El Cambio se sintió ayer en la presentación de Para qué
Una cola de gente daba vuelta la esquina de la entrada de La Rural de la calle juncal. Allí no había distinciones: llegaban a la fila ministros, ex funcionarios, diputados, así como otros ciudadanos que nunca habían tenido nada que ver con el ejercicio de algún cargo público. El encuentro era para acompañar al ex presidente Mauricio Macri en la presentación de su nuevo libro titulado “Para qué”.
Al ingresar se veía una “red carpet” en la que posaban los principales referentes políticos del PRO y de Juntos por el Cambio. Pero no se sentía ningún aire de frivolidad en eso, sino más bien de calidez, la misma calidez con la que se desenvolvería toda la jornada.
Quienes tuvimos un paso por el gobierno nacional anterior, y/o por el de la ciudad de Buenos Aires nos reencontramos con amigos, ex compañeros, personas con las que iniciamos el camino a partir del liderazgo de Macri. Había una comunión allí, porque, en definitiva, el expresidente le abrió la puerta a una cantidad de innumerables jóvenes que queríamos participar de política pero no encontrábamos un lugar de pertenencia.
Es probable que muchas personas hayan vivido el día de ayer desde otro lugar, desde una perspectiva centrada en la interna en Juntos por el Cambio, o como un evento de interés periodístico o político. El contexto que vivimos deja rienda suelta a las especulaciones de toda índole. Pero, en mi humilde opinión, esa tarde no se trató de eso.
Macri ingresó al escenario como un “rockstar” al sonido de “Back in Black” canción de la banda ACDC utilizada para las películas de Iron Man. Toda una afirmación. Las personas inmediatamente saltaron de sus asientos para aplaudirlo.
En el escenario lo esperaba Pablo Avelluto, editor de Para qué, quien sería el anfitrión del encuentro y guiaría a Macri a partir de preguntas y videos en un recorrido por su vida y por el sentido del libro. Los ojos del ex presidente estuvieron al borde de las lágrimas durante gran parte del acontecimiento. El clima que creó Avelluto fue ideal: distensión y emotividad.
No vale la pena repetir las frases que levantó el periodismo posteriormente. Están repletas de lecturas coyunturales e interesadas. Lo que vale la pena resaltar del evento fue otra cosa: la energía que se vivió. La misma energía que se sentía en las reuniones de gabinete ampliado, o de equipos a todo nivel cuando se emprendió el sueño de cambiar la Argentina. Era la energía de un grupo de personas que seguía creyendo que se puede.
Allí estábamos toda una generación de políticos que creció a partir de un nuevo estilo de liderazgo que aportó Mauricio Macri. Muchos estuvieron desde el principio y otros tantos se fueron sumando en el camino. Otros tenían años de experiencia en diferentes partidos pero fueron plegándose más tarde a esta mirada. También había personas que dan una pelea todos los días desde donde pueden, ya sea desde las redes sociales u otros espacios.
Por unas horas, el PRO, Juntos por el Cambio, volvió a ser una gran familia. Macri tiene ese efecto más que ningún otro.
Si bien no pensaba resaltar ninguna frase, voy a volver sobre mis pasos porque creo que hay una que si vale la pena resaltar. Después de tanto debate interno durante estos meses, Mauricio Macri miró a la primera fila y les dijo : “se los ve tan bien juntos”. Hacía falta un poco de eso.
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