El sueño de encontrar a sus nietos

Por Fabiana Crisci

@Fabicrisci17

 

 

 

Sin duda la constancia y la perseverancia son valores necesarios para aquellos que sueñan. Y así lo han demostrado durante más de 30 años las Abuelas de Plaza de Mayo, quienes no se han desvanecido ante la lucha y el sueño de encontrar a sus nietos.

 

Durante el régimen de Rafael Videla en Argentina fueron más de 20.000 los desaparecidos. Por lo que sus familiares y amigos decidieron reunirse de forma pacífica en una plaza situada frente a la casa de Gobierno, para protestar cada jueves esperando recibir respuestas de las autoridades sobre el paradero de sus seres queridos. Pero entre todas las familias que buscaban a sus allegados, había 12 madres – que en esa época tenían entre 50 y 60 años- quienes aseguraban que en el momento que sus hijas fueron secuestradas estaban embarazadas.

 

Las Madres de Plaza de Mayo, como fueron conocidas rápidamente, cubrían sus cabezas con pañales de tela en forma de protesta, pues estaban seguras que esos bebés habían nacido y estaban en algún lugar de Argentina. Soñando conocer a esos nietos desaparecidos se organizaron ante las autoridades para pedir el cese de las adopciones. A finales de 1977 tomaron el nombre de Abuelas de Plaza de Mayo y se consolidaron oficialmente. Soportaron los más grandes abusos y vejaciones de los entes judiciales y gubernamentales, incluso personas cercanas a la organización fueron secuestradas, torturadas y asesinadas. Entre ellas Azucena Villaflory y las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet quienes fueron llevadas a La Esma (centro clandestino de detención) y lanzadas vivas desde un avión al mar.

 

Pero por más abusos y tratos inhumanos, y hasta algunas veces sin ser tomadas en serio, estas abuelas persistieron en su objetivo: encontrar a sus nietos. Cuando finalmente acabó la dictadura tenía la esperanza de recibir mayor apoyo del Estado, sin embargo no fue así. Estas abuelas continuaron su lucha apoyándose unas con otras y trabajando como una organización independiente a través de investigaciones propias.

 

En los últimos años las Abuelas de Plaza de Mayo han recibido el apoyo del Estado sobre todo en temas judiciales y de derechos humanos. Han logrado algunos cambios en la legislatura argentina, la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos y la colaboración del gobierno para llevar su labor a instancias internacionales. Hoy, han conseguido 114 de los 400 niños que se estiman fueron dados en adopción.

 

Han sido muchos los casos e historias fascinantes sobre el reencuentro de estos niños nacidos en dictadura con sus abuelas. El más reciente fue el de Ignacio Hurban con su abuela Estela de Carlotto – presidenta de la asociación – luego de 36 años. Ignacio o Guido Carlotto, como había querido ponerle su madre, es músico y habían participado en algunas ocasiones como voluntario en los eventos sociales y de beneficencia que llevaba a cabo esta organización.

 

Las Abuelas de Plaza de Mayo son sin duda la prueba que las luchas justas tienen recompensas satisfactorias. Estos resultados han sido el fruto de un trabajo arduo durante muchos años, y a pesar de los pequeños apoyos del Estado, los logros han sido gracias a la perseverancia y el amor de estas abuelitas. Durante más de 30 años su único objetivo de vida ha sido conseguir a esos niños que nacieron en cautiverio, y no piensan detenerse hasta conseguirlos a todos. A pesar de que tienen entre 80 y 90 años su sueño es un abrazo de sus nietos antes de morir.

 

Esas madres que perdieron a sus hijos y que han luchado de forma incansable reivindican y reviven cada día con su trabajo a esos jóvenes que murieron persiguiendo ideales justos. Y no para vengar ni cobrar sus muertes, porque para ellas el acto más grande de justicia es saber la verdad y poderla contar a sus nietos. El motor que impulsa a estas “viejitas” no es más que las ganas de conocer a esos niños que hoy son hombres y mujeres.

 

Los sueños no se logran solos, hay que trabajar y perseverar para conseguirlos. Algunas veces están más lejos o llegan de pronto, pero la única forma es ir a buscarlos. Estas abuelas han soñado, han trabajado, no se han dado por vencidas y muchas lo han logrado.

 

Las Abuelas de Plaza de Mayo han sido nominadas en cinco ocasiones al Premio Nobel de la Paz entre 2008 y 2012. En 2011 recibieron el premio Félix Houphouët-Boigny por su trabajo en Derechos Humanos, otorgado por la Unesco. Hoy faltan más de 200 sueños por cumplirse.

 

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