de enviar insumos médicos al país por su propia cuenta, con todo y los riesgos que conlleva realizar los envíos, ya sea con el objetivo de donarlo a personas que lo necesiten o para familiares que se encuentren en el país.

También otro tipo de fundaciones como “Dr. Sonrisas”  y “Dr. Yaso” buscan aliviar el tenso ambiente que se vive en los Hospitales, una tristeza que puede afectar incluso a los doctores y enfermeros que deben ver la crisis por la que atraviesan dichos lugares.

La crisis hospitalaria sigue siendo una pesadilla para millones de venezolanos, una situación imposible de ocultar porque en cualquier momento nos puede tocar vivirla de primera mano, ya sea por un amigo, un familiar o incluso nosotros mismos, es por ello que nunca está de más denunciar y recordar que esto ocurre; no se detiene, es un dolor de cabeza permanente que nos hace pensar… ¿hasta cuándo vamos a tener que soportar está precaria calidad de vida?

Ana Daniela Valero
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