La otra cara del mundial

Por Andrés Guerrero

@andresrguerrero

 

 

 

 El jueves comienza el Mundial de Brasil y aún los organizadores permanecen alerta ante las protestas y huelgas que puedan poner en peligro la seguridad y el desarrollo del evento. El Centro de Investigaciones Pew elaboró un sondeo que fue publicado el pasado martes en el que se reveló que el 61% de los brasileños tiene una visión negativa del Mundial, mientras que un 34% se mostró afín al mismo.

 

«Cuestionamos el dinero gastado en el Mundial porque Brasil tiene deficiencias en la sanidad, la educación y hay problemas de vivienda», explicaba uno de los manifestantes. Además, la inseguridad también es otro tema que preocupa a los brasileños, un reciente informe elaborado sobre datos oficiales indicó que en 2012 se registraron 53.387 homicidios en el país.

 

Pero el gobierno de Dilma Rousseff ya ha dejado claro que le importa bien poco todo aquello de reivindicaciones sociales y el excesivo gasto público. Es por eso que en el plan de seguridad que Brasil elaboró de cara al Mundial 2014, que además incluye a 157.000 policías y soldados de las fuerzas armadas, se invirtió la cifra de 863 millones de dólares.

 

Asimismo, centenares de profesores salieron a las calles de Sao Paulo para demandar más inversión en el sistema educativo. «Se gasta una enorme cantidad de dinero en los grandes eventos y la educación es pésima; las escuelas no son prioritarias y los salarios de los docentes son muy bajos» mencionaba uno de los manifestantes.

 

Como respuesta a esto los diputados brasileños avalaron un plan que incrementará la inversión en educación de hasta el 10% del PIB. Finalmente, y luego de cuatro años de retraso, el programa fue aprobado y se llevará a cabo de manera paulatina hasta 2024.

 

Pero a la huelga de los docentes también se le suma la del sindicato de trabajadores del Metro, quienes igualmente exigen mejoras salariales. Esto ha ocasionado embotellamientos de hasta 209 kilómetros en la ciudad de Sao Paulo. Además, otro sindicato que amenaza con paralizarse durante el Mundial es el de la Policía Federal que, entre otras cosas, es la responsable de los aeropuertos, aduanas y de fiscalizar el ingreso de extranjeros a Brasil.

 

La ONG Río de Paz ha organizado una protesta para denunciar la falta de medios destinados a la educación de los niños en la que los estudiantes reciben clases en la calle. António Costa, presidente de la organización, explica que los brasileños tienen que lidiar con los peores servicios públicos sin la esperanza de que las cosas vayan a mejorar: «Lo que queremos es que los organismos públicos nos traten como a Blatter (presidente de la FIFA) y a Valcke (secretario general de la FIFA). Ellos vienen aquí, pegan un puñetazo en la mesa y establecen objetivos y plazos, cosa que nosotros como brasileños no podemos hacer», comentó Costa.

 

Sin embargo, parece que el Mundial es lo único que importa al gobierno de Brasil. Tanto es así que la prioridad que se le da al fútbol en detrimento incluso de la educacion de los niños llega al extremo de cerrar algunas escuelas durante el mundial para facilitar el tráfico. Esta situación, por supuesto, encoleriza a los brasileños.

 

A cuatro días del inicio del Mundial y a cuatro meses de las elecciones presidenciales, el gobierno de Rousseff atraviesa una enorme crisis social en la que el 77% de los brasileños se declara insatisfecho con la marcha del país y el 52% desaprueba su gestión.

 

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