Una campaña admirable

La derrota electoral de Acción Democrática en los comicios presidenciales de 1968 sacudió al partido blanco. La victoria de Rafael Caldera, candidato de Copei, se le atribuyó en su momento a la división adeca que originó el nacimiento de otra organización, el “Movimiento Electoral del Pueblo” (MEP). 

A raíz de este incidente surgió Carlos Andrés Pérez como nuevo líder en AD, quien debería esperar para ver si Rómulo Betancourt buscaría una segunda candidatura en 1973. Cuando Pérez le habló sobre el tema éste no dio respuesta certera, dijo que tenía que pensarlo, pero al cabo de unos días le comunicó a que había decidido no postularse y se mantendría al margen del proceso. 

Juntó a él se encontraban otros compañeros como Carlos Canache Mata, Octavio Lepage, Jaime Lusinchi y Reinaldo Leandro Mora, quienes también se sentían con derecho y posibilidades para competir por la más alta magistratura nacional. En la convención nacional de Acción Democrática de Agosto de 1972 se escogió a Pérez como candidato del partido para las presidenciales de 1973. Inmediatamente se nombró una comisión electoral que se convertiría en clave para su posterior victoria. 

Según la biografía del personaje escrita por Ramón Hernández: -La campaña electoral de Carlos Andrés Pérez modernizó la manera de hacer política y le encontró uso efectivo a la publicidad como arma política. Pérez recorría a pie calles polvorientas mientras charlaba con los vecinos arrobados de curiosidad. Caminó 907,3 kilómetros. En Los Andes, una mujer resumió en una frase el esfuerzo: “Ese hombre sí camina”. La gente decía: “Aquí estuvo y conversó con nosotros”, muy distinto de “por aquí pasó”.  

El esfuerzo se condensó con dos consignas bien pensadas, ambas obra de Regis D’ Etievan, Presidente de Corpa y un verdadero maestro en temas de publicidad y propaganda. El primero era “Democracia con energía” y  el segundo, por espontaneidad y acierto, “Ese hombre sí camina”, la frase pronunciada por una campesina de La Tendida, en Táchira, que fue escuchada por un corresponsal de El Nacional y fue incluida en su crónica de la caminata del candidato. 

Para gobernar Venezuela en esos tiempos se necesitaba un gobierno enérgico. Se empezaba a comprender que uno de los problemas a solucionar en el país era el caos de la vida en las barriadas de las principales ciudades. En el improvisado contexto urbano de las rancherías empotradas en los cerros se vivía una realidad que no podía ser obviada. No muchos estaban al tanto de la cantidad de gente forzada a defender sus pocas posesiones a punta de golpes o navajazos, escapar al asaltante nocturno o el azote entre pasadizos y escalinatas de los barrios, ganarse por fuerza y valentía el derecho a transitar las calles para seguir trabajando. Lo importante era hacer de la existencia ciudadana algo menos áspero y esa tranquilidad solo se podía lograr con una “Democracia con energía”.   

Por eso repitió varias veces en sus discursos: -Seré fuerte para combatir la delincuencia, para rescatar la autoridad y para hacer cumplir la ley; seré flexible y tolerante en la controversia política, y en la búsqueda de fórmulas para el entendimiento.-  

Fue la primera campaña presidencial en la historia de Venezuela que utilizó la televisión para hacer llegar su mensaje a la ciudadanía. No le tenía miedo a las cámaras, más bien las adoraba y ellas a él. Desde el primer momento de su postulación opacó al escudo, el color blanco y la imagen del antiguo Juan Bimba de liqui liqui, sombrero de cogollo y pan en el bolsillo. Su retrato, con patillas largas como las llevaban los jóvenes, vestido a la moda con trajes de cuadros, camisas deportivas desabotonadas en el pecho o corbatas floreadas, se podía ver en afiches, vallas o avisos, siempre sonreído, saludando a la gente agitando los brazos como limpiaparabrisas. Su aspecto le dio hasta un aire juvenil, parecía un muchacho recién salido del liceo y su campaña, distinta a las anteriores en Venezuela, le ganó la simpatía de la masa votante, especialmente los más jóvenes.    

Esta imagen renovada del partido cautivó a las masas. Hasta Noviembre la campaña fue por radio y televisión, el último mes se lanzó Pérez a las calles al frente de inmensas caravanas, para romper la tranquilidad de distintas ciudades del país dándose baños de masas conformadas por miles de personas, siempre entre gritos, aplausos, sonrisas y el jingle de “Ese hombre si camina” sonando a todo volumen por los altoparlantes.

La oposición optó por desprestigiarlo, según ellos era el enemigo y por eso fue satanizado. Se le llamó el ministro policía, hombre de represión por su guerra contra la guerrilla, pero para contener y neutralizar a sus detractores pronunció en un discurso una frase de Mao Tse-tung: -Un líder que no sepa conciliar con quienes ayer fueron sus enemigos y adversarios no merece conducir el país.-   

Carlos Andrés arrasó en las elecciones sobre sus principales contendientes, el copeyano Lorenzo Fernández, Jesús Paz Galarraga por el MEP y PCV, José Vicente Rangel por el MAS, y  Jovito Villalba por el URD. Ganó en los comicios con 49% de los votos, más de 13 puntos por encima de Fernández, el candidato mas cercano con el 36%.

La elección del tachirense cambiaría la historia, terminando de convertir la República en una nación moderna, un país en el que todo el mundo deseaba vivir, ese que mucho recuerdan con el nombre de “Venezuela Saudita”.

Jimeno Hernández
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