¿Estamos deprimidos en Venezuela?

Comúnmente las personas suelen afirmar a la ligera, que están deprimidas, incluso algunas, con esa manera a medio camino entre lo cariñoso y lo trivial  que caracteriza nuestra manera de hablar, expresan que están “depre”.

En los últimos tiempos, se ha publicado mucha información sobre el aumento de casos de depresión en Venezuela; sin embargo, no se dispone de cifras oficiales. Es innegable que la situación de los venezolanos en general, ha desmejorado enormemente en todas las esferas. Hemos tenido muchas pérdidas en las distintas áreas pero es necesario establecer algunas diferencias para eliminar confusiones, ya que una o varias  pérdidas no conducen necesariamente a la depresión.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud indica que la depresión afecta a más de trescientos millones de personas en el mundo, sosteniendo que la cifra tiende a elevarse. En esta Organización se afirma, que a pesar de contarse con tratamientos eficaces, también existen obstáculos para aplicarlos, como la falta de recursos y de personal sanitario capacitado, la estigmatización de los trastornos mentales y el error en el diagnóstico, pues en algunos casos la enfermedad pasa desapercibida mientras que en otros se le adjudica el diagnóstico a quien no la padece. 

En este sentido, se tienden  a confundir estados mentales que se  parecen a los síntomas depresivos, pero que en realidad no lo son, como la falta de vitalidad o la tristeza por la pérdida de una persona querida, un trabajo o cualquier otro  elemento muy significativo.

Desde la psiquiatría, la depresión es una enfermedad  que tiene como base, un desequilibrio de la química cerebral, que debe ser tratada con fármacos específicos para eliminar ese desbalance.

Desde el psicoanálisis, la depresión es un síntoma que se instala en la estructura mental y que se fundamenta en una tendencia al odio a sí mismo, expresado mediante una baja o ausencia de autoestima, una experiencia de fracaso y la pérdida de la esperanza, según lo señala el psicoanalista Rómulo Lander.

A lo largo de la vida e independientemente del lugar en el que nos encontremos, sufrimos pérdidas y ganancias, eso es normal e inevitable; se dice que lo más seguro y constante son los cambios, que lentos o rápidos, se van produciendo indeteniblemente. 

Se ganan amigos, amores, posiciones, cualidades o bienes, que  también se pueden perder. Cuando lo perdido es valioso, aparece la tristeza, se entra en duelo pero eso no es depresión, sino una reacción afectiva normal. El duelo es un proceso que debe desarrollarse, pero no es automático, es un trabajo que la persona debe realizar, aceptando la pérdida y encontrando nuevos caminos que transitar, nuevos retos que vencer o nuevos afectos y elementos, que enriquezcan su mundo.  

El psicoanalista Darian Leader sugiere que las pérdidas realmente no se superan sino que se aprende a vivir con ellas de distintas formas, unas veces catastróficas y otras fructíferas; en estas últimas interviene la creatividad y es precisamente en este punto, donde se evidencia el temple y la tesitura de innumerables venezolanos en la crisis actual. 

Se observa por un lado, la fuerza de voluntad de muchos para mantenerse en pie a pesar de las dificultades y por el otro, la proliferación de nuevos emprendimientos, la gran disposición a reinventarse y la gran creatividad desarrollada en todas esas actividades, lo que expresa crecimiento y evolución personal.

Como hemos afirmado muchas veces, no se debe generalizar pues eso implica deformar la realidad, ya que siempre se imponen las diferencias individuales; no hay una persona igual a otra, no todos reaccionan de la misma forma ante un evento cualquiera,  por eso mismo, difícilmente puede afirmarse que los venezolanos estamos deprimidos.

Mariela Ferraro
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