AHORA… EL PLAN B
Por María Alejandra Rivas
«No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo»
Voltaire
Un lunes que parece domingo. Un día más que parece un día menos, un ambiente de derrota sumada con impotencia y desánimo, unas decisiones que no tienen vuelta atrás, futuros que parecían claros se ven ahora inciertos, eso y más se respira en unos pulmones venezolanos.
Mientras tanto en otros venezolanos se vive un lunes que parece viernes. Un día menos que se manifiesta como un día más, un ambiente de victoria sumada con tranquilidad y estabilidad, unas decisiones que siguen siendo las mismas, con las mismas convicciones, futuros que se veían difusos ahora se ven más claros que nunca.
Tuve la oportunidad de trabajar como miembro de mesa en mi centro de votación y la jornada de ayer fue admirable, todos los votantes estaban contentos, entusiasmados, con ánimos de hacer de este un país ejemplar, lleno de oportunidades y con unos habitantes dispuestos a dar todo de sí mismos para derrotar todo lo que les causaba indignación. Hablo sin distinción política, en mi centro votaron chavistas y opositores, todos fueron con los mismos ánimos, cada uno con sus motivos y razones, con sus rezos y sus bendiciones. Todos unidos por un mismo sentimiento: la fe.
Luego de los resultados dados por el CNE estuve leyendo cada mensaje que pude de amistades y familiares en Twitter, en Facebook y comencé a analizar sobre cómo unas elecciones pueden sacar lo peor que tenemos de nosotros mismos, cómo podemos ser capaces de insultar y de denigrar a otros por su posición política.
Los venezolanos realmente nos hemos vuelto personas radicales, o somos muy buenos o somos muy malos, las medias tintas han quedado atrás, nuestros niveles de tolerancia con el pasar de los años se han ido desgastando y hemos alimentado un odio innecesario.
Escenario 1 (Familiar):
Anónimo 1: Que triste… ¡Plan B! ¡Quiero lo mejor para mi hija!
Anónimo 2: :’(
Anónimo 1: ¿Nos acompañas?
Anónimo 2: ¡Por supuesto!
Escenario 2 (Amistades):
Anónimo 1: ¡¿Y dónde está el Camino?!
Anónimo 2: El camino estaba hasta que ustedes miserables chavistas lo estropearon… Sigan así que por eso son unos miserables…
Anónimo3: La de arriba se va para Miami
Anónimo 4: Sí hay camino y es el mismo con Chávez, bájense de esa nube y acepten la realidad
Anónimo 2: Como no tienes la oportunidad de irte a Miami lo criticas, pero ¡cómo les gusta a ustedes disfrutar de esas cosas! ¡Qué ignorancia tan grande!
Anónimo 5: ¡Qué viva Chávez, ahora es que hay Chávez para rato!
Anónimo 2: ¡Chavistas ignorantes que creen que la solución es que nos vayamos a Miami, para que ellos se queden con su super país, será que van a vivir en miseria, inseguridad, anarquía, analfabetismo, muertes y miedo, pero MUCHO MIEDO!
Anónimo 6: Anónimo 2, no pierdas el tiempo… ¡la ignorancia no se discute! Nos vemos allá…
Chavistas hablan de majunchismo, opositores hablan de marginales, y desde mi humilde opinión digo, ¿cómo son capaces unos y otros de pedir respeto y reconciliación si cada uno termina siendo igual? ¿Dónde queda el autoanálisis? A estas preguntas puedo esperar respuestas como: “eso es culpa de tal persona”, “eso es culpa de tal situación”, siempre ALGO o ALGUIEN tiene la culpa, jamás uno mismo; entonces digo, la violencia física, verbal y mental se derrota con lo antagónico, aprendamos a ser seres capaces de enfrentar lo que no apoyamos justo con lo que ellos no esperan.
Tengo la esperanza y la fe que nosotros somos un país que sabe aceptar lo que no nos gusta y que enfrentamos todo eso con trabajo, de hecho invito a todos a que dejemos atrás esos rencores, esas divisiones, esos insultos y trabajemos en pro de un fin común, trabajemos en pro de bondades comunes, ya sabemos que la maldad en común que tenemos es la intolerancia, ¡a trabajar en eso señores!
Algunos hablan que no pueden ser tolerantes con personajes que “no aman a su patria”, otros hablan que no pueden ser tolerantes con personajes que son capaces de “matar por un teléfono”, pero entonces seamos tolerantes a la hora de buscar soluciones, en vez de seguir criticando.
Soy de las que piensa que la reconciliación comienza con la aceptación de los propios errores, una vez que alguien dice “sí, tienes razón he fallado” el otro baja la guardia y dice “sí, yo también he fallado” las cosas comienzan a fluir.
Basta de buscar adeptos a nuestras opiniones hablando de los errores del otro, basta de desprestigiar el trabajo del contrincante. ¿Queremos un país mejor? Trabajemos juntos a favor de eso. Si tienes un amigo opositor, invítalo a dialogar con sinceridad, entendiendo siempre que no tiene tu misma posición política, si tienes amigos chavistas haz lo mismo, no ganamos nada con seguir enfrentándonos unos a los otros mientras los políticos continúan haciendo lo que quieren con un país que es de TODOS.
¿Y ahora Plan B?, sí, mi plan B, sigue siendo el mismo que el plan A, y es trabajar duro para hacer de mi país uno de los mejores, pertenezco aquí con sus bondades y sus maldades, no me cansaré jamás de decir que estoy orgullosa de ser venezolana, no le tengo “grima” a “los negritos desdentados”(como dirían unos) que apoyan al actual gobierno, porque al fin y al cabo siguen siendo tan venezolanos como yo, además los que apoyan al gobierno no son todos así, tampoco le tengo “envidia” a los “sifrinos, majunches”(como dirían otros), de hecho conozco personas de la oposición que no tienen ninguna posición económica favorable y se identifican con un proceso dirigido por personas de grandes poderes económicos.
Entendamos que dentro de una posición y otra existen todo tipo de personas. Entendamos que no porque seas lindo/a eres de la oposición y no porque seas pobre eres chavista, hemos llegado a ser tan superficiales que a veces nos desconozco como seres humanos. Más allá de nuestra apariencia física tenemos maneras de pensar.
Como ciudadana estas elecciones me dejaron un buen sabor a victoria, fuimos muchos los que votamos, fuimos muchos los que demostramos al mundo que estamos dispuestos a elegir lo que queremos. Independientemente que tu candidato haya ganado o perdido, TODOS ganamos en esfuerzo, en voluntad, en ganas, en fe, en entusiasmo.
Como humana me dejó un ánimo de lucha, lucha por mi país. A pesar de mis tristezas porque quizás el triunfo de un sector me alejará de las amistades más hermosas que he podido tener, sé que tienen decisiones para su futuro que sólo lo visualizan fuera de Venezuela, les deseo suerte y respeto sus decisiones.
Yo me quedó aquí porque ahora más que nunca el país me necesita, no es hora de desprestigiar al “perdedor” porque existe una gran cantidad de personas que lo apoyan, tampoco es hora de lamentos y lutos porque ahora es que hay trabajo, la idea es trabajar unidos. Todos demostramos que podemos ser un país cívico que ejerce su derecho y que está dispuesto a trabajar en conjunto, yo seré parte de eso.
Trabajé en una jornada electoral histórica y puedo decir que ahora no sólo son los deportes los que nos unen como venezolanos si no las elecciones, el voto, se ha sumado a ser parte de nuestra unión. La unión está en el voto, ¡a trabajar Venezuela!
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