Manejar en Venezuela: Un reflejo de nuestros valores

No deja de molestarme el incumplimiento de las normas en lo que a tránsito se refiere y es que manejar en Venezuela  es una prueba de control emocional, de resiliencia.

Las irregularidades están presentes a diario y con una frecuencia pasmosa, constantemente nos enfrentamos a:

  • Vueltas que vas más allá de la U, pasando a K, W y otras letras del abecedario
  • Indiferencia ante las señales de cruce y peor aún, son utilizadas como alertas para el irrespeto, pareciera que cuando alguien pone una señal de cruce le envía un alerta al otro para que acelere y de esta forma impedir el cruce de quien lo solicita.
  • Luces de peligro que encienden en el túnel como si se tratara de una emergencia cuando lo que hay que hacer es encender las luces para asegurar una mejor visibilidad
  • Cruces en rayados continuos
  • Personas que se detienen con sus vehículos a dejar o recoger a alguien o a preguntar a algo sin importarle que detienen el tránsito.
  • Motorizados que no dudan en partirte un espejo lateral o golpearte el carro si sienten que le estás complicando el paso.
  • Peatones que pueden aparecer en cualquier momento independientemente que haya o no paso peatonal o se los permita o no el semáforo.
  • Conductores a alta velocidad con el piso mojado.
  • Personas realmente acosadoras que te piden paso de una forma realmente agresiva, yendo más allá de encenderte las luces para llegar a pegar tanto su carro al tuyo que te da escalofríos solo de pensar que por alguna razón debas frenar y sin considerar que en ese momento puedas o no retirarte para dejarle el paso libre.
  • Conductores que con el piso mojado no tienen consideración alguna de pasar salpicando los charcos de agua sin importarles que en ese paso mojen a personas que van caminando por las aceras.
  • Personas que manejan bajo los efectos del alcohol, desde la inconciencia del daño que pueden hacerse a si mismos y a los demás.

Sé que muchos como yo comenzamos a desarrollar un sexto sentido, comenzamos a identificar con antelación si el otro conducto pasará o no, si nos dará paso o no, siendo esta intuición de gran ayuda para el resguardo de nuestra vida y la de los vehículos.

Manejar en Venezuela pareciera ser utilizado por muchas personas como una vía para dejar salir la rabia y las frustraciones, como si esto fuera un catalizador emocional y pasa a ser indudablemente un reflejo de los valores que poseemos donde el egoísmo pareciera estar a la orden del día, el yo paso primero pasa a ser tan de rutina que muchos de los choques se deben a eso, es la ley de la selva urbana, la ley del más fuerte.

Con esta reflexión persigo como objetivo hacer un llamado a la reflexión, a entender que esto es un reflejo de como estamos, que debemos entender de una vez por todas que desde la individualidad hacemos mucho daño no solo a otros sino a nosotros mismos, además de alterarnos mucho más, ¿Es que acaso no tenemos ya suficientes motivos? ¿Cuándo entenderemos que desde el altruismo y el respeto es que una nación se hace grande?

 «Debemos ser el cambio que queremos ver en el mundo«. Ghandi

Liliana Castiglione
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