¿Se borran las heridas de la vida?

Quiero comenzar este escrito con una frase:

Dicen que el tiempo cura las heridas. No estoy de acuerdo. Las heridas perduran. Con el tiempo, la mente, para proteger su cordura, las cubre de cicatrices y el dolor se atenúa, pero nunca desaparece.» Rose Kennedy

Imagina que te cortas la piel con un cuchillo, sale sangre y sientes dolor, te curas, te desinfectas pero si la herida es profunda lo más probable es que quede una marca en tu piel; sentirás dolor por un rato pero no te quedarás sufriendo, eso pasa pero la herida pasa a formar parte de tu piel.

Con las heridas emocionales ocurre algo similar, causan dolor, y dejan cicatrices o marcas que varían dependiendo de la magnitud de la misma.

Procedo con un ejemplo personal. Mi mamá como muchos saben abandona este plano cuando yo tenía 9 años, dejando con su partida una herida en extremo profunda, un dolor de esos que se sienten insuperables, donde la fe en Dios, el tiempo y mi inmenso amor me ayudaron a avanzar y superar, no obstante aun cuando haya pasado tanto tiempo no la olvido, la extraño y en ocasiones lloro pero ¿cuál es la diferencia?, que no hay sufrimiento, que hay aceptación aunque eso de ningún modo signifique que la herida se haya marchado, allí quedó, en mi alma solo que la cubrí con oro para hacerme más fuerte en lugar de dejarme arrasar por un sufrimiento que me impidiera continuar el camino y sobre todo perder mi esencia.

A lo largo de la vida varias heridas van marcando nuestra piel y nuestra alma, heridas menores y mayores, engaños, traiciones, separaciones, enfermedades y el proceso de sanación consiste en tomar conciencia de ella, descubrir el aprendizaje, su impacto en nuestra vida, y el cómo desde allí puedes ser un mejor ser humano, inspirar a otros y conservar tu salud mental y bienestar.

En mus terapias siempre aclaro que no pretendo ni puedo borrar tus heridas pero si ayudarte a vivir con ellas sin sufrimiento y que más bien, cómo convertirlas en impulsoras de tu vida para ser mejor persona y que no afecten tu derecho a ser feliz que te corresponde por nacimiento porque, cuando estas heridas no se manejan o se manejan inadecuadamente pueden transformarte en un ser que no eres, pueden hundirte en la amargura y la desesperación y definitivamente dañar tu vida y la de los que te rodean.

Todos tenemos heridas, unos más grandes que otras, no es un destino espantoso que se ha apoderado de ti, son experiencias que toca vivir quizás motivadas por un destino superior o producto de tus decisiones o de las decisiones de otros, pero hoy la invitación que te hago es a tomar conciencia, trabajar la aceptación y que de ser necesario buscar ayuda profesional para poder manejar mejor estas marcas en el alma pues siempre en algún momento todos lo necesitamos.

Con amor,
Liliana Castiglione Asaro

Psicóloga

Liliana Castiglione
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