¿Y el valor de la vida?
El Estado Islámico volvió a demostrar el poder que posee para crear terror e incertidumbre en los países que de distinta manera lo combaten. Solo bastó una semana para que este grupo extremista se adjudicara tres atentados en tres latitudes diferentes.
Aunque Siria e Irak pierda cada vez más territorio, el ISIS puede que mantenga la frecuencia de sus crímenes. Estos métodos significan una manifestación de sus nociones fundamentalistas, lo que genera la aprobación y reafirmación moral de sus adeptos.
Los atentados realizados por los extremistas logran captar la atención del mundo, lo que genera aún más la percepción de su efímero poder. El problema, aunque suene extraño, es que hay actos terroristas que se mediatizan más que otros.
En Bruselas, dos explosiones causaron 34 muertes. En Bagdad, un suicida activó un cinturón explosivo en un estadio de fútbol, lo que causó un saldo fatal de 26 personas fallecidas. Mientras que en Yemen, un carro bomba dos detonaciones causaron más de 20 muertos. De todos estos hechos violentos solo el de Bruselas logró atraer la atención de la mayoría de la comunidad mundial.
La reacción de la sociedad global ante estos actos da a entender que hay vidas y muertes que importan más que otras. Muy pocos son los medios que a diario informan los crímenes orquestados por grupos terroristas como Boko Haram en Nigeria, o las matanzas cometidas por ISIS y Al-Nusra en Siria.
Ni hablar de las respuestas de las organizaciones encargadas de velar por la paz de los pueblos. Los pronunciamientos de entes como la ONU caen por montones cuando ocurre un acto terrorista en occidente, pero este se enmudece ante la constante y trágica realidad de los países árabes y africanos.
Las víctimas del terrorismo van desde los asesinados hasta los migrantes que buscan un pedazo de tierra que les de abrigo; a estos también los olvidamos. Son personas que llevan meses varados en campos de refugio, donde muchos mueren de hambre y sed; en la espera de Gobiernos que solo los ven como una cifra que representa una carga económica. A estos seres solo se les mediatiza cuando alguno se inmola debido a la indignación de un modelo inconsciente o cuando desde despachos se les atribuyen más restricciones.
Mientras el mundo llora la muerte de Johan Cruyff, en Nigeria los grupos yihadistas asesinan y secuestran niños por diferencias religiosas. Desconocer estos hechos nos hace cómplices del silencio y la ignorancia que tanto conviene a muchos sectores políticos. Todas las vidas importan lo mismo; la respuesta internacional, la cobertura mediática y la reacción social debe ser igual independientemente de la latitud donde se generen los hechos. Más allá de las diferencias raciales todos somos humanos y tenemos el mismo valor. Cabe recordar que las víctimas del terrorismo son nuestras victimas si no dejamos de actuar con indiferencia ante estos crueles actos.
Vehemente de la geopolítica internacional, los temas económicos y su impacto social.
Fiel creyente de las causas justas.
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