EDITORIAL #183: «LA NAZIÓN»

 

El miércoles de la semana pasada el centro de Caracas amaneció forrado de afiches de alta calidad con los rostros de los tres líderes más importantes de la oposición: María Corina Machado, Henrique Capriles y Leopoldo López. En ellos, se los acusa de ser parte de lo que definen como “La trilogía del mal”, y se los hace responsables de que la gente no tenga luz, ni comida ni paz. Los días siguientes, más afiches de ese tipo aparecieron en otros lugares de la ciudad, incluso en instituciones oficiales como el Ministerio de Vivienda y Hábitat.  

 

Para quienes recuerdan la era Hitleriana en Alemania y su más poderosa herramienta, la propaganda, fue inevitable hacer un paralelismo que no solamente causa repulsión, sino también una profunda preocupación. Con el fin de lograr la  dominación total que el gobierno Nazi se había propuesto, era fundamental encontrar ese “enemigo interno” en Alemania con dos objetivos principales: cohesionar a los alemanes detrás de una sola causa y encontrar a quién culpar de todos los males que en ese momento enfrentaban. Decidieron que ese enemigo común serían los judíos, pero no se contentaron con culparlos y quitarles todas sus pertenencias, sino que también buscaron exterminarlos. Todos ya sabemos como terminó esa historia.

 

Pocos días antes de la aparición de los afiches de “La trilogía del mal”, Nicolás Maduro había hecho referencia a ella en cadena nacional. Es por eso que queda claro que estas acciones están enmarcadas dentro de la estrategia oficialista y no son actos de ciertos grupos aislados. Lo que aún no está del todo despejado es la verdadera intención del gobierno al emprender una nueva arremetida contra el liderazgo joven y visible de la oposición. Sin embargo, es indudable que se los expone de una manera irresponsable al escarnio público, algo que incluso podría poner en riesgo su seguridad e integridad física.

 

Son tantos los problemas reales que hoy nos aquejan que es incomprensible ocuparnos de los imaginarios. Pero quizás sea justamente eso lo que busca el gobierno: distraernos de la realidad para enfocarnos en la percepción. El problema es que esta última también genera otros problemas cuyas consecuencias pueden ser tan reales como peligrosas y, si no se atienden y enfrentan con determinación, pueden llegar a tener resultados catastróficos.

 

Si alguien tiene alguna duda de esto, que revise la historia reciente del mundo, para nunca repetirla. El reto hoy en Venezuela es reconstruir un país, no una “nazión”.

 

 

 

Miguel Velarde

Editor en Jefe

@MiguelVelarde

mvelarde@guayoyoenletras.com

 

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