FANATISMO Y SUFRIMIENTO
Por Juan Carlos Fernández
El fanático deportivo es un ejemplar muy particular dentro de la fauna universal. Son reconocidos por la relación inquebrantable que mantienen con su equipo, uno de los nexos más sólidos de la sociedad humana. Este fanatismo resalta porque no admite consideraciones lógicas, no existe razón ni dato estadístico en el mundo que pueda convencer a un incondicional seguidor de abandonar a su bando. Más que una decisión, el apoyo a su equipo es un sentimiento que se lleva en el alma.
Pero en este amor no todo es color de rosas. Ese mismo sentimiento puede sumergir al fanático en la más profunda depresión cuando los resultados no son positivos. A pesar de esto, el apoyo es incondicional. El fan seguirá amando a su equipo porque su principal característica es la fidelidad. Quienes digan que los perros son los animales más fieles del mundo, sin duda no han visto a un fanático dejando el alma con un equipo así la situación sea terrible. A continuación unos ejemplos de equipos que, a pesar de sufrir en demasía, siguen recibiendo la pasión de sus seguidores:
Tiburones de La Guaira:
El ejemplo nacional más claro de la relación pasión-sufrimiento. Los Tiburones de La Guaira pueden sentirse orgullosos de tener la fanaticada más fiel y entusiasta de todo el país, pero también tienen encima más de dos décadas de derrotas y mala suerte. Con 7 títulos en su palmarés, los Tiburones protagonizaron el beisbol venezolano en los años 80 (recordar aquellas emocionante rivalidad contra el Caracas), pero después sufrieron un bajón deportivo del cual les ha costado zafarse. Luego de 25 años de sequía, recién la campaña pasada lograron meterse en la final y, a pesar de perderla, las esperanzas y la fidelidad siguen intactas. Parece que todo puede cambiar en La Guaira, excepto por la samba y el sufrimiento.
Racing Club de Avellaneda:
Nada es más importante que el fútbol en Argentina. Se dice que la elección del Director Técnico de la selección albiceleste es más importante que la del propio Presidente del país. En la liga local Racing Club de Avellaneda forma parte del selecto grupo de “los 5 grandes” (River, Boca, Racing, Independiente y San Lorenzo). Con una camisa con los colores de la bandera Argentina (celeste y blanco), Racing dominó el fútbol gaucho a principios de siglo XX, ganando hasta 7 títulos consecutivos y otros tantos de manera invicta. Tanto era el dominio que se ganó el apodo de “La Academia” porque según decían impartía clases de fútbol (hasta Gardel y Perón eran hinchas de Racing). Luego de sufrir unos años, en los 60s volvió la gloria, pero después de eso: la debacle. Racing se convirtió en una máquina de perder y llegó a descender a 2da división. Una maldición cayó sobre el equipo de Avellaneda. No solo perdían, sino que lo hacían de manera insólita, “a lo Racing” se convirtió en un sinónimo de calamidad. A pesar de ganar un título en 2001, la mala suerte aún los persigue. No hay equipo que sufra más en Argentina que Racing. Con todo y eso, son el 3er equipo con más aficionados y siempre juegan a casa llega. El amor de un fanático es inexplicable.
Cachorros de Chicago:
¿Cómo hacer cuando se tiene una maldición sobre tu equipo? Eso se preguntan continuamente los fanáticos de los Cachorros de Chicago. A comienzos del siglo XX Chicago era un equipo exitoso pero despues que la maldición de la cabra cayera sobre ellos todo cambió. La historia va así: los Cachorros disputaban la Serie Mundial contra Detroit en 1945 y un fanático de nombre Sianis decidió asistir al estadio con su amada cabra (le había comprado un boleto). Una vez adentro, el público empezó a quejarse por el olor de la cabra y Sianis fue obligado a retirarse del estadio con su animal. Molesto proclamó que maldecía al equipo y que nunca más ganarían la Serie Mundial. Y así fue. Esa final la perdieron y de ahí en adelante el equipo fue de mal en peor. Muchos han sido los intentos por acabar con la maldición pero ninguna ha funcionado. Han pasado nada más y nada menos que ¡104 años! desde que los Cachorros ganaran su último campeonato. Con maldición y todo, los fanáticos de la ciudad de los vientos siguen apoyando a su equipo, quizás algún día la cabra se apiade de ellos.
Los Ángeles Clippers:
Ser fanático de los Clippers es un suplicio. No solo han cambiado tres veces de ciudad desde su fundación (Buffalo, San Diego y Los Ángeles), sino que además son los vecinos del equipo de baloncesto más famoso del mundo: Los Ángeles Lakers. Compartir la cancha con los súper poderosos Lakers no ha hecho otra cosa sino reforzar la imagen de equipo bueno y equipo malo. Los pobres Clippers comparten con otros dos equipos (Charlotte y Memphis) un récord no muy deseado: son los únicos que nunca han ganado un título. A pesar de esto el equipo se ha reforzado en los últimos años con jugadores de la talla de Chris Paul y Blake Griffin con la intención de romper la mala racha. De momento sus seguidores conservan las dos características básicas de un fanático sufrido: fidelidad y esperanza.
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