¿A DÓNDE VAMOS?

Por Norma Pérez

@normaperez9

 

 

 

Hoy, como todos los días me levanto y hago lo rutinario. Sin embargo, mi corazón sabe que algo va a cambiar, pero no se angustia porque esa sensación se está volviendo cotidiana. Termino mi rutina y con una nostalgia invadiendo mi estómago me dirijo a buscar a otro de mis amigos para acompañarlo al aeropuerto. Otro que se va del país.

 

Sinceramente ya estoy cansada de venir a Maiquetía a despedir gente, de ver a una mamá llorando sin parar porque su pequeño “bebé” se va lejos de casa, de presenciar y sentir la nostalgia que invade el lugar.

 

Sé que para algunos las personas que se van son cobardes, tontos que pronto regresarán al país con las “tablas en la cabeza”. Pero con qué moral los culpamos si todos los días nos quejamos de lo mal que estamos, de la poca humanidad que queda. ¿Con qué argumentos juzgamos a una familia que ha perdido a uno de sus miembros a manos de un secuestrador? ¿Con qué cara le decimos a una mamá que ha perdido a su hijo a manos de la inseguridad que se quede en Venezuela, que todo mejorará?

 

Ninguno de los que seguimos aquí tenemos moral para hablar del que sí pudo tomar el avión que lo aleja de esto. Y es que todos en el fondo hemos deseado, en algún momento, ser el que se va. Todos hemos dicho, así fuera bromeando, “me iría demasiado”. Porque en el fondo sabemos que lo que pasa en este país va más allá de sus gobernantes. El problema que nos acecha día a día es la inhumanidad de la gente. Hemos llegando a un punto donde las personas prefieren robarse un kilo de carne antes que ayudar a un hombre en estado crítico de salud.

 

Cada día perdemos la esperanza, las ganas de luchar y aunque viene diciembre la felicidad no se siente, porque simplemente no está. Se fue con el respeto hace mucho tiempo. Hoy en día reina en todos el miedo, la zozobra y el desespero, porque no sabemos a dónde vamos, ni si encontraremos el producto que nos falta en la lacena.

 

Aquí sentada en este aeropuerto me doy cuenta de que hoy, aquello de “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra” es mas valedero que nunca, porque el que critica al que se va muy en el fondo está deseando irse también. Y es que nadie sabe a dónde vamos a parar.

 

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