¿QUIÉN CONOCE A QUIÉN?
Por Melitza Melean Martínez
@MelitzAlexandra
Desde niña conocí muchas personas que aún las veo y sé cosas de ellas, pero al observar algunas de sus actitudes me pregunto, ¿Realmente las conozco?
Mi mejor amiga de la infancia, ¿Quién podría saber más de mí?, compartíamos todo, travesuras, cuentos, secretos, ropa, ella era la que había que buscar para preguntarle qué regalarme, y sabía exactamente lo que me pasaba si tenía alguna cara rara. Creí que eso era suficiente para decir que la chica de cabellos negros era la única que podía definirme. Hasta que con el tiempo me di cuenta que no era tan difícil saber cuándo alguien estaba mal al ver su rostro, y que el concepto que tenia de mí no era lo que yo pensaba de mi misma. Eso me hizo preguntarme más, ¿Realmente me conoce?
Esto lo empecé a ver en todos lados, en mi mamá cuando me trae una ropa que no va conmigo, en mi papá cuando se sorprende de que haya hecho alguna cosa que para mi es habitual, en mis amigos cuando me dicen vamos a una disco, (cuando ya he dicho muchas veces que no es mi lugar favorito), aún más, en personas que me regalan peluches en lugar de libros, o todavía me dicen playa antes de montaña.
Hay muchos que creen saber quiénes somos o lo que nos gusta porque nos vieron comiendo helado de chocolate y no de mantecado, porque saben que escuchamos música clásica, porque nos ven leyendo, porque le preguntaron a alguien de nosotros, porque tienen años viviendo cerca, porque hemos tenido una relación. O también porque en algún momento tomamos una decisión y se quedaron con ella, pero luego cuando elegimos otro camino solo dicen, No creí que fuera capaz de hacer eso.
Todo esto me ha hecho agarrarme con todos los fuertes argumentos de esa trillada frase, “Nunca llegamos a conocer a las personas”, me aferro a ella con el derecho que me da todas las experiencias que he vivido.
Lo más fuerte de todo esto es que llegamos a creer que eso que han dicho o pensado de nosotros es lo que somos. Pero basta ya, yo a mis veintitrés aún creo que no he terminado de conocerme, por eso me presto atención a mis actitudes, a mis deseos -Que son tan cambiantes-,a mis (Confusos) pensamientos, y definitivamente a lo que termino haciendo, porque lo que si sé es que eso que hago cada día de manera repetida es lo que soy.
Preocúpate por conocerte tú, por saber lo que eres, quién eres, a dónde vas, sobre todo por lo que te gusta, así dejaras de ser la opinión de otro, y entonces se hará fuerte el lema “Mientras yo sepa quién soy no me importa lo que digan los demás”.
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