Recuerdos de una adolescente
Hace algunos días, me detuve en un lugar que representó una etapa de mi juventud temprana (desde los 16 hasta los 19 años): La Plaza La Castellana. Habiendo estudiado en el IDC (Instituto de diseño de Caracas) y posteriormente en el Centroart, no es raro pensar que pasé gran parte de mi tiempo tomando bocetos para los trabajos requeridos o socializando allí. Me sorprendí al ver lo árida que se encontraba. Ni una sola planta, los bancos un tanto estropeados y además estaba poblada de gente de dudosa procedencia apenas siendo las 4:00pm. Sin embargo, tomé la decisión de sentarme un momento a coger aire y pude recordar gratas e inolvidables ocasiones en esta época. Nombraré algunas a continuación:
– Había sitio llamado “Lobby” en donde realizábamos nuestros ploteos e impresiones, mientras bebíamos un café de la máquina, que no pasaba de 10mil bolívares (10Bsf).
– La esquina era un sitio de reuniones entre las clases en donde era costumbre hablar de los proyectos o simplemente esperar mientras se bebían refrescos o se fumaban cigarrillos. La caja de cigarros de la marca más cara (Lucky Strike, Marlboro…) costaba 7mil bolívares (7BsF). Ese mismo año, la Lucky Strike sacó una caja rotatoria de metal que era todo un lujo. La podías comprar con 30mil bolívares. (30BsF)
– Un día, estábamos sentados dentro del Instituto y pasaron unas promotoras del desodorante “AXE” que REGALARON latas de desodorante pequeñas edición especial para promocionar el producto.
– No era un problema adquirir los materiales de diseño, que eran costosos para el momento, pero se podían comprar. Cartón uno en kilo, cartulinas, papel protector, láminas de PVC o cloruro de metileno. Interesante es que hace unos días una amiga me preguntó dónde conseguir cartulina de construcción, que no encuentra…
– La compra del aerógrafo tampoco fue un drama. En los dos caminos vendían los compresores de aire. Y dicho aerógrafo costó alrededor de 500 mil (BsF. 500)
– Salir a fiestas nocturnas o ir a reuniones que pasaran de las 11:00 pm tenía sus riesgos como siempre, pero nos cansamos de ir a diversos locales y mi padre llegó a buscarme en su carro a las 3 de la mañana para regresar a casa. Jamás nos sucedió NADA. A ninguno de nosotros.
– Con aproximadamente 50 mil bolívares (50Bsf) podíamos bajar al Farmatodo de la esquina y comprar: Un chocolate Snickers, unas cotufas de microonda, gomitas o marshmallows y una Pepsicola de 2lts. Y con 150 Bsf podíamos ordenar una Pizza en Domino´s Pizza, con la condición de que si se tardaban más de 30 minutos en llegar, saldría gratis, (cosa que llegó a pasar varias veces).
– Los combos en McDonalds costaban entre 10mil y 40mil bolívares (10Bsf y 40Bsf). Podías comer en la calle alrededor de 3 veces por semana. Y casi ninguno trabajaba, solamente estudiábamos.
– Mi madre enviaba el carro a revisar al concesionario 1 vez al año, no significaba ningún problema.
– Todos los meses Agosto o Septiembre, viajábamos por el interior del país. Quedándonos en Hoteles y Posadas excelentes, comiendo y bebiendo lo que se deseara.
– Muchas veces salí a tocar batería con mi banda, terminábamos a las 3:00 am y nos regresábamos a las casas sin ningún problema.
– Todos los viernes en mi casa, nos reuníamos a comer y beber o salíamos a algún restaurante. No representaba un gran desfalco a la economía familiar.
– Todos los sábados se hacía el mercado de la quincena. Era el único día en que se pensaba seriamente en qué se iba a comer. También había agua, luz, teléfono e internet la mayoría del tiempo en las casas. La luz solo se iba si había tormenta.
Estos recuerdos hacen pensar que quizás soy la hija de una rica empresaria o algo así, pero no. Mi madre y yo somos de una clase profesional que vivía como deberíamos vivir todos aquellos que trabajamos para salir adelante; comiendo lo que nos guste, teniendo momentos de esparcimiento y estudiando lo que queremos. Tampoco soy una vieja setentona que escribe, esta realidad libre era hace 10 años apenas. Entre 2006 y 2009, cuando, aún estando Chávez en el poder, había la posibilidad de darle un giro a la economía sin tener que llegar a esta cotidianidad nefasta y a este socialismo piedrero que nos igualó a todos hacia abajo: carros detenidos por falta de repuestos, búsquedas interminables de comida por horas en colas, escasez absoluta de las necesidades básicas, recorte de servicios, incertidumbre, inseguridad, deterioro de los espacios públicos e inflación desmesurada.
Solo me queda decir bienvenidos al hombre nuevo.
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