El 8D no pasó nada

Por Alexander Gamero-Garrido

@AlexGameroG

 

 

 

Contrario a lo que ambos bandos quieren hacer creer, los resultados de las elecciones municipales no fueron mayor sorpresa. Los electores le repitieron al país, y particularmente a las autoridades, algunos mensajes clave:

 

1. Venezuela sigue totalmente polarizada y dividida a la mitad; ningún bando puede gobernar sólo.

 

2. MUD y PSUV no capitalizaron, en general, electores independientes. Ese grupo sigue creciendo y alejando del bipartidismo.

 

3. Con grosero ventajismo del gobierno (quizás aún más descarado que su predecesor), resultado difícilmente es una “victoria”. Aún cuando le dará piso político para seguir con el avance comunista, a lo interno del chavismo es una muestra más del “Maduro no es Chávez”.

 

4. La oposición tiene un año complicado en 2014. El resultado del domingo no le da capital político, y lograr cohesión sin elecciones será difícil; estrategia podría concentrarse en problemas sin resolver (una larga lista), pero el ejecutivo central seguirá limitando severamente el presupuesto y las alternativas de los alcaldes y gobernadores opositores.

 

5. Con PSUV 49,2% 50,7% entre MUD y otros, ambos bandos cantarán victoria. Probablemente no pase de ahí (poca denuncia de irregularidades).

 

6. Electores no creyeron el “es ahora o nunca” al que la dirigencia ha recurrido para todas las elecciones. Discursos radicales son ya costumbre y generan poca movilización. El saqueo a Daka y otras tiendas ordenado por Maduro sí fue efectivo.

 

7. Sin trácala, oposición probablemente habría sacado ventaja significativa (~5%). Las «condiciones» son bien importantes.

 

8. Es hora de dejar de culpar a los electores. Casi 60% de participación en municipales es admirable. Países desarrollados tienen abstención de entre 50 y 70%. La gente en Venezuela cumplió.

 

9. MUD sigue siendo mucho más fuerte en zonas urbanas, con mayor acceso a las tecnologías de información que sus contrapartes rurales.

 

10. Número de votos a nivel nacional es comparable, y el numero de alcaldías da una falsa indicación de ventaja del oficialismo.

 

La situación a seguir es mucho más preocupante. En enero, la resaca económica llegará, y el gobierno probablemente se verá obligado a devaluar la tasa oficial bolívar/dólar; la otra ya está a 10 veces la oficial. Combinación de centralización de importaciones, autoridad única de precios, y posiblemente racionamiento oficial es un cóctel aniquilador de inversión. Pocos empresarios tendrán incentivos para hacer negocios en Venezuela.

 

Con una de las tasas inflacionarias más altas del mundo, los venezolanos se verán con dinero pero sin productos; con televisores saqueados pero sin electricidad; con carros pero sin gasolina; en fin, en medio de un pasticho económico que Venezuela no ha visto desde finales de los 80s.

 

El pasado domingo no pasó mucho; fue casi una repetición exacta de los resultados de las elecciones presidenciales de abril. Mientras no existan puentes sinceros para el diálogo, la crisis política no va a rescindir; y si algo gritan los resultados es que nadie puede gobernar solo. Quizás es hora de que los políticos escuchen.

 

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