Adalberto ya no es el que “flinchy”
Adalberto Peñaranda ya tiene 23 años, lo que pareciera ser una corta edad para ser jugador de fútbol, no lo es para el merideño que desde que tenía 18 años ya estaba dando vueltas por el viejo continente.
Peñaranda es un delantero centro con infinitas cualidades técnicas que las explota gracias a su desparpajo e irreverencia. Es rápido de cuerpo y mente, lee el fútbol de una manera eficiente, se atreve, busca los espacios y siempre tira el carro para adelante. Es de ese tipo de jugadores que destellan 3 o 4 veces por partido solamente, pero que generan mucho peligro y arrastra marcas. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro puro.
Nos llenó los ojos de calidad y los corazones de ilusión cuando nos representó en el campeonato mundial sub 20 Corea 2017. Muy bien acompañado por los Fariñez, Yangel, Soteldo, Sosa; Hurtado y Córdova -entre otros-, esos vinotintos llegaron a la instancia máxima del campeonato, apenas perdiendo por la mínima ante Inglaterra en una cerrada final, pero mostrando un fútbol dinámico, atrevido y muy ordenado. Peñaranda, sin ser capitán, arengó con su actitud durante todo el campeonato. Su lenguaje corporal mostraba una actitud pocas veces vista en un futbolista criollo, celebraciones y declaraciones muy efusivas, recaditos a los rivales, etc. Precisamente fue en esta competición donde inmortalizó su frase “Somos los que flinchy”, lo que significa algo así como “somos los mejores”, en tono amenazador hacia los rivales. En esa disputada final, Peñaranda falló un penalty.
La vitrina de ese campeonato mundial le sirvió a esa camada de jugadores para despertar el interés de ojeadores y agentes, hoy por hoy casi todos juegan en el extranjero, algunos con mayor protagonismo y estabilidad que otros.
En apenas 5 años Adalberto ha pasado por 6 equipos en 6 países, Venezuela, Italia, España, Inglaterra, Bélgica y por último Turquía, demasiado cambio e inestabilidad para intentar asentarse y mostrar su fútbol. Culturas, idiomas y estilos cambian en cada competición, que terminan afectando el rendimiento de los atletas. Ahora bien, el desempeño de Peñaranda ha sido muy por debajo de su potencial y de lo esperado, pero la causa no ha sido los múltiples cambios de aire. El merideño es indisciplinado y tiene problemas de conducta, punto.
Peñaranda ha sido mas noticia por sus actividades fuera de la cancha que por sus goles y jugadas. La última desventura fue un video filtrado de sus redes sociales donde se le veía en una especia de fiesta sexual colectiva, apenas días después de terminar la temporada europea. Esto pareciera que rebasó la paciencia de los directivos del Watford, dueños de su ficha, que terminaron por cederlo en calidad de préstamo al modesto conjunto del Yeni Malatyaspor, que permanecerá en la primera categoría turca gracias a una decisión interna donde suspendieron los descensos debido a la particularidad de esta temporada.
Hoy Peñaranda vale un 25% de lo que valía en 2016, de acuerdo al portal transfermarkt.es, pareciera que está tocando fondo y que se está montando en un último tren. Será clave para el venezolano rodearse de buenos asesores que lo guíen para volver a su mejor versión y retornar al fútbol de primer nivel, pensando también en su contribución a nuestra Vinotinto absoluta. Venezuela necesita de su talento y frescura en el clasificatorio del mundial Catar 2022. Esperemos que tome conciencia.
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