TERROR EN EL BOSQUE

Por Mariana Castro

@_Marianita__

 

 

 

Él está en un bosque a mitad de la noche, el frío entra en su cuerpo lentamente mientras camina, la brisa helada mueve lentamente las ramas de los árboles mientras las hojas crujen bajo sus pies. El carro está accidentado, no hay señal en el celular y tuvo que salir a buscar una estación de servicio, dejando a su novia en el vehículo bajo la promesa de que volvería pronto con auxilio.

 

Va caminando lentamente, con los brazos alrededor de su cuerpo, frotándose para obtener un poco de calor, mira al cielo descuidadamente buscando rastro de la luna, pero el cielo está nublado. Ya ha caminado largo rato; cuando de pronto siente un escalofrío, ése que va desde el final de la espalda hasta la base de la nuca, ése que hace que la adrenalina de rienda suelta en sus piernas anunciando que corre peligro, ese que te dice: alguien lo sigue.

 

Las gotas de sudor se evidencian en su frente y en su bigote, acelera el paso sin tener el valor de voltear a mirar qué le sigue, qué lo acosa, qué lo mira por detrás de los árboles; está jadeando y eso lo sigue cada vez más cerca, lo siente aunque no lo pueda ver, aunque no lo escucha. Ya no le importa la temperatura, ya que está empapado en sudor frío y pegajoso por el miedo, y lo que le sigue lo siente más cerca, y más cerca, y más cerca.

 

Aquello disfruta de su miedo, ni se apresura ni se retrasa demasiado, solo lo sigue, disfruta seguirlo de cerca. A lo lejos ve una luz, sin darse cuenta corre hacia ella, está corriendo, ya se le olvidó lo que estaba buscando, cuál era su rumbo. Solo corre hacia la luz, que da la impresión de que se aleja más.

 

Aquello no ha dejado de seguirle, lo siente respirando en su cuello, casi tan ruidosamente como él lo está haciendo. Y corre más aunque esté cansado, y corre más aunque duela. Sale del bosque, corre hacia la luz que resulta ser una casa. Golpea la puerta, con tal desesperación que él mismo se asusta de la forma en la que se encuentra, todavía no se atreve a voltear, ya que tiene miedo de que aquello esté corriendo hacia dónde él se encuentra. Aporrea la puerta nuevamente, las lágrimas de desesperación se confunden con el sudor de su rostro, un hombre anciano abre la puerta y él se mete a su casa sin permiso, es la única forma en que se siente a salvo, inconscientemente sabe que es la única forma en la que eso deje de seguirlo.

 

El anciano lo ve sorprendido, mientras él por el esfuerzo y el cansancio se desploma en el suelo mirando hacia atrás por primera vez. Solo ve la puerta, nada se asoma en las ventanitas, el lugar en el que se encuentra permanecería el completo silencio de no ser por sus jadeos y sollozos. El viejo a pesar de estar sorprendido parece acostumbrado, a la gente de los pueblos más recónditos le es usual ver esta clase de episodios extraños. Con prisa va hacia la mesa y le sirve un vaso de agua a temperatura ambiente, se lo da y lo apura de un trago, su garganta estaba tan seca que no puede evitar toser ruidosamente luego de tomar el agua. Finalmente el viejo habla, con una voz gruesa y ronca: «¿qué ha pasado? ¿Por qué estás así?”, entre jadeos y ataques de tos le logra explicar a medias lo que su memoria había olvidado al estar corriendo por el bosque. La preocupación que sentía por su novia, que durante ese espantoso episodio había desaparecido, volvió a hacer un espacio frío en su pecho, aumentando su desesperación por volver a ayudarla. El viejo, que escuchó atentamente sin hacer ningún sonido y dándole sorbitos de agua cada vez que se ahogaba, asintió lentamente, se retiró de la salita principal de la casucha hacia un cuarto obscuro. Al salir, después de unos segundos llevaba consigo una caja de herramientas: «También llevo un galón de gasolina en la camioneta, te llevaré a dónde te accidentaste».

 

El viejo se aproximó hacia la puerta y sin ninguna vacilación la abrió, le hizo un ademán para que saliera primero, cosa que hizo, luchando con todas sus fuerzas para que no se notara que todos los músculos de su cuerpo temblaban de miedo.

 

Abordaron el vehículo lo más rápido que pudieron, el viejo tomó un camino evidentemente distinto al que él había atravesado: «Ir por el bosque es una idea que nadie considera luego de que anochece, pero aparentemente solo los pueblerinos lo saben» dijo el viejo rompiendo el silencio. Él se sujetaba las manos con fuerza para no temblar: «No lo sabía, no tenía idea» susurró, más para sí mismo que para el viejo.

 

Durante un plazo de 2 minutos solo se escuchaba el ruído que producía la vieja camioneta oxidada. «¿Qué era eso?» preguntó por fin, tratando de evitar que su voz se quebrara, tratando de no desviar la vista de sus pantalones: «Algunos dicen que una mujer se internó en el bosque luego del anochecer escapando de un esposo que la maltrataba, lo que la mayoría afirma es que una vez te pierdes en ese bosque durante la noche es imposible que vuelvas a salir, hay criaturas curiosas en ese lugar, te susurran cosas, te siguen muy de cerca, buscan impedir que salgas del bosque, muchos dicen que al internarse ahí, la mujer se quedó entre ellos para siempre” hubo una pausa mientras el viejo se aclaraba la garganta: ”Se dice que ella había aguantado tantos golpes y maltratos que no había espacio en su piel sin un moretón, sin un corte, sin ninguna cicatriz, su rostro deforme se asomaba entre una despeinada cabellera negra. Muchos se llegaron a preguntar ¿por qué no escapó antes? ¿Por qué no se le ocurrió dejar a ese hombre antes? Tantos por qués, muchacho, que ya no se saben cuáles son los reales y cuáles son los inventados” “¿Qué tiene que ver aquella mujer con lo que me seguía?” “Unos pocos…”respondió el viejo “cuyas voces no se volvieron a escuchar, afirmaron conocer la razón concreta de por qué la mujer no había escapado antes de su esposo. En realidad, ella no era una esposa…era un sacrificio para un demonio encarnado” Pensó que era un chiste y soltó una pequeña risa, pero el viejo no había terminado.

 

«Dicen que cuando se cansó de golpearla, maltratarla, entre otras cosas, su intención era que escapara…al bosque y ahí terminar de matarla cruelmente sin darle un entierro digno, para que su alma vagara eternamente durante la noche, en ese lugar maldito, con el resto de las criaturas que acechan durante la noche”.

 

El escalofrío en su cuello regresó… Las siguientes preguntas las hizo con cuidado: ”¿Por qué están ahí esas criaturas? ¿Qué susurran? ¿Algunas veces las ha escuchado usted?” “Sí, se dice que susurran advertencias a los que se internan en el bosque, aunque a mí me dirigen palabras distintas…se dice que ella te sigue para tratar de evitar que sufras su destino” el tono de voz del viejo había cambiado, se encontraba lleno de malicia, él cerró los ojos y tratando de aparentar calma preguntó: ¿ella…está en ese lugar…en el bosque… Para…advertir que… No debes seguir hacia la casa del demonio? Volteó lentamente la cabeza, el viejo se encontraba mirándolo, sus ojos estaban completamente negros y todos sus dientes se habían convertido en colmillos “Ella y todos los que averiguaron la verdad”.

 

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