Erotismo latinoamericano: La parálisis de la escritura
Por Lorena G. Díaz
@ddilorena
El subdesarrollo de la expresión lingüística latinoamericana constituye un problema grave en el trato al erotismo; un tema muy difícil por razones simplemente históricas.
Para los pensamientos griego y latino, la actitud erótica humana se situaba en el mismo nivel que cualquier otra actividad que formaba parte de la integridad del ser humano, los griegos y los romanos manejaban ese tema con la misma naturalidad y soltura que temas históricos, mitológicos o de inteligencia humana; con diferencia de matices pero sin ningún tabú o prohibición muy marcada. Aparece el cristianismo con una fuerza dominante e impone un código moral que no tenían los paganos, donde el espíritu y la carne toman valores morales. Hay entonces la tendencia a poner lo erótico en el plano del mal, lo impuro. Se nota a lo largo de la Edad Media y llega a veces de manera directa hasta inconsciente a nuestro días, poniendo una barrera a la hora de escribir sobre lo libido.
Cuando hablo del erotismo en la literatura, no hago referencia a lo que se puede llamar pornografía, existe una diferencia capital entre ellos: el erotismo en la literatura consiste en enriquecer el acto sexual, exaltar la belleza, la salud, es la función del amor; en cambio, la pornografía en la literatura es negativa, son escritos deliberados para crear una excitación.
La incursión de palabras autóctonas cómo: güevo, pico, pito, pija, polla… entran en la masculinización de todas las variantes latinoamericanas de miembro viril; en la narrativa latinoamericana muestran una carencia de lenguaje erótico que lleva, al circunloquio, al eufemismo. Sustituir estas expresiones por sus equivalentes es duplicar la intención y enriquecer el verbo erótico.
En situaciones de novelas donde se articulan escenas eróticas con la misma calidad y necesidad que otros elementos formando parte vital del libro; no se le puede llamar pornografía ya que son situaciones tratadas de manera excepcional, se intenta llevar el ánimo del lector al plano en el que él también se está liberando de tabúes mentales.
El subdesarrollo en la literatura es una de las peores ataduras creando la parálisis de la escritura.
