Los antiguos problemas

El 5 de Enero de 1824, la Municipalidad de Caracas publicó en la prensa una comunicación llamando a un gran foro urbano. Buscaba éste, -por medio de la decencia y de la razón que siempre instruye con afabilidad y compostura.- que la población se involucrara en los temas de importancia, censurando ciertas medidas administrativas.

Alegaba la Municipalidad que: -Se hará honor en alterar, revocar o corregir suya que presente por la imprenta errores demostrados.- A lo que luego agrega: -La falta de conocimientos no es un vicio, pero el insensato orgullo de querer saberlo todo y sostener yerros o abusos porque una Corporación los acordó es un ataque a los intereses del pueblo.-

Por eso invitó a la gente a aportar ideas para tratar las materias de la mayor importancia al bien general que procedió a enumerar.

Primero: Sobre el abasto de carne y los medios de proveer al pueblo de este alimento de primera necesidad sin atacar la propiedad de los ciudadanos y evitando el monopolio que enriquece a pocos a costa de todo el vecindario.

Segundo: Sobre el método de mejorar las aguas del consumo interior, haciéndolas mas abundantes y saludables, de impedir el tráfico fraudulento que se hace de este ramo y de formar con sus productos una de las rentas más pingües del tesoro de propios. 

Tercero: Sobre los arbitrios que puedan tomarse para establecer el alumbrado de la ciudad con menos gravamen del pueblo y de una manera indefectible y permanente. 

Cuarto: Sobre el establecimiento de serenos cuando menos en lugares que comprenden las casas de mayor interés.

Quinto: Sobre la nominación y numeración de las calles y casas de la ciudad bajo un método fijo, fácil e inteligible.

Sexto: Sobre la demarcación de la ciudad en pequeños departamentos o cuarteles que faciliten el mejor orden de la policía.

Séptimo: Sobre los medios que puedan adoptarse para construir una cárcel pública donde los presos estén más seguros y la humanidad no gima presentando espectáculos horrorosos que contradicen los principios fundamentales de la República. 

Octavo: Sobre escoger arbitrios que aumenten los fondos de propios cuyos productos sean suficientes, no sólo a cubrir sus cargas actuales, sino para destinarlos a establecimientos útiles, benéficos y decorosos. 

Los ocho puntos anteriores conformaban un plan estratégico, bien pensado y estructurado, con el propósito de poder solventar los problemas principales que afectaban a la población en esos remotos tiempos.

Éste se preocupaba primero que nada en un tema fundamental,   garantizar el suministro de carne para proveer a la población de un alimento de primera necesidad, siempre que las sugerencias no ataquen la propiedad de los ciudadanos y se evitando el monopolio que generen ganancias una persona a costa de toda la municipalidad.

Presta especial atención algunos de sumo interés como lo son: buscar un método para mejorar las aguas de consumo interior para hacerlas más abundantes y saludables; así como también establecer un sistema de alumbrado, que de modo económico sea efectivo y permanente; así como fundar un código de nominación y numeración de las calles y casas de la ciudad bajo un método fijo, fácil e inteligible.

Menciona un problema serio, la necesidad de dividir la ciudad en una serie de pequeños departamentos a los que se les asigne con cuarteles que faciliten el orden y acción de la policía. También sobre los medios que pueda adoptar la ciudad con el objetivo de construir una cárcel pública, donde los presos sean confinados de manera segura, sin que representen un peligro para la sociedad y respetando sus derechos que como persona les garantizan los principios fundamentales de la República.

A tratar todos estos temas expuestos en la citada comunicación invitaba la Municipalidad de Caracas. Todo con el objetivo de convocar a un gran foro urbano, que  -por medio de la decencia y de la razón que siempre instruye con afabilidad y compostura.- procedieran a crear un abierto debate sobre los asuntos que inquietaban la mente de los habitantes. Invitaban a participar en el proceso de concepción de ideas, en aras de colaborar con la administración en la tarea de crear leyes, contribuyendo a que éstos se involucraran en el proceso de elaborar medidas en la promulgación de los decretos.  

Entendían las autoridades que la falta de sapiencias sobre determinados temas no constituía un vicio, que más bien aquello era un hecho digno de convocar a los ciudadanos a participar, tal como lo instituían los principios fundamentales de la República, en la función de  apelar a las mentes cultivadas del territorio para que éstas formaran parte de tan digna labor, siempre orientada a facilitar una mejor calidad de vida de los habitantes. Al mismo tiempo resaltando una cosa que no debe ser olvidada: –El insensato orgullo de querer saberlo todo y sostener yerros o abusos porque una Corporación los acordó es un ataque a los intereses del pueblo.-

El octavo, y último aparte del documento, determina la clave para lograr un engranaje económico capaz de mover un aparato, una institución, cuyo producto sea suficiente, no solo para cubrir su carga, sino para canalizarlo en vías de establecimientos -útiles, benéficos y decorosos.-

Aquellos eran los problemas de la Caracas de esa época, aunque resulta curioso que lo sigan siendo hoy día.

Jimeno Hernández
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