Los precios bajan, las presiones suben

Por Daniel González González

@GonzalezGDaniel

 

 

 

“El mundo debe olvidarse del petróleo barato”

Hugo Chávez.

 

Los precios del petróleo iniciaron a mediados de año un descenso que a la fecha no se detiene. En agosto la cesta OPEP cerraba en 107,89 U$ el barril. Al inicio de diciembre el valor de la cesta había perdido 42,24 U$ y se ubicaba en 65,65 U$ el barril. De acuerdo con el OPEC Monthly Oil Market Report de diciembre de 2014, al cierre de noviembre la cesta OPEP había perdido 9,49 U$ respecto al mes previo y la cesta Merey (Venezuela) perdió 7,75 U$, situándose al cierre en 68,42 U$. Ante esta realidad y siguiendo la tónica de Hugo Chávez, Nicolás Maduro decía en octubre: “el petróleo puede bajar hasta 40 dólares, pero Venezuela tiene garantizado sus recursos para seguir prosperando”. ¿Nos dijo la verdad?

 

Hace menos de un mes la OPEP mantuvo una de las reuniones más importantes de los últimos años, en la que prevaleció la posición de los defensores del status quo, encabezados por Arabia Saudita, influyente reino que produce alrededor de un tercio del crudo de la cesta OPEP y que no está dispuesto a recortar la producción. Venezuela y Rafael Ramírez, defensores de un recorte de la producción que aliente nuevamente el alza de los precios salieron literalmente con las tablas en la cabeza y los precios continúan su descenso. Hacia lo interno del gobierno, aunque no lo digan, las cosas están color de hormiga y es que el que ha sido el aliciente del desmadre revolucionario está mermando a pasos del tamaño de la corrupción del régimen.

 

Aunque el gobierno de Maduro dice que las cosas están bien y que la rumba revolucionaria sigue a pesar de los bajos precios del petróleo, lo cierto es que las presiones aumentan aguas adentro. La semana pasada, Nicolás Maduro se quejaba de los intereses que en el mercado internacional se le pretendía cobrar a la República, demostrando dos cosas. La primera, ignorancia exponencial respecto al por qué se le cobra a un país más que a otro y la segunda, que no hay plata. La teoría dice que acudes a financiamiento cuando tus ingresos no dan para cubrir tus gastos y esa es precisamente la situación de Venezuela. El escenario más previsible es que en 2015 el Gobierno devalúe por enésima vez el bolívar respecto al dólar para cubrir el creciente déficit y obtener más bolívares por cada dólar vendido. ¿Cuándo? ¿Cómo? Solo lo sabe Maduro y su grupete. Y aquí debemos recordar que la devaluación impacta en los precios, sobretodo en una economía como la venezolana, donde se rumora que hasta el presidente es importado.

 

Pero además de devaluar, el gobierno puede incrementar algunos impuestos o despertar de la muerte a algunos otros. En la mira están el impuesto al valor agregado y el del débito bancario, lo que encarecería aún más las compras y las transacciones bancarias. También puede acudir a financiamiento internacional. Así, el 2015 se avizora bien como el año de las grandes decisiones económicas o el año en que el legado de Chávez termine hundiéndonos en la miseria. Porque lo cierto es que si bien lo sensato es devaluar y empezar una rigurosa disciplina fiscal que el gobierno desconoce, también puede optar por correr la arruga, postergar las decisiones trascendentales e ir poniendo paños de agua tibia como ha sido costumbre.

 

La OPEP ha revisado a la baja la previsión inicial de crecimiento de la demanda mundial de petróleo para 2014, mientras que revisó al alza el crecimiento de la oferta de los países no OPEP. La propia Organización ha mencionado que si el entorno actual de precios persiste en 2015, no se puede tener claro las implicaciones para la economía global y el mercado mundial de petróleo y llama a seguir de cerca la evolución de la oferta y la demanda.

 

Cuando Hugo Chávez pronunció la frase citada en el epígrafe, pensaba que los precios del petróleo podía controlarlos como al de la harina de maíz, pero el mercado, con su dinámica propia y movida por esas fuerzas invisibles de la oferta y la demanda, demuestra una vez más que los precios de lo que sea son indomables. Si la oferta supera la demanda, bajan los precios. Esa dinámica la desconocen en Miraflores o ya hubiesen combatido buena parte de la inflación y la escasez. Nadie puede controlar los precios sin que aparezcan distorsiones. Al momento de cerrar esta nota, los precios del WTI terminaron en menos de 60 U$ y Rafael Ramírez, canciller de la República, dijo que se evaluaba la posibilidad de pedir una reunión de emergencia a la OPEP dependiendo del comportamiento de los precios durante el primer trimestre de 2015. Las barbas están en remojo. Mientras tanto, preparémonos para sufrir las consecuencias de la caída.

(Visited 111 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras