EL ÉXODO DE NUESTROS FUTBOLISTAS
Por Liz Gastelo
El sueño de todo jugador es poder estar vestir la camisa de un equipo extranjero. Sea cual sea pero que su nombre esté en la lista de “venezolanos en el extranjero”. Y uno como fanático y conocedor del deporte no puede criticar esas decisiones porque no es un secreto para nadie que nuestro fútbol se encuentra en un nivel muy bajo.
Pero el caso está en ¿Dónde, Cómo y Cuándo? un jugador ya está en condiciones para ir a probar en un equipo internacional. Hay muchos factores que pueden influir en eso, desde el representante hasta la suerte que me pueda tener.
Según un estudio realizado, Venezuela es el tercer país latinoamericano con más jugadores en el extranjero. Pero ¿Cuántos figuran? ¿Cuántos ven suficientes minutos? ¿Cuántos son tomados en cuenta por los entrenadores? No vamos a nombrar los que sí y los que no porque habría que escribir mínimos tres hojas más.
Es cierto que un representante de jugadores y el club del jugador quieren que salga a comerse el mundo y sea titular en los principales periódicos pero a veces hay que dejar de ser un poco “peseteros”. Por más dinero que le ofrezcan, hay que estudiar absolutamente todo. Si eres bueno, te van a llamar a la Selección Nacional, juegues afuera o juegues en la liga local de tu país. El que tiene el talento, tarde o temprano, lo tomarán en cuenta. Entonces ¿Por qué apresurarse para ir a jugar a otro país?
Todo esto lo digo por el caso Fernando Aristeguieta. Cada quien tiene su opinión pero mi visión sobre este jugador es que podía esperar un poco más. Se le venía una Copa Libertadores, tuvo un semestre muy bueno en su club. Todo indicaba que le podía ir mejor. Por ende, podía tener una buena Copa Libertadores, y por ende, iba a poder marcharse a otro fútbol con un bueno nivel.
Así como él, hay muchos más en donde le dedicaremos una líneas en una próxima oportunidad. Sin embargo, le deseo lo mejor al “Colorado”. Que esos seis meses de contrato pueda demostrar lo que sabe, que le den mucha oportunidad y que nos calle la boca a los que piensan como yo.
