Amarte en las buenas y en las malas
Estoy segura que muchos están claros de la importancia de la valoración personal, de amarte como base para el bienestar, la salud mental, la felicidad y la resiliencia; hay mucha literatura al respecto que resalta muchas técnicas para realizar este trabajo personal que si bien para algunos puede ser duro al principio, seguro dará excelentes resultados con la práctica mientras las cosas fluyan bien pero…no siempre es así, nos ocurren cosas que pueden desmoronarnos o por lo menos hacernos tambalear y ¿qué pasa con la autoestima en ese momento? ¿Cómo amarnos cuando las cosas van mal?
Horas de trabajo de enfocarnos en nuestras fortalezas, de vernos a los ojos con amor, de tratar de conquistarnos día a día sin duda pueden afectarse cuando alguien nos traiciona, se burla, nos minimiza o nos manipula ¿Te ha pasado?
Pero es justo allí cuando se mide la calidad de amor personal que te tienes, son estos momentos la prueba de fuego que determina cuan estable y firme es ese amor propio.
La primera reflexión que te invito a hacer es pensar en alguien a quien amas de verdad, ¿Dejas de tener ese sentimiento cuando las cosas le van mal? O más bien ¿tratas de apoyarlo para que pueda salir de esa situación fortalecido? No tengo duda que si pensaste en alguien muy querido te fuiste por la segunda opción pero ¿por qué no pasa con nosotros? ¿Qué nos lleva a quejarnos, a recrear historias que hacen daño y a hundirse en emociones displacenteras sin hacer nada por salir de allí o por lo menos no hacer lo suficiente?
Es absurdo que si podamos hacerlo por los demás ero no por nosotros mismos ¿Verdad?
Sucede amigos que la queja, la tristeza, la rabia son emociones de fácil enganche y que pueden hundirte por no poner en práctica tu carta dorada La fuerza de voluntad porque sin ella no llega el coraje ara decir ¡Basta! No continuaré lamiéndome las heridas, voy hacia adelante.
Actitudes que nos juegan en contra en este tipo de situaciones:
- Recrear la situación: esa trampa peligrosa donde nuestros pensamientos van una y otra vez a recorrer esa situación que nos hizo daño donde el resultado es prolongar por largo tiempo el dolor permitiendo que nos afecte una y otra vez más allá del momento en que ocurrió. Nos vamos del presente al pasado y nos anclamos a un pasado perpetuándolo y transformándolo en una experiencia viva, eterna que nos hunde y. ¿Cómo se sale de un dolor sostenido?
- Repasar el ¿y si? Si hubiera sido distinto, si yo hubiera actuado de otra manera , si la persona hubiera hecho algo diferente y otros pensamientos por el estilo, pensamientos que no te llevan a lo esencial de la reflexión y el aprendizaje sino a un afán cargado de terquedad de querer modificar una situación que simplemente ya ocurrió y que debe ser Aceptada más que resistida.
- Intentar descubrir las intenciones de los demás: como si pudieras hurgar en sus pensamientos y en su alma y desde allí viajas por distintos escenarios que en nada cambian lo sucedido. Las intenciones son su problema, la situación es lo que ocurrió y lo verdaderamente cierto son las conductas y esa es la realidad ¿Qué ganas con pensar en lo demás?
- Responsabilizar a los demás de tus sentimientos: mientras culpes a los demás no asumes responsabilidad personal, no es el otro que te manipula, eres tu que te dejas manipular; no es el otro el que te humilla, eres tu el que le das permiso de hacerlo ¿Lo ves?
- Dramatizar lo que te pasa: saturar la situación con una sobrecarga emocional te lleva al drama, a sentir que lo que te sucede es lo peor del mundo, que eres tremendamente infeliz y que seguramente nada es comparable a tu dolor. Está bien, puede que la situación sea desagradable ero depende de cada quien el poder emocional que le da.
- No tener empatía contigo, dejar de comprender, reconocer tus sentimientos y desde allí protegerte y cuidarte para minimizar el impacto del daño. No lo mereces y por lo tanto no lo permitas.
- Encerrarte en ti mismo: la carga emocional debe ser drenada no tragada porque lo que no se expresa seguro que se va a manifestar de alguna manera; llora, comparte con alguien de tu confianza o un terapeuta, vive el momento y ponle coraje para superarlo. Es una mala situación no una mala vida.
- Quedarte en la queja: la queja arrastra, te hunde en un estado emocional donde no ves salida porque es más fácil quejarse que poner voluntad para salir.
- Generalizar: hacer que esa situación te marque al punto de creer que es una suerte de karma o destino que se repetirá una y otra vez como si no tuvieras libre albedrío o capacidad para realizar mejores elecciones producto de lo aprendido.
Por muy difícil o penosa que consideres a una situación en tu vida, es tu deber y derecho comprenderte, animarte, apoyarte, ser resiliente creyendo en tu capacidad para superar, dándote permiso para asumirla y entender que el tiempo aunado al control de tus pensamientos siempre será una formula mágica. Ámate tanto que precisamente en las situaciones más complejas no te desampares. Anímate y haz uso de tu fuerza de voluntad para que se despliegue ese coraje que vive en ti.
Autora del libro "Amores en tiempos de Internet"
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