¿Sabes que es la distancia compasiva?

Y allí estás, escuchando ese problema que te cuentan y el dolor que siente la persona por estar atravesándolo, eres totalmente empático y capaz de ponerte en los zapatos del otro al punto que empiezas a sentir su dolor como propio y sufres, ¿el resultado? No puedes ayudarlo sino que te transformas en otra victima más.

La distancia compasiva es un recurso para compensar la empatía que permite  poner un filtro frente a esa sobrecarga emocional; una suerte de protección donde comprendemos la realidad del otro pero sin quedar inmersos en su sufrimiento.

Esta distancia no es una actitud fría, no implica desvincularse de la situación sino que representa un recurso para poder realmente apoyar a la otra persona y protegernos de las consecuencias de dejarnos llevar como el agotamiento emocional, dolor, quedar paralizados.

Imagina personas como médicos, psicólogos, enfermeros, trabajadores sociales que enfrentan día a día situaciones de alta carga emocional ¿Cómo podrían ayudar sin esta estrategia? De igual forma, aunque no desempeñes estas profesiones, es necesario que cuentes con las herramientas para poder establecer estos límites si realmente deseas poder ser de ayuda y no afectar tu bienestar y salud mental. Ten presente que solo si aprendemos a poner esta distancia es que podremos realmente ayudar dando lo mejor de nosotros mismos.

¿Cómo aplicar el distanciamiento compasivo?

  1. Comprende sin que las emociones te inunden: es como aplicar un filtro, entendiendo que esas emociones son propiedad de la otra persona y no tuyas. Recuerda que es muy fácil caer en ese hoyo por lo que debes realizar un esfuerzo consciente para no hacerlo.
  2. Aprende a regresar a tu estado emocional: comprender y ser compasivos nos permite trasladarnos al mundo del otro para poder luego regresar al nuestro. Puedes sentir su dolor pero no dejar que penetre tus propias emociones, no es tuyo, es del otro.
  3. Entiende que no eres el salvador: ese afán de salvar al otro es una carga muy pesada además de irreal; tu verdadero ros debe ser escuchar, abrazar, acompañar, asistir pero quien debe establecer las vías de salvación debe ser la persona que atraviese la situación. Libérate del afán del salvador porque no es posible.
  4. Establece límites: hay aspectos donde no puedes actuar o momentos donde tu sentir no te lo permite y es válido aprender a reconocer y aceptar tus límites para tu propio resguardo emocional. También es sano darse un descanso después de apoyar a otros, hacer ejercicio, comer chocolate o cualquier otra actividad que te haga sentir mejor.

Para poder ayudar a otros necesitamos objetividad, claridad mental y, evitar que una sobredosis emocional nos nuble y nos impida ser útiles de modo que en vez de apoyar terminemos en el mismo nivel de quien sufre.  Aprender a aplicar distanciamiento compasivo es un paso muy importante para poder ayudar a otros.

Liliana Castiglione
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