Nunca tendremos alzheimer en Venezuela
Leyendo en estos días una revista de salud me encontré con que uno de los consejos que actualmente dan los médicos para la prevención del Alzheimer consiste en hacer las cosas de forma diferente todo el tiempo. De acuerdo a esta teoría, el cerebro no repetirá patrones fijos y por lo tanto permanecerá joven y renovado constantemente. En función de esto, pensé en mi madre, la cual ya está en la tercera edad, y como todo adulto mayor, esta preocupación le cruza por la cabeza. Sin embargo, yo le respondí que no había nada de qué preocuparse, puesto que en Venezuela hay un gran control del Alzheimer, gracias al socialismo. ¿De qué se trata todo esto? Veamos algunas actividades a continuación.
Bañarse: ducharse rutinariamente en la regadera es algo que pocos venezolanos hacen actualmente. Ingresar con la misma pierna a la ducha día tras día, abrir la llave con la misma mano y pasarse la misma pastilla de jabón en los mismos lugares es una situación que pertenece al mundo onírico en este país. Para hacer que la población no sufra de Alzheimer, nuestros gobernantes han hecho que un día nos lavemos nada más las partes pudendas con perolita, otros día tengamos que calentar agua en una olla para lavar los cabellos al mejor estilo del Manual del Carreño y otro día simplemente pasarnos un paño con alcohol. La rutina de la ducha está destinada nada más a dos o tres días a la semana. A todo esto se suma la dificultad para conseguir jabón, shampoo y productos de higiene en general. Todo un logro para la prevención de esta terrible enfermedad.
Manejar el carro: si aún tienes la fortuna de manejar tu carro porque no está parado a falta de repuestos, serás uno de los conductores que está haciendo mucho por su salud cerebral. El solo hecho de memorizar cada uno de los huecos que tienes que esquivar para poder llegar a tu destino, ya es un gran logro. Sin embargo, esto no se queda aquí, puesto que diariamente se abren nuevos, así que vendría siendo el equivalente a una extensa práctica pianística en la cual día tras día vas agregando más cosas a la pieza. Por si fuera poco, hay varios niveles; puedes ejercitarte levemente en calles como las de La California, Los Cortijos o Altamira, pero si quieres un entrenamiento extremo, puedes ir a manejar a las calles del Centro de Caracas, en donde te sentirás como en un auténtico videojuego. Hay para todos los gustos.
Trabajar: tanto si eres una persona que trabaja en oficina o desde su casa, estás haciendo algo por tu plasticidad cerebral que en otros países no se puede lograr. Primero, para llegar a la oficina hay que sortear cualquier cantidad de obstáculos, todos diferentes en cada jornada. Tienes que imaginarte a ti mismo como una pieza de tetris tratando de encajar en el vagón de metro todas las mañanas, por ejemplo. Del mismo modo, si trabajas desde tu casa, debes lidiar con los bajones de Internet y luz, para poder enviar los encargos a tiempo. No habrá un día en el que la rutina del trabajo te avasalle por aburrida, puesto que siempre habrá un nuevo reto socialista que afrontar.
Alimentar a los perros: si bien en otros países el hecho de alimentar a nuestros perros es una actividad completamente sosa, en Venezuela no. Si piensas que vas a colocar las secas pepas de Pro Plan en el plato de tu mejor amigo e irte rápidamente, te equivocas. Deberás ir a buscar en medio de la anárquica ciudad los rollos de pollo congelado y las bolsas de arroz picado. De igual forma, deberás ampliar tu red de amigos y contactos para que te faciliten un poco de conchas de vegetales, así como papel periódico. A continuación, inventarás diversas formas de cocinar estos alimentos para que te puedan rendir la mayor cantidad de tiempo posible. En este fino arte, no hay posibilidades para el letargo, puesto que todos los días se presentará un nuevo reto; o no hay suficiente arroz, o no llegaron los rollos o no te alcanza la plata, teniendo que buscar nuevas alternativas, por la subida inclemente de los precios.
Desayunar y cenar: los tiempos en los que el desayuno y la cena estaban signados por la rutina, se terminaron. Comprar un pan canilla, queso, jamón y mantequilla es un auténtico lujo asiático, que solo algunos pueden darse en la actualidad. Por ello, una de las formas en las que podrás prevenir el Alzheimer en Venezuela es ingeniándotelas para poder desayunar y cenar sin perder toda tu vida en ello. Un día cocinando unas yucas, otros día un plátano y otro día simplemente destinarlo al ayuno, (y así cumples también con la Sagrada Palabra para que tu alma esté en paz).
Salir al mercado: atrás quedaron los tiempos en los que ir al mercado era un acto rutinario y completamente soporífero. Eso de trasladarse con el carrito metálico en las frías paredes de un Excelsior Gamma, mientras metías los productos que necesitabas, ha quedado en el pasado. ¡Ahora, nuestros gobernantes socialistas quieren que te diviertas y amplíes la neuroplasticidad de tu cerebro al máximo! Para ello, deberás trasladarte por miles de puntos a lo largo de una ciudad laberíntica para poder hacer colas interminables y conseguir solamente lo básico. Además, durante las colas podrás hablar con diferentes personas, intercambiar puntos de vista y ampliar al máximo tu capacidad verbal y tus cualidades sociales.
Hacer trámites en general: las diligencias en Venezuela, están diseñadas en su mayoría para hacer que nunca, NUNCA, sufras de Alzheimer. Primero haces la típica pregunta a un tercero: “Hey, y ¿Cómo te sacaste tal papel?” y este te responde “Nada, fui para tal parte e hice el paso 1, 2 y 3”. Hasta ahí quedaría la conversación en cualquier otro país. Sin embargo, como ya tú sabes en dónde estás, haces la misma pregunta a 5 personas más, y todas te responden procesos diferentes. Desde el más legal hasta el más mafioso. Terminas por hacer una combinación de todos y sacas el tuyo propio, para cuando alguien más te pregunte. Y así, los venezolanos van divirtiéndose a la hora de hacer trámites, nadando en la incertidumbre.
Esto es solo la punta del iceberg de todas las cosas que el socialismo ha traído para prevenir el Alzheimer y cualquier enfermedad neurodegenerativa que se desarrolle a causa de una vida demasiado adormecedora. Por ello, los médicos deben sentirse orgullosos de que en este país se lucha diariamente para poder tener un cerebro joven y saludable… ¡Nunca tendremos Alzheimer en Venezuela!
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