A mi amigo David Sosa, preso injustamente por soñar con un país mejor…
Hay sueños que no se pueden destruir…

Querido David.  Te escribo estas líneas porque los mensajitos de textos y las llamadas no se permiten donde estas. La comunicación te la han recortado y solo nos quedas comunicarnos desde esos pensamientos que al toparse,  traen imágenes, recuerdos e ideas que nos invitan a seguir adelante. Es esa especie de leguaje que sin necesidad de distancias ni presencia física, transmite valores y principios supremos, a quienes se conocen y a quienes no, en el instante de una anhelo común…

Tú, al igual que a muchos venezolanos,  le han arrebatado el derecho al color y al movimiento, a una vida digna y a la posibilidad de ejercer para soñar. ¡Que irónico! Mientras en las calles deambulan peligrosamente los delincuentes sin nadie que los detenga, hoy la cárcel es un símbolo que castiga la disidencia, la valentía y el inconformismo. Y no creas que los barrotes son los únicos depósitos de la libertad en el país, los inconformistas que aún podemos escribir, también llevamos la cárcel y el exilio dentro. Como millones de inconformes que han cubierto las calles del país sin tegua en más de 80 días de protesta en esta lucha donde el poder pretende que gane la indiferencia. ¿Puede el poder detener las aspiraciones de un anhelo común en la barrera ilusoria de obligar la distancia? Las realidades coexisten y se juntan. Eso es inevitable.

Como sabrás – porque hasta las paredes más duras tienen gritas donde el agua corre-  la dictadura se ha movido, ha templado y se ha fisurado su poder. El rostro, los ojos, los gestos delatan al dictador cuando dice lo contrario. Él se ufana del respaldo social y se abroga su poder, pero sabe que no supera ninguna prueba con la realidad. La retórica puede dar discursos altisonantes pero definitivamente no mitiga la verdad.

Las protestas han evidenciado la brutalidad de las fuerzas del gobierno que se cuantifica en los detenidos, las denuncias de torturas y los asesinatos de jóvenes en su legítimo derecho a la protesta. También han fisurado al poder estamental; la Fiscal general, dos magistrados, grupos que en algún momento fueron parte del gobierno, exministros, militares que renuncian, son muestran de algo que nosotros sabemos, que ellos niegan y que el país lo confirma: el poder se está quebrando.

Pero más allá de la enorme valentía de la sociedad venezolana en las protestas, el quiebre del poder viene también inherente a la realidad, a la prueba contra fáctica que el dictador no quiere afrontar. ¿Puede un poder mantenerse aún sobre la miseria de millones y especialmente de quienes lo pusieron y lo sostuvieron durante mucho tiempo? ¿Puede la insensatez, la brutalidad y las armas mantener los quiebres mientras soportan una avalancha? Tu sabes David, al igual que yo, que la historia es sabia, ella nos demuestra que el poder que se sostiene en el miedo es tan frágil como aquel que ara en los bramidos del agua.

Ahora, en estos momentos, ¿Qué nos queda? ¿Hacia dónde ir? ¿Qué hacer?  La sociedad ha demostrado una enorme capacidad de resistencia y de lucha, cada cual desde su espacio  defendiendo esos valores en los que cree y comparte. Toca continuar en los caminos trazados, en legitima protesta ciudadana y en el reconocimiento del otro cuando en su mirada, su gesto o su mano nos ofrece senderos compartidos. Aquel que al igual que yo, aun si conocernos, en un choque fugaz, nos damos cuenta que queremos y vamos al mismo lugar… Esta lucha es de todos y verdaderamente para todos…

No sé cuándo puedas leer esta carta David, quizás se filtre y llegue a tus manos, quizás te la lean desde un audio o simplemente quizás te la cuenten a pedazos, a fragmentos soterrados por las paredes que te encierran. No lo sé. Lo único que sé, y puede sea el mayor impulso para estas letras, es que hemos llegado muy lejos, hemos caminos bastante.  Nos ha tocado emprender un camino que no decidimos, de buscar cambiar a quienes no pusimos y sin embargo lo hemos asumido.

Algunos dicen “solos los jóvenes están peleando por el país” y otros se preguntarán “¿Por qué?” y les respondo: el futuro es de quien se atreve, de quien lucha decididamente por él.  ¿No han sido siempre los jóvenes lo que han luchado por él? ¿No han sido siempre los jóvenes los verdaderos impulsores y hacedores de los cambios? La cárcel puede que te quite tu derecho de movimiento, que ate tus manos,  pero nunca te podrá quitar tus pensamientos,  atar tu ideales o destruir tus sueños. Quizás te cambien de ropa, pero no te despojaran ni de tu juventud ni de ser un verdadero protagonista del cambio que indudablemente va a suceder en Venezuela…

Seguimos conectados, pues las verdaderas conexiones no son las físicas, sino aquellas que superan los sentidos y que al toparse, sabemos que compartimos lo mismo: Un sueño por una mejor Venezuela

Lo estamos logrando David.

Un abrazo en la distancia hermano  que pronto volverás a la libertad.

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Guayoyo en Letras