No hay peor ciego que el que no quiere ver
¿Cómo se comporta alguien que está en el lugar que soñó cuando descubre que en verdad era una trampa? Alberto está confundido y ciego, como un boxeador en el medio del ring, sin tomar ninguna decisión.
Como le recordó brutalmente Cristina en el CCK, la banda y el bastón no significan nada, el poder se escurre entre las manos si no se lo contiene y ejerce.
El jueves, frente al peor índice de inflación desde 2002 el Gobierno se mantuvo en “mute”. El “albertismo” (su número es tan escaso que bien cabrían en un montacargas) mira con angustia el almanaque preguntándose si aún hay tiempo para relanzar una reelección de su líder y remontar la cuesta. Pero ¿Y entonces qué?
Entonces, simplemente nadie hace nada; el viejo y cansado elefante estatal sigue su marcha siempre, aunque nadie lo anime: papeles que van y vienen, Presupuestos que no se ejecutan nunca, vencimientos que se atrasan; la burocracia crece y se alimenta de su propia ficción. Siempre parece que avanza y todos trabajan. Pero del final del caño sale humo. No hay nada.
Mientras Alberto duda, la inflación del año superará el 60%; en el Conurbano bonaerense los precios subieron más de 23% en tres meses. Al menos hasta hoy, el vínculo entre la invasión a Ucrania y la inflación argentina es mínimo: según un estudio del IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal) Argentina figura entre los países que menos aumentan la velocidad con la que subió la inflación. Sin embargo, aún falta el impacto del aumento de la energía, que sí afecta al mundo y afectará al país en el segundo semestre del año.
Según un informe de la UMET (Universidad Metropolitana para la Educacion y el Trabajo),la pobreza afecta al 15% de los trabajadores formales, y casi al 48% de los informales. El analista de consumo Guillermo Olivetto le dijo a Clarín: “Mientras el treinta por ciento de la población recuperó la actividad y volvió a consumir como antes de la crisis, el otro setenta está muy golpeado y con estrategias de guerra. El promedio es mentiroso. Mientras explota el turismo cae la venta de alimentos básicos”.
“A Cristina no le importa la inflación, le importa que haya plata en la calle -le dice a este diario un funcionario que está a punto de hacer las valijas-. No importa si para eso tenés que refinanciar el acuerdo con el Fondo. Ella quiere el modelo Kiciloff 2014-2015: dólar planchado, tarifas subsidiadas y salarios que pierden un año contra la inflación y al año siguiente recuperan”.
Algunos de los problemas que se acumulan en el escritorio del Presidente:
– Sigue sin construirse el gasoducto Néstor (¡qué casualidad!) Kirchner para transportar el gas de Vaca Muerta. El anuncio tardó ocho meses en ser publicado en el Boletín Oficial y nadie cree que pueda terminarse antes de dieciocho meses, esto es, los dos inviernos que le quedan a Fernandez.
– Lo mismo sucede con las represas que se construyen en Santa Cruz: aún no se definió ni licitó el tendido de alta tensión que transporte la energía que van a generar.
– Compren pochoclo para ver las audiencias sobre el aumento de tarifas. Anoche se convocaron finalmente, pero toda el área esta manejada por La Cámpora y se opone a los aumentos.
– La interna entre Tristán Bauer (Cristina) y Luis Puenzo(Alberto) que terminó con gente a las trompadas en la puerta del INCAA mientras reclamaban una quita de subsidios que nunca había existido: el fondo de fomento al cine está vigente hasta diciembre y será prorrogado. Puenzo renunció.
– El lunes, el Consejo de la Magistratura ─el organismo que elige y juzga a los jueces─estará presidido por Horacio Rosatti, el titular de la Corte Suprema, ya que venció ayer el plazo para que una nueva ley modifique su composición. Parrilli denunció un “golpe institucional”.
– El Congreso no termina de arrancar: desde marzo solo tuvo una sesión en Diputados y dos en el Senado. Ya no habían trabajado durante el verano y no se aprobó ninguno de los 18 proyectos incluidos en Extraordinarias en febrero.
Es difícil imaginar una larga agonía hasta 2023, pero para ser eso lo que nos espera aun con los supuestos cambios de Gabinete de dudosa realización y menor efecto. ¿Acercarle al Presidente una perinola será demasiado infantil? Quizás un dreidel, ya que hoy transitamos las Pascuas católicas y las judías. O, finalmente, la vieja costumbre de tirar una moneda a cara o cruz.
Aunque todo puede fallar: según publicó el diario deportivo Marca en el sorteo de campos del partido de fútbol de la Copa América 2016 disputado entre Colombia y Paraguay, la moneda cayó de canto.
Fuente: Clarín.
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