El Sexto Poder

Los medios de comunicación cumplen con una función fundamental en cualquier estado conformado, tienen un peso importante puesto que establecen el nexo entre los entes reguladores y la sociedad civil. Es por ello que a nivel internacional suelen recibir el nombre de “Cuarto Poder”, refiriéndose a que tienen una importancia similar a los tres poderes clásicos: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial. En Venezuela, con el anexo del Poder Ciudadano y el Poder Electoral, los medios de comunicación en masa son considerados “el Sexto Poder”.

Si bien es cierto que, en teoría, los medios y cada comunicólogo que trabaje para éstos, deben tener una serie de principios éticos y morales que permitan un manejo correcto de la información, basado en la objetividad y la veracidad; la realidad es que, en la práctica, esto ocurre de manera completamente diferente.

La “objetividad” desaparece desde el mismo momento en el cual se empieza a seleccionar la información y los hechos noticiosos, cuando se jerarquizan y se le da una importancia mayor a una noticia que a otra. Cubrir la muerte de un caraqueño y no la de un zuliano, por ejemplo, rompe con esos preceptos idealistas.

Los medios de comunicación al fin y al cabo son empresas, se manejan como herramientas para crear matrices de opinión que favorezcan los intereses de sectores específicos. Informan, muchas veces con la verdad incluso, pero manejan la información de maneras concretas para crear una visión de la realidad que no necesariamente tiene que ser la más cercana a lo verídico.

En Venezuela es perfectamente observable la línea que cada medio sostiene para darle manejo a sus informaciones. No solo es un tema de darle espacio solo a hechos convenientes, sino incluso el uso del lenguaje, estableciendo una lista de términos específicos para que el perceptor los acople a su vocabulario cotidiano.

Los periódicos y canales estatales emplean términos como “guarimberos”, “terroristas”, “derecha”, “golpistas”, “fascistas”, “vandalismo” y pare usted de contar para generar una matriz de opinión referente a las protestas. Por otra parte, los medios abiertamente opositores, suelen utilizar palabras como “represión”, “violencia”, “régimen”, “dictadura”, “escrache”, con el fin de darle un peso mayor a su discurso. Como resultado, es usual que las personas acoplen estos términos a su vocabulario de acuerdo con el medio del que consuman la información.

La manipulación mediática es algo común desde que los medios se industrializaron. Rápidamente cobraron un impacto increíble en la sociedad y varios procesos históricos en todo el mundo han estado completamente ligados a la participación de la comunicación social.

Herramienta de manipulación

Ubíquense en la Alemania Nazi durante la segunda guerra mundial. Goebbels había ayudado a Hitler a crear un sistema de control social mediante los medios de comunicación. Los discursos nazis calaban con fuerza en el pueblo alemán. Se comieron el cuento de que la raza aria era mítica y los judíos eran los enemigos. Cada noticia representaba al ejército alemán como heroico y al resto de Europa como los rivales que poco a poco eran sometidos. Por otra parte, algo similar sucedía con la nación del Tío Sam, los germanos representaban una amenaza con la que los héroes estadounidenses tenían que acabar.

Dos puntos de vista, dos maneras de ver el mismo hecho. Sin embargo, la versión de Estados Unidos era la correcta, ¿cierto? Los alemanes eran los villanos, ¿no? Pues, nadie puede justificar los actos despreciables y las masacres de Alemania. Sin embargo, ¿serían igualmente considerados malos de haber ganado la guerra? Los conflictos bélicos ganados por los norteamericanos en el medio oriente son una prueba perfecta de que es el ganador quien define los conceptos del bien y del mal, de lo correcto y de lo incorrecto. El perdedor simplemente pierde el derecho a contar su versión de los hechos. ¿Quién contará la historia de Venezuela dentro de 50 años?

Un poco alejados del ámbito bélico y sociopolítico, los medios conservan el mismo poder de impacto en la sociedad civil. Determinando qué es bueno y qué es malo. Durante inicios del siglo XX, la televisión, los periódicos y la radio se arrodillaron por completo ante las empresas. La manipulación de la información se hacía en pro del comercio, de la venta de productos sin importar lo perjudiciales que fuesen.

Los cigarrillos fueron promocionados como productos beneficiosos para la salud, los medios hicieron reportajes y propagaron noticias difundiendo sus propiedades positivas y proponiendo su consumo. De igual manera ocurrió con cientos de productos que acabaron con la vida de miles de personas por lo nocivos que eran.

El ejemplo perfecto para demostrar el peso que tienen los medios en la sociedad se ubica el 30 de octubre de 1938. Orson Welles, quien posteriormente revolucionaría al cine con su obra Ciudadano Kane – que consistió en una dura crítica a los medios de comunicación –, adaptó una versión de la novela de ciencia “La Guerra de los Mundos” a radio, con un guion elaborado y la colaboración del Teatro Mercury.

Welles narró en forma de noticiero la novela, relatando la caída de meteoritos, la llegada de extraterrestres que habrían generado una masacre mientras trataban de apoderarse de Nueva York. Pese a que el locutor hizo una aclaratoria previa de que se trataba de una obra de ficción, muchos sintonizaron luego y Estados Unidos entró en pánico durante la duración del programa.

El poder de los medios ha quedado demostrado en más de una ocasión, tanto para hechos negativos como para positivos. Los procesos de cambio siempre están acompañados por el apoyo mediático, es por eso que los gobiernos los valoran y le temen a la vez.

Un futuro incierto

Un nuevo panorama se asoma con la penetración tecnológica. La información fluye como nunca antes y defender una versión única de los hechos se ha vuelto imposible. Todo el material disponible en los medios ofrece distintos ángulos y perspectivas desde las cuales analizar e interpretar una noticia.

La gente se ha vuelto escéptica, desconfiada y hasta cierto punto indiferente de la realidad abordada por los medios tradicionales. Se han transportado a la web, sin importarles qué tan rigurosos sean los filtros para publicar una información noticiosa. Ahora la manipulación no está solo en las manos de los medios, sino de cualquier persona que interprete bien a su target y tenga los medios para hacerle llegar su mensaje a un público considerable.

Twitter, Facebook, Youtube y Whatsapp se han convertido en plataformas con mayor audiencia que la Televisión, Radio y periódicos; principalmente en Venezuela, debido a las limitaciones que tienen los medios para cubrir información perjudicial para el gobierno.

No se sabe cómo evolucionarán las tendencias tecnológicas con el pasar de los años, sin embargo, la sociedad muestra claras señales de avance. El conocimiento colectivo está en un punto superior al de cualquier momento en la historia. La globalización y las tecnologías han desarrollado un nexo íntimo entre el individuo y el conocimiento. Las herramientas están allí para el que desee aprovecharlas.

Los medios probablemente tengan que adaptarse a las nuevas tendencias, evolucionar y entender que el público ha madurado y que tendrán que desarrollar nuevas estrategias si quieren generar matrices de opinión efectivas. Esperemos ver qué nos depara el futuro a los medios de comunicación y a los periodistas.  

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