La fragilidad del ego
El ego es la valoración excesiva de uno mismo y desde ese espacio podemos crear una imagen irreal de nosotros mismos, maximizar lo que definimos como cualidades y minimizar o anular las debilidades. Con un ego elevado el orgullo pasa a ser el protagonista por lo que es frecuente que desde este espacio las personas siempre crean tener la razón y tener dificultades para escuchar a otros
Pero ¿sabes qué? el ego es una tremenda manifestación de inseguridad enmascarada dentro de este mecanismo de defensa, donde intentan demostrar condiciones de superioridad sobre las personas que le rodean, logrando en muchos casos y en especial ante personas de baja autoestima ser reconocido como superior lo que a su vez refuerza su actitud.
De esta forma el ego aplasta no solo a otras personas sino a quien es victima de un ego desmedido porque así como sube puede caer de un solo porrazo y esa caída es muy fuerte y dolorosa; y, suele suceder cuando no se obtiene la valoración deseada o se siente que se pierde en comparación con otras personas.
La Universidad de Bradford en Reino Unido concluyó después de varios estudios que el 62% de las personas que creían tener siempre la razón, se veían afectados por estrés 3 ira, y esto a su vez afecta su sistema inmunológico.
También, las personas con alto ego y su dificultad para escuchar y su tendencia a imponerse tienden a tener pobres relaciones sociales y en muchas ocasiones caer en el aislamiento.
¿Quién no disfruta el ser reconocido, apreciado, valorado por otros? , la mayoría de las personas lo hace porque es una sensación muy agradable que tus acciones sean valoradas, es como una reafirmación de que lo estás haciendo bien, pero ¿qué pasa cuando no es así?; desde una auténtica valoración personal entenderás que todos somos diferentes y que no necesitas la aprobación externa para estar en bienestar, tu espíritu no necesita de eso, quien si parece necesitarlo y mucho es el ego y ese ego clama a gritos del exterior lo que no encuentra adentro.
La invitación es a amarte, dejar a un lado las comparaciones, la competencia, entender que la vida es un continuo de subidas y bajadas y aunque en momentos estés al tope no por ello debes sentirte superior; que la verdadera grandeza se obtiene del espíritu y eso te lleva a apreciar la belleza y ser compasivo contigo y con los demás.
Permítete ser humano, ser vulnerable y deja caer la máscara del ego que solo ofrece una imagen desdibujada de quien eres, y aunque algunos te rechacen por tu esencia muchos otros te amarán por lo mismo.
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