Un poco de cinismo, por favor

Por Jorge Olavarría

@voxclama

 

 


Cuando los prestigiosos antiguos griegos comenzaron a filosofar, enseñaron al mundo a pensar, se hicieron preguntas fundamentales sobre la vida, el universo, las razones, objetivos, la naturaleza de las cosas. Y con sus ponencias cambiaron el rumbo de la humanidad. Cambiaron la mente humana. Pero muchas de sus conclusiones fueron devastadoras y produjeron filosofías desastrosas. 

 

La historia, sea cíclica o lineal, produce referentes que dentro de sus contextos (geográficos, estacionales, sociales y económicos), aportan valiosas lecciones para el presente y el futuro. Algunas lecciones, sin embargo, son radioactivas. En el caso griego, el mundo presenció una lección elemental cuyas mecánicas siguen palpitando. Vemos un gobierno electo al que le ha sido difícil desengancharse del legado populista, paternalista, socialista (que ha electo a incontables dirigentes), pero que tocó fondo y no puede seguir ignorando el descalabro, la deuda heredada, acumulada, precisamente, por el populismo y el paternalismo socialista que ha reinado episódicamente hace más de medio siglo en toda Europa (y el mundo).

 

Alexis Tsipras, Primer Ministro griego electo en enero 2015, heredó un paquete hediondo. Gestionar un Estado con una economía no solamente desajustada, desordenada, sino corrupta, en ruinas y sin mucha disposición a aceptar enmiendas. En Junio anunció querer un referendo para saber si el pueblo griego debía o no someterse a las condiciones del bailout; condiciones propuestas por la Comision Juncker, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo. Hábilmente, logró cebar la matriz de opinión de que—no pagar las deudas era un acto de rebeldía, algo noble, revolucionario, justiciero. Cinismo puro.

 

Alejandro III de Macedonia, sin ser griego, fue el más elevado promotor del pensamiento y la cultura helenística. Se dice que en su paso por Corinto, siendo Alejandro particular devoto de la filosofía (habiendo sido tutelado por Aristóteles), quiso conocer al filósofo Diógenes de Sínope y salió a las calles a buscarlo. Encontrando a Diógenes tirado en el piso, en un acantilado (hay muchas versiones.. Tolomeo, Arrian, Cicerón, Valerius Maximus, Seneca..), lo saludó con respeto y viéndolo en harapos, le ofreció poder complacerlo con cualquier cosa que le pidiera. Hay muchas adaptaciones de la respuesta del filósofo pero esencialmente, Diógenes le pidió al gran rey/conquistador que se retirara porque le estaba tapando en sol. También hay diversas versiones de la réplica de Alejandro. Una dice que, ofendido por su irreverente ingratitud, le preguntó ¿si sabía con quien hablaba?.. Diógenes le contestó con otra pregunta, ¿me dirijo en estos momentos a un hombre justo, o un tirano? Alejandro anunció ser un hombre justo a lo que el filósofo le reiteró su petición. Que desistiera de taparle el sol. Se dice que ante esto, Alejandro se retiró murmurando, “Si no fuese Alejandro, me gustaría ser Diógenes.”

 

El electorado griego avaló el OXI (sobre 61% -y no hace falta hablar griego para saber lo que significa oxi). Con eso se demostró una de dos cosas, sea—la destreza demagógica o publicitaria para maniobrar la opinión pública de un gobierno insensato, –o la inmadurez, léase irresponsabilidad colectiva de los griegos. Sea como fuere, el electorado le lavó las manos al gobierno electo de Alexis Tsipras del EL, Partido Izquierda Europea (o sea que PEL) y la Coalición de Izquierda Radical. 

 

La crisis griega (que es una nimiedad comparada con lo que se nos viene encima), recuerda un poco el cuento del adolecente que no pasó el año y confronta al profe de Matemáticas. “¿Cómo esperabas salvar el año? ..no estudiaste para el examen, nunca terminaste las tareas, no corregiste tus fallas, te saltabas las clases.. y cuando asistías no anotabas en tu cuaderno, nunca hacías preguntas..”

 

Porsiacaso, la anécdota de Alejandro y Diógenes no se refiere al cinismo griego versus la prepotencia del poder (de Ángela o de Alejandro). Dionisio era un duro crítico social, despreciaba convencionalismos, conveniencias, patrones sociales y decía que los hombres debían regirse por la virtud. Se paseaba de día con una lámpara porque estaba buscando a algún hombre honesto en Atenas. Cuando el oráculo en Delfos le anunció que debía “desfasar la moneda”, lo interpretó como una instrucción para desvalorizar el presumido patrimonio político. A lo que si hace referencia la anécdota es de cómo una idea, una filosofía virtuosa en su concepción puede, y a menudo suelen, degenerarse.

 

Y hay pocas doctrinas que hayan producido más variables que el cinismo y el estoicismo. En su origen el cinismo alegaba que el propósito de la vida era la virtud. El concepto de Luther King de que a una persona se le debe juzgar solo por el contenido de su carácter. Los cínicos griegos se auto disciplinaban para rechazar toda pompa y las etiquetas superficiales. Las enseñanzas de Jesús se asemejan más a las doctrinas de los filósofos cínicos griegos que a la instrucción de los visionarios mesiánicos de la época que clamaban por un líder que los liberara del servilismo imperial. Pero el cinismo filosófico tiene un lado pragmático que le proporciona su etiqueta, κυνικός (kynikos), que significa “como perros” quizá originado como insulto ya que siendo indiferentes a las superficialidades, alegando que la única libertad era rechazando la vergüenza, librarse de las trampas de la riqueza, el poder y la fama, y no se preocupaban por convenciones como pagar deudas, vestirse, tener casa…(cínico, sinónimo de: desvergonzado, impúdico, fresco, insolente, desfachatado, sinvergüenza, descocado, despreciativo, sucio, mordaz…).

 

Cinismo aparte, en la Grecia actual, mientras se celebraba el triunfo de la estupidez populista, los liderazgos europeos menos populacheros (o los más serios y sensatos) también deben haber aplaudido el oxi. Ese aval a la sandez le daba legitimidad democrática a cualquier medida o sanción que se tuviera que tomar por muy dura que fuese. Ya el asunto no era un error de cálculo o de filosofía política del gobierno sino una opción de la mayoría del pueblo. Pero afortunadamente el argumento populista fue una borrachera que duró días, horas. Nadie quiere pagar lo que debe igual que nadie quiere envejecer. Y no es que las duras medidas de austeridad no deberían producir reacciones de solidaridad, es que las medidas “impuestas” son solo una reacción ante una avalancha de hechos, de insensateces, ante la mora de pagos de dinero recibido, ante la falta de voluntad de cambiar políticas equivocadas y conductas corruptas. Son los hijos pagando por los desastres de sus padres.

 

Se dice que César lloró ante la tumba de Alejandro porque ese día se daba cuenta que a su edad, Alejandro ya había conquistado el mundo. Pero para Diógenes la grandeza de Alejandro era una falacia. No quería nada de lo que Alejandro, el dinero o el poder, pudieran ofrecerle. Solo quería algo que ni Alejandro podia darle. Los rayos de sol.  Este encuentro es un conflicto de ideales opuestos. Alejandro representa la ambición incansable mientras que Diógenes representa la virtud filosófica, la disciplina intelectual, la paciencia y la suficiencia. Alejandro desea y persigue todo lo que el mundo tiene que ofrecer mientras que el filósofo es conformista y agradecido con todo y nada.

 

Too greek to fall? Alguien dijo—“A Grecia le convendría declarase una Entidad bancaria o financista…y les sacarían la pata del barro sin pedirles nada a cambio.” –comparando el caso griego con el ilimitado bailout (plural) dado a los sinvergüenzas financistas y banqueros quienes con su avaricia y descaros arrastraron al mundo entero hacia el tobogán de una terrible crisis financiera. Cierto que parece injusto haber pagado a manos llenas por los descomunales auxilios financieros sin exigir medidas de austeridad e imponer reglas más limitantes a los especuladores, monstruos capitalistas quienes se enriquecen con dinero ajeno. Pero lejos de reformas y cautela, a los financistas/banqueros se le pide que sigan haciendo lo que hacen; especulando, prestando, invirtiendo, arriesgando los capitales de otros. Pero un gobierno, un estado, es otra biósfera. Los dos casos no se asemejan en mucho. Grecia es una Madame Bovary atrapada en incontables ciclos viciosos, endeudándose y gastando más de que podían/pueden pagar.

 

Eso aparte, la verdadera injusticia la cometen quienes pretender manipular la opinión pública comparando a la Canciller alemana con Hitler llamando a boicotear el canibalismo de “Angela Lecter”. El aguante de los griegos durante la ocupación nazi fue absolutamente heroico tanto con los combatientes en la resistencia como la población en general docenas de miles de civiles fusilados como castigo por cada ataque de los partisanos, en su mayoría comunistas. Incluso Churchill, quien detestaba a los comunistas (aunque hubieran luchado contra los nazi) llegó a decir, jugando con su agudeza verbal, “Por los tanto no vamos a decir que los griegos peleen como héroes, pero si diremos que los héroes pelean como griegos.”

 

Así que no hay ningún lugar para comparar la crueldad nazi con la severidad de la nueva Alemania, líder en Europa por tener, probablemente, la economía más saludable y libre del mundo, construida con esfuerzo, eficacia, competitividad y constancia. La envidia de Europa. Además, si hay un país en el mundo que sabe cómo ponerse de pie luego de un terrible desplome, ese país es Alemania. Si hay una nación que conoce las desgracias de las que es capaz la ultraderecha y la ultraizquierda, ese país es Alemania. Un país que resurgió de las cenizas luego del horror nazi y esperó medio siglo para reunificarse y, nuevamente, empezar de nuevo, terminar de reconstruir la otra mitad dejada en ruinas por el horror marxista. 

 

El siglo que vio a nacer a nuestros padres y abuelos, igualmente presenció el parto de una mezcolanza de ideologías populistas, ultranacionalistas y colectivistas que fueron la plataforma para una guerra mundial que produjo un daño inmensurable.

 

Cuando Alemania fue vencida, los ejércitos victoriosos dividieron al país en dos. Parámetros similares se repitieron en Corea, y el país quedó dividido, norte y sur, entre un marxismo fanático (bajo la tutela china comunista) y un mercantilismo implacable (bajo la tutela de los Estados Unidos capitalista).

 

En Europa, los soviéticos, quienes bajo cualquier parámetro pagaron el más alto precio en vidas por la bestialidad nacionalsocialista alemana, se quedaron con el este de Europa y la porción este de la Alemania conquistada que pasaron a llamar (irónicamente) DDR / República Democrática Alemana (RIP). Esta nación proporcionaba la plataforma ideal para la realización del marxismo auténtico que, según la visión de su progenitor, solo sería posible en una sociedad avanzada, madura, disciplinada, culta (como la alemana) y de ninguna manera sería posible en Rusia con una sociedad tan plagada de inopia, misticismo y atraso, bajo un régimen feudal monárquico.

 

Por el otro lado, la mitad que se denominó DFR / República Federal Alemana también proporcionaba la plataforma ideal para el capitalismo libre. Una nación provista de un pueblo trabajador, innovador, instruido, creativo, organizado y muy productivo, ya inmunizado ante el peligro del regreso del demagogo populista (siempre latente) que pudiera hacerse de las riendas del poder absoluto excitando emociones bases, acusando al contrario, (sea mexicano, pitiyanqui o judío), y prometiendo revanchismo y salidas fáciles (que siempre terminan desatando tempestades y victimizando inocentes).

 

Todo se paga. A nadie, repito, le gusta tener que pagar deudas pero cuando te prestan dinero para comparte una mesa, y das la sillas como garantía, o lo que sea, tienes que pagar o te puedes quedar sin sillas ni comedor. La palabra clave es “prestan”. O como me dijo un amigo economista, “El negocio de los Bancos es prestar dinero y recuperarlo con los intereses establecidos, que ni siquiera fijan ellos. El negocio de los Bancos no es quitarle las propiedades a la gente para ponerlas en subastas y tratar de recuperar el dinero prestado.”

 

Pero el problema del socialismo es como el cuento del niño al que se le pregunta ¿de dónde viene la leche? Y responde, de la nevera. ¿De dónde viene el dinero? Del telecajero. Tristemente, el niño tiene razón. En su limitado universo, quien quiera leche, solo tiene que abrir la nevera y servirse. Quien necesite dinero, solo tiene que pedírselo a la maquina. Y todos felices. ¿OXI? 

 

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