Añez, Arce o Mesa

Conocidos los candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia, señalo la imagen que reflejan tres binomios: 1) Jeanine Añez es valiente, pero no hace soñar; 2) Luis Arce es candidato a la Presidencia, pero no es líder ni siquiera de su partido (MAS); 3) Carlos Mesa es un postulante ilustrado, pero pusilánime.

¿Qué hay de los vicepresidenciables? 1) David Choquehuanca es indígena y se apoca ante los no indígenas; 2) Samuel Doria Medina tiene mucho dinero, mas pocos votos; 3) Gustavo Pedraza es un gran académico, mas es igual de pusilánime.

Me fijo en estos binomios porque considero que uno de ellos gobernará Bolivia después de las elecciones nacionales (segunda vuelta), salvo que haya un tsunami político que cambie las tendencias. En suma, el nuevo Presidente será o Añez o Arce o Mesa (el orden no es preferencial ni de tendencia ni de importancia, sólo alfabético).

Añez llegó a la Presidencia por “medio de armas ajenas” y no “por armas propias” (en términos de Maquiavelo), más “por la fortuna que por virtud propia”. Ella no mostró dotes de líder a lo largo de su carrera política, la varita mágica de la banda presidencial fue la que cambió la percepción de una parte del electorado respecto a ella. Es decir, no cambió tanto ella, sino la mirada de la gente que comenzó a verla como candidata.

Hasta la fecha sólo demostró que puede ser Presidenta, pero no dirigir el cambio que exige una mayoría de los electores. Demostró ser valiente y decidida el día que tradujo en realidad la frase: “Mujer cobarde no entra a Palacio”, pero no hace soñar. Aunque ya tiene un recorrido de casi 14 años en la política, parece nueva porque no era muy conocida en la élite política.

Sin embargo, Añez envejece 30 años en política por su acompañante, Samuel Doria Medina, un político bueno para “hacer dinero” y malo para hacer política (no porque hizo maldades, sino porque no ganó una sola elección en casi tres décadas de competencia). Su presencia en la dupla de Juntos lo sorprendió a él mismo, a tal punto que se desdijo de dos opiniones contrarias a la postulación de Añez.

Doria Medina tiene mucho dinero, pero pocos votos. Entonces, ¿cuál será su aporte al binomio? Probablemente, sus conocimientos en economía.

Si fuese así, quien tiene mejor cartel en economía es Luis Arce porque, desde hace una década es considerado por sus partidarios como el artífice del “milagro económico boliviano”.

Sin embargo, Arce no demuestra hasta ahora ser un líder, sino sólo un candidato elegido por su líder, Evo Morales. No traza un nuevo rumbo, sino más masismo (corrupción, despilfarro, elefantes blancos), no motiva, no inspira, sólo genera recuerdos y la política es futuro. Los electores que opten por el MAS, no votarán por él, sino por Morales.

Algo similar pasa con su compañero David Choquehuanca que, aunque aparezca junto a Arce, se muestra lejano. Es más, se apoca ante los no indígenas (aunque éstos sean “blancos buenos”). Su mayor virtud para el MAS es su origen étnico y no un valor cultivado por él mismo. Entonces, ¿por qué una persona tendría que votar por este candidato?, ¿sólo porque es indígena?

Pienso que en el pasado lejano, era líder. El agujero negro del poder se lo tragó en 14 años. Debe ser triste ser candidato y saber que no votan por vos, sino por otro de tu partido.

El más ilustrado de los candidatos es Carlos Mesa, pero a la vez es el más pusilánime. Da la impresión de que fue obligado a postular a la Presidencia a tal extremo  que le da flojera hacer campaña. A ratos es tan abúlico que es como si esperara que otros hagan girar el mundo y el sol a su alrededor.

Es el historiador que vio pasar la historia delante de sus narices en dos ocasiones: 1) en octubre de 2003, cuando tenía el 80% de popularidad y pudo cambiar el país, y no lo hizo; y 2) en octubre y noviembre de 2019, cuando pudo liderar las movilizaciones contra la tiranía y no lo hizo. Si esta vez más deja pasar la historia, se quedará como escritor y no como protagonista de ella.

Gustavo Pedraza es un académico de fuste, pero no seduce, no se esfuerza por adherir a las masas a su visión, a sus ideas; y la política, si bien se hace con la cabeza, como diría el pensador Max Weber, también se hace con el corazón.

Hay otras opciones electorales más, me ocuparé de ellas en otras columnas.

Crédito: Página Siete

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