EDITORIAL #182: LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD

 

La búsqueda de la felicidad, desde los más tempranos filósofos en la historia hasta nuestros días, ha sido siempre la prioridad del ser humano. Para el chavismo, es también un asunto de Estado, y ahora hasta tiene su propio Viceministerio.

 

Todo parece indicar que la creación del Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo Venezolano, anunciada por Nicolás Maduro el jueves de la semana pasada, ya está obteniendo sus primeros resultados, ya que ni bien la noticia empezó a circular, causó risa en Venezuela y alrededor del mundo.

 

La creación por decreto de una instancia que busque la felicidad ya es una medida, por decir lo menos cursi en cualquier momento. Sin embargo, en una coyuntura dramática como la venezolana puede llegar a ser hasta una burla. Dudamos mucho que el venezolano pueda encontrar la felicidad en su día cuando para llegar a trabajar debe recorrer algunas de las calles más peligrosas del mundo, hacer largas colas para comprar los pocos productos disponibles a precios inalcanzables y cuando servicios básicos como la luz y el agua presentan fallas cada vez más frecuentes.

 

Esta nueva medida se enmarca dentro de la estrategia electoral del gobierno de cara a las elecciones municipales del 8 de diciembre, fecha en la que también se anunció que se celebrará el primer “Día de la lealtad” con el expresidente Hugo Chávez. No es nueva la estrategia revolucionaria de crear un mundo paralelo en el que la percepción es más importante que la realidad, en el que lo abstracto termina confundiendo lo concreto.

 

Lo que hoy nos preguntamos es cuántos venezolanos compraran esta propuesta. Creemos que hemos llegado a un punto en el que en un país donde hoy más de 120.000 madres han perdido a sus hijos en manos de la violencia y que tiene la inflación y la escasez en los niveles más altos del mundo, la realidad es tan evidente que ninguna propaganda podrá ocultarla. Dicen que el sol no se puede tapar con un dedo. En nuestro caso, el sol está quemando la mano, y eso no es motivo de felicidad.

 

Mario Benedetti escribió: “Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza”. Hoy, en la felicidad de Venezuela hay mucha más tristeza de la que el poeta uruguayo pudo imaginar. 

 

 

 

Miguel Velarde

Editor en Jefe

@MiguelVelarde

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