Desarrollo de aplicaciones móviles en Venezuela: ideas y oportunidades
Por Luis Rodríguez
@Luisert
En el país se concentran unos 10 millones de teléfonos inteligentes y en promedio cada smartphone cuenta con 41 aplicaciones
Entre tecnologías cambiantes ha transcurrido la última década. Proyectos innovadores nacen cada año de personas comunes que deciden apostar a sus ideas para convertirlas en mercados factibles y marcas rentables. Es ese el caso de Facebook, Twitter, Vine, Candy Crush y otra larga lista de servicios sostenidos en internet.
Ante el comportamiento y exigencia de los usuarios, dichas plataformas se hacen cada vez más móviles. Actualmente existen casi 7.000 millones de teléfonos celulares activos, de acuerdo a datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. De ellos el 24% son teléfonos inteligentes, en su mayoría dispositivos con sistemas operativos iOS o Android. Solo en Venezuela se concentran más de 30 millones de dispositivos móviles, de los cuales 30% son teléfonos inteligentes, reseña la Comisión Nacional de Telecomunicaciones en su último informe correspondiente al primer trimestre del 2014.
Hoy los teléfonos celulares no se reducen a la característica de llamadas, también representan una pantalla con oportunidades para empresas de todo tipo. Un estudio de Capuware –empresa experta en inteligencia industrial- señala que cada smartphone cuenta con un promedio de 41 aplicaciones de distintas marcas y empresas de desarrollo de todo el mundo se benefician de los gastos en este tipo de proyectos. La inversión en apps móviles crece aproximadamente 3% anual y en 2015 podría alcanzar los 14.000 millones de dólares, entre las ventajas de dicho mercado destaca la flexibilidad y posibilidades de crecimiento que brinda, pero ¿están los venezolanos sacándole provecho?
Inversiones venezolanas
El 61% de los usuarios de los smartphone en los que se alojan aplicaciones móviles tienen una mejor opinión de las marcas cuando brindan una buena experiencia móvil, de acuerdo a datos de la consultora internacional Latitude Research. Un estudio de la Asociación GSM brinda una idea de la penetración de los celulares en la vida actual: más de 328 millones de usuarios en Latinoamérica. Por eso 92 de las 100 firmas más importantes del mundo cuentan con al menos una app.
En Venezuela existen distintas empresas que hacen importantes inversiones en recursos tecnológicos y humanos para entrar al negocio de las aplicaciones móviles. Tuvimos la oportunidad de conversar con el fundador de una de ellas. El actual de CEO de ICO Group, decidió apostar porque la tecnología es lo que lo ha apasionado toda la vida, «especialmente dentro de lo que ha sido mi experiencia liderando una empresa, el mundo de las aplicaciones móviles me ha motivado. Es algo de lo que sigo aprendiendo». La posibilidad de usar la tecnología para mejorar la calidad de vida de las personas es lo que el joven empresario señala como su norte en todo lo que hace.
Al ser cabeza de su empresa, define como clave para el éxito el hecho de estar rodeado de gente a la que le apasione de la misma forma que a él, además de «No parar de leer y estar en contacto todo el tiempo con lo nuevo. En la tecnología la única constante es el cambio». El proyecto móvil de ICO Group nació en el año 2011 y hasta la fecha ha trabajado con más de 10 grandes firmas entre las que destaca EF, ABC Forum, Farmacias SAAS, Twistos y Ávila Burger.
En un país como Venezuela es complejo cuantificar la cifra exacta que genera el mercado de aplicaciones, sin embargo el crecimiento acelerado que ha tenido el sector telecomunicaciones brinda una idea de ello. En el primer semestre del 2014 los ingresos que recibieron las empresas del ramo fue de Bs. 18.427 millones, 34,3% más que en el mismo periodo del 2013, de acuerdo a Conatel.
Las empresas
Además de ICO Group, en el país existen otras firmas dedicadas a las mobile apps, entre ellas destacan Avendano Producciones, AragMedia y Mobile Media, siendo esta última la de mayor crecimiento en los últimos semestres al contar con un portafolio de más de 90 aplicaciones, entre las que destacan Cines Unidos, La Mega Colombia, Meridiano Extra y Globovisión.
Aunque varias de las empresas nombradas en líneas anteriores cuentan con oficinas en distintas ciudades del continente, sus unidades de desarrollo se encuentran en Venezuela. El motivo es que en suelo criollo hay más oportunidades que en países más desarrollados, mayor cantidad de empresas necesitan abrirse puertas en el mundo digital y ahí está el foco de los desarrolladores venezolanos.
Sabrina Fernández, gerente de proyectos de Mobile Media, habla sobre las ventajas de crear apps en el país «La ventaja principal es la novedad del área en sí. Siempre hay un proyecto nuevo en el cual trabajar, que soluciona de alguna manera la vida de las personas”.
El entorno
Pero ¿desarrollar en Venezuela es ventaja o desventaja? Oscar González, programador de apps independiente, aprecia los pros y contras de la acción “En Venezuela existe una alta demanda de desarrolladores, por lo que es muy fácil y rápido conseguir trabajo, que además son bien pagados”. Sin embargo señala como lado negativo la demanda de talentos que hay fuera del país “siendo los trabajos pagados en bolívares, estamos en desventajas con respecto a otros mercados”. Para González esto ha propiciado una fuga de cerebros.
Venezuela se encuentra entre los peores países para hacer negocios de acuerdo al Doing Business 2014, un estudio sobre regulaciones para pequeñas y grandes empresas, en el que la nación criolla ocupó el lugar 181 de un total de 188. Esto debido a los 144 días que, en promedio, toma abrir una empresa en el país.
Pero cuando se trata del negocio de apps, el panorama cambia. Solo se necesita una computadora y a alguien que sepa de programación de software. Fernando Lozano, coordinador de desarrollo de ICO Group, señala que actualmente en Venezuela existen distintas vertientes de desarrollo que afortunadamente, y gracias a la curiosidad de los desarrolladores, están frecuentemente actualizándose.
«El retraso se presenta cuando se requieren desarrollos que soporten sistemas legados o implementados en versiones viejas de lenguajes de programación. Esto obliga a los desarrolladores a seguir usando versiones viejas de los lenguajes y frena la implementación de nuevas tecnologías».
Costos y beneficios
Por ser un mercado no regulado, el precio puede variar de acuerdo a la empresa que fabrique la app. El equipo de Android Venezuela, comunidad de usuarios y desarrolladores, cobra en promedio Bs. 15.000 por crear una versión móvil de una blog de noticias. Otras empresas consultadas, y que gozan de mayor experiencia en el área, perciben en promedio Bs. 30.000 por el mismo proyecto. Resalta el hecho de que, a pesar de la diferencia entre los montos anteriores, ambas empresas tardarían aproximadamente cuatro meses en entregar el producto.
En los costos influyen variantes como el alcance del proyecto, las plataformas para las que se va a desarrollar, el diseño de la app, la entrega del código fuente y el mantenimiento posterior del mismo. Además durante la realización se generan gastos en infraestructura. El costo de un servidor informático en la nube para almacenar la información varía de acuerdo a la cantidad de GB de los que dispone, pero en promedio sobrepasa los 30 dólares mensuales por cuatro GB de espacio en disco.
Un app también genera gastos por costo de licencia para cargar a las tiendas. El App Store de Apple cobra 99 dólares anuales a cada desarrollador que sube aplicaciones a su mercado, mientras que Google percibe 25 dólares por una única tasa de registro, sin límite de tiempo. Ambos markets ofrecen una tasa ilimitada de aplicaciones por licencia. Todos los gastos anteriores son cubiertos por la empresa desarrolladora.
Los beneficios que genera cada aplicación son distintos, dice Marianna Schiavino, gerente de ICO Group, «Entre ellos se pueden encontrar objetivos de ‘branding’ o ‘posicionamiento de marca’ que se logran a través del alcance a los clientes. También se pueden cubrir objetivos de servicios, como lo hacen los bancos, que permiten realizar transacciones a través de sus apps«. En otros casos pueden cubrir objetivos de ingresos, permitiendo el consumo de productos a través de las aplicaciones, como tiendas por departamentos o supermercados, agregó.
La cuantificación de los números depende del lugar al que desee llegar el cliente, dice Schiavino, «en caso de que (el cliente) ya tenga un página web que ofrezca la compra de productos, se estima, según el tráfico esperado en la app, cuáles serían los volúmenes de venta. Para el caso de servicio, se podría cuantificar con base en el número de descargas esperadas, el cuál sería el total de usuarios que responderían al uso de una herramienta como la de ‘cobro de cheques’ desde el móvil».
Quiénes son los talentos
Aunque las primeras aplicaciones móviles datan de los años noventa, su mercado empezó a crecer en el año 2010. Luego del crecimiento abrupto que experimentó la venta de smartphones gracias a empresas como BlackBerry y Apple, distintas firmas empezaron a generar apps para esos sistemas operativos.
Los desarrolladores de aplicaciones son, en su mayoría, tan jóvenes como su fuente de empleo. Desenvueltos en una sociedad tecnológica que avanza con acelerados y largos pasos, parece que no existieran limitaciones para dicha generación de profesionales.
Andrés Torres es estudiante del último semestre de Ingeniería en Telecomunicaciones y también desarrollador junior de ICO Group. A pesar de la diferencia que existe entre el área de telecom y el campo del desarrollo, Torres decidió dedicarse al último por el futuro que tiene y la forma en que toca a la mayoría de las personas. Disfruta de poder crear un producto desde cero, aplicando imaginación y con el objetivo final de hacerlo útil.
A pesar de las dificultades que puede representar estudiar y trabajar al mismo, Torres siente que la remuneración sí paga sus esfuerzos. Sobre cuáles son las ventajas que su empleo representa para un estudiante, dice que «Ejercita la creatividad y al mismo tiempo el desarrollo lógico en el individuo. Además te permite mantenerte al día en cuanto a tecnología se refiere».
Por otro lado se encuentran los ya graduados, como María Virginia Navas, desarrolladora de Mobile Media. «Durante una de mis clases electivas, me abrieron los ojos al área de las aplicaciones móviles y como este mercado estaba en crecimiento en todo el mundo decidí aprender a desarrollarlas en caso de que me resultara útil en el futuro y así fue», responde Navas sobre el motivo por el cual decidió dedicarse al desarrollo. A pesar de esto, señala que la mayoría de sus conocimientos los ha adquirido en su trabajo o leyendo libros. Permanece en Venezuela porque desea obtener experiencia que le permita llamar la atención de empresas en el exterior.
Un caso de éxito venezolano
Apensar es un juego de palabras en el cual el usuario debe adivinar el elemento en común entre cuatro imágenes, destaca por ser el más popular de los desarrollados en el país. En la actualidad cuenta con más de 500.000 usuarios en todo el mundo, los cuales han dedicado 22 minutos diarios a superar los 750 niveles que posee. Marianna Schiavino, una de las líderes del proyecto, habla sobre lo más llamativo del juego: «Fue creado hace poco más de un año y empezó a crecer exponencialmente en mercados que no nos esperábamos, como Estados Unidos y Puerto Rico, donde el español no es la primera lengua».
Los juegos móviles no tienen límites en cuanto a aspiraciones monetarias. Apps como Candy Crush Saga, que cuenta con más de 140 millones de usuarios activos, generan cerca de un millón de dólares diarios gracias a la publicidad interna. Y aunque los ingresos de Apensar aún están muy lejos de esas cifras, la aplicación suma diariamente 3.000 nuevos usuarios, de acuerdo a cifras de Schiavino.
Las posibilidades que ofrece el mercado de las apps móviles parecen casi ilimitadas gracias a su naturaleza digital, tanto para desarrolladores como para empresas. Con desventajas superables y beneficios masificables, la industria de las aplicaciones se perfila como una buena opción para los inversores venezolanos que buscan alta rentabilidad y costa de bajos riesgos.
