Por favor ¡No se lo digas a nadie!

“Cuando alguien te cuenta un trozo de su vida, te está haciendo un regalo, y no dándote lo que te debe.”
Patrick Rothfuss

A todos nos ha sucedido alguna vez que contamos un secreto para luego descubrir que ha sido difundido ¿Por qué?

Un secreto es información privilegiada donde muchas veces en tentador difundirlo en especial al estar en un ambiente relajado o donde se han agotado los temas de conversación, es algo así como una bomba que nos da protagonismo (o así lo creemos) el contarlo; también tiene que ver con inmadurez donde no se sopesan las consecuencias de revelar esa intimidad que nos ha contado otra persona; es un irrespeto a la vida del otro, a la confianza depositada que también habla del respeto que tenemos hacia nosotros aunque no estemos conscientes de esto.

Es cierto que a veces nos suceden cosas donde sentimos el deseo imperativo de expresarlo, de drenar pero ¿con quién nos desahogamos?

Hay personas que sabemos nos cuentan detalles de otro por ejemplo, claro indicador que nunca debemos difundir nuestras cosas con alguien así, incluso en ocasiones yo le he dicho a personas así ¿Qué buscas al contarme eso? Eso es deslealtad.

Hablando de probabilidades, cuando una persona revela un secreto a otro, ese otro se lo contará a un promedio de tres personas por lo que a cabo de unos días ya estará en boca de cientos de personas y generalmente tergiversado al asar de boca en bica, así como el juego del teléfono donde al transmitirse  el mensaje se le va añadiendo el toque personal de cada persona.

Recomendaciones cuando te cuentan un secreto:

Un secreto es una prueba de amistad de modo que antes de revelarlo es bueno pensar si esa tentación vale más que el conservar la confianza y por lo tanto la amistad de quien te lo ha contado. Si creemos que no podemos mantener silencio es mejor decirlo con honestidad.

No necesitas que te digan que no lo cuentes: algunas personas alegan como excusa para difundir la información que quien dio el mensaje no agregó la frase de “no lo cuentes”, ¡vaya absurdo! , es obvio que está expresando su sentir contigo y eso es sagrado.

No involucres a las personas asociadas en el secreto por mucho que consideres que hay una injusticia y que debes intervenir, a menos que se te pida ayuda, y aun así hay que analizar hasta que punto es conveniente hacerlo. Recuerda que esas diferencias o mal rato puede asar entre ellas y tu quedar afectado por intervenir donde no debes.

Solo se debe contar a quien sabe escuchar y respetar, no cuenta demasiado de los otros y se conoce a sí mismo. Ahora bien, si deseas mayor seguridad en el resguardo de la confidencialidad lo mejor es que guardes la información para ti o la compartas con quien pueda asegurarte la no difusión como un sacerdote o un psicólogo.

Cuando vayas a traicionar a alguien y decidas revelar un secreto, valora antes las consecuencias que la difusión de esa información va a tener para esa persona y para esa relación contigo. Cuando cuentas un secreto te transformas en un chismoso.

Cualquiera que te cuente chismes, contará chismes sobre ti.

Liliana Castiglione
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