Un Desorden Público de emprendedores

Por Laura Andreina Rodríguez

@islarv

larodriguez@guayoyoenletras.com

 

 

 

Decía Cicerón que mientras mayor es la dificultad, mayor es la gloria. En función a esta premisa y en respuesta al contexto económico y social al que se enfrenta Venezuela en donde cada vez son más los jóvenes que deciden irse del país, la aceleradora de ideas de Telefónica junto a Inversiones Ecoem y el método de pago por Internet PagoFlash, crean CCS Emprende Musicen los espacios de la Academia Wayra para alentar a quienes siguen en el país a apostarle a él, creando y emprendiendo.

 

En la primera edición de este evento se contó con la participación de la icónica banda de ská venezolna Desorden Público que, durante un concierto íntimo en formato storytelling, contaron al público las dificultades que tuvieron que atravesar para poder emprender hace 30 años en el país, las que siguen atravesando y cómo lo han hecho.

 

 

La audiencia, conformada por emprendedores y trabajadores de los distintos medios de comunicación, se fue acercando tímidamente al espacio improvisado como escenario para la banda. Sentados en el piso, frente a ellos, escuchaban cómo Horacio Blanco, vocalista y guitarrista de Desorden Público, explicaba que el control de la música en Venezuela estaba repartido entre las grandes disqueras y las estaciones de radio, que colocaban música que en nada tenía que ver con ellos (Karina, Guillermo Dávila y Melissa, por ejemplo), y la falta de las nuevas tecnologías con las que contamos ahora hacían difícil dar a conocer su propuesta alternativa: el ská.

 

Las notas de “Ská de acá” no se hicieron esperar y el ánimo del público empezó a aumentar. Seguidamente, Blanco continuó relatando que, además, las estaciones radiales se prestaban para censurar algunos temas. Caso particular de “Skápate conmigo” de la cual se decía que incitaba a los jóvenes de la época a la promiscuidad. “Así igual nos daban difusión”, bromeó al respecto y, como era de esperarse, esa fue el siguiente tema en sonar.

 

Después de ilustrar la innovación y la firmeza como dos de sus principales pilares al inicio de su carrera, fue el turno de  José Luis “Caplis” Chacín, bajista del grupo, para hablar sobre la importancia que tuvo para ellos el instruirse. Recordó que aprendieron a tocar ská en el camino, con la banda ya creada, porque antes tenían una miniteca llamada “Aseo Urbano”. El nombre se debía a que se presentaban a limpiar la basura de las fiestas.

 

Recordó las bandas que escuchaban para el momento como Témpano, Sentimiento Muerto, Resistencia, entre otras. Y, aunque les gustaban, decidieron arriesgarse a hacer ská en un país en el que muchos jóvenes como ellos se preguntaban “¿Dónde está el futuro?”, como el tema compuesto por ellos, cuyo mensaje no pierde vigencia y que el público coreó de principio a fin.

 

Danel Sarmiento, baterista de la agrupación, recalcó la importancia de persistir “hasta pegarla”. Eso fue lo que les dio la oportunidad de sobresalir a pesar de la poca difusión y hacerse de sus propios seguidores. “Tiembla” les dio la oportunidad de salir de lo undergound y el tema que levantó a más a de uno. Aunque después se quiso tomar la compostura en el público, el efecto de “Tiembla” fue irreversible.

 

Iniciando los 2000, después de 15 años de trayectoria ininterrumpida, la mitad de los integrantes de la banda salieron del país por otros proyectos. Una crisis que suponía dejar el proyecto hasta ahí pero “echamos pa’ lante”, explicó Horacio Blanco. Le apostaron a la incorporación de nuevos y diversos músicos como Francisco “El Coco” Díaz y William “Magú” Guzmán, quien escuchó el ská por primera vez de Desorden Público.

 

Entre “Desorden está en la calle” y “Gorilón”, recordaron que una agrupación se vuelve una marca y el impulso de ella recae en el manager. Con esto, destacaron la importancia que tienen todos dentro de una banda, incluyendo a los técnicos, los ingenieros de sonido y todo el equipo que suma esfuerzos para llevar adelante el proyecto.

 

El público, entre risas y comentario, no dejó de interactuar con los “desordenados”. Sobre todo cuando las anécdotas se acercaban a la actualidad. Francisco Díaz, tecladista, instrumentista y hasta arreglista del grupo relató lo  difícil de emprender en la música. Explicó que actualmente la parte más difícil es invertir en dólares y ganar en bolívares. Horacio tomó la palabra y preguntó: ”¿a cuánto llegó, hoy, el dólar –paralelo-?” El público gritaba la cifra y a su vez le decían “Llora Horacio”, la agrupación complació al público y “Llora por un dólar” sonó en los espacios del Wayra.

 

Salir de la zona de confort cuesta, sobre todo cuando hablamos de una banda con 30 años de trayectoria y una carrera sólida en el país. Pero precisamente ha sido eso lo que los ha llevado a tener ese lugar en el país a representarlo en otros continentes. Señalaron, entre otras cosas, que se han empeñado en alejarse de la nostalgia de tocar sólo canciones viejas y buscan siempre reinventarse frente a la competencia cada vez más joven y nueva. En función a esto, comentaron que grabaron un disco con C4Trío este año y tienen planes de hacer una película y un recopilatorio de rarezas: un disco en vivo, grabado por ellos mismos en conciertos en otros países.

 

Dejaron clara su intención de seguirle apostando al país y sobre todo a su proyecto música, seguir invirtiendo en ellos mismos al mismo tiempo que tocaron un tema nuevo que causó bastante controversia en su debut: “Todo está muy normal”.

 

Esperaban cerrar con esa canción pero el ambiente se prestaba para seguir con algo más, el público seguía de pie, animado, unas cuantas entusiastas le expresaban su amor a los integrantes de la banda, otros pedían algunos temas como y ellos le expresaban su total gratitud al público. Asimismo, recalcaron la importancia de no parar de trabajar, de creer en el país y de creer en la fuerza que tenemos cada uno para afrontar y salir de las dificultades.

 

“Valle de balas” cerró con broche de oro la participación de quienes pusieron a bailar al más serio y causaron un desorden público que dejó a más de uno inspirado y con una sonrisa de satisfacción que a veces cuesta encontrar entre los sucesos que, como ilustra la canción, embargan a la ciudad.

 

La actividad se extenderá a otras ediciones con otros grupos musicales emprendedores del país, con ella, la Academia Wayra Venezuela, Inversiones Ecoem y PagoFlash, junto a diferentes grupos de emprendimiento, ratifican su compromiso de promover valores positivos para los jóvenes en el país.

 

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