El esequibo es nuestro

Por Francisco Alfonzo

@FranciscoAlfonz

 

 

 

El problema del Esequibo y de la “Zona en Reclamación” es muy importante para todos los venezolanos, no es muy difícil de entender el conflicto, a pesar de que muchos no le prestamos atención a ese tema, estoy seguro de que no hay ningún venezolano que quiera perder el Esequibo, ni uno de los millones y millones que somos quiere renunciar al justo título que tenemos sobre esa importante, pero descuidada, porción de territorio.

 

La semana pasada los diputados de La Movida Parlamentaria, como funcionarios públicos y representantes del pueblo de Venezuela, fueron allá a decir “esto es nuestro”. Algo que lamentablemente no hemos hecho desde hace años.

 

Venezuela disputaba el territorio con Gran Bretaña desde tiempos de 1600, la zona en conflicto era de 50 mil millas cuadradas, un poco menos que el tamaño de Inglaterra. Venezuela hoy argumenta que ése era terreno conquistado por España y que, por ende, es territorio Venezolano. Los británicos decían que habían conquistado ese territorio a Holanda. Originalmente era una colonia de holandeses que vivía en el territorio británico y desde entonces hay tensión en esas fronteras con lo que entonces era España.

 

Cuando nosotros, Venezuela, nos independizamos de España fundamos varias pequeñas colonias en la Zona en Reclamación. Desde entonces hubo tensiones pero siempre se consideró territorio dominado y controlado por Venezuela (la regla de derecho internacional vigente en ese momento era que quien controlaba el territorio, era titular de él), hasta que Gran Bretaña se interesó por sus grandes recursos naturales. Entonces, los ingleses mandaron a hacer un levantamiento topográfico (mapa) y el encargado de ella decidió extender el territorio trazado, triplicando el tamaño del territorio original Británico. Colocaron hitos de demarcación que pretendieron llegar a la punta del Delta del Rio Orinoco hasta el monte Roraima. Venezuela reclamó y quitaron los hitos de demarcación, pero la pretensión de conquista de los Británicos no ceso (los ingleses han sido dueños hasta de la India y Sur Africa).

 

Entre la Revolución de Francesa, las guerras de independencia en todo el continente y las guerras civiles, el conflicto no cesó. Hacia finales de los años 1800, Venezuela estaba debilitada por la el caudillismo y Guerra Federal, por su parte, Gran Bretaña, como una potencia imperial mundial, había ido ganando domino poco a poco sobre la “Zona en Reclamación”. Gran Bretaña publicó un mapa incluyendo el ambicioso territorio que había sido trazado con una inflación del 200%, el mismo de los hitos que habían sido removidos. Venezuela presentó una protesta formal por aquello, evitando incurrir en “aquiescencia”.

 

Gran Bretaña rechazó la protesta venezolana y negó la posibilidad de arbitraje. En una mezcla de indignación y confusión por la actitud malcriada de los ingleses, Estados Unidos ordenó una investigación interna para determinar qué deberían considerar ellos como territorio venezolano y qué como territorio británico. Los gringos nos iban a dar la razón y reconocerían nuestro territorio.

 

Luego de ello los ingleses rectificaron y accedieron a ir a un procedimiento legal de arbitraje internacional, instalando un tribunal en París. El juicio arbitral fue fascinante, participaron los más distinguidos juristas internacionales de la época, los más respetados jueces (árbitros) internacionales, Venezuela fue fuertemente apoyada por el gobierno de Estados Unidos. Finalmente, el tribunal arbitral dictó un laudo (sentencia). Dicho fallo fue vergonzoso, no tenía ningún tipo de motivación o fundamento jurídico y sin explicación le otorgó el 90% del territorio reclamado a los británicos.

 

Venezuela, indignada por la aberrante decisión, que había sido internacionalmente muy criticada, aceptó solo parcialmente el fallo, y luego de negociaciones diplomáticas el territorio disputado fue dividido en un 50% y 50%. Venezuela condecoró al abogado neoyorkino Severo Mallet-Prevost, quien durante la fase final del arbitraje dio un discurso, para defender a Venezuela, que duró 13 días.

 

Cuando el abogado Mallet-Prevost murió, finalizando la primera mitad de los años 1900, dejó un testimonio en el cual explicaba cómo había sido resuelto el asunto en el tribunal arbitral del París. De las declaraciones póstumas se evidenció que el fallo no había sido adoptado sobre las consideraciones jurídicas y de normas derecho que eran aplicables, sino más bien en base a presiones políticas y negociaciones diplomáticas, el dominio del Orinoco era fundamental. (Parece que Rusia estaba por detrás, imagino que ayudando a Gran Bretaña para fregar a los gringos).

 

En 1962 Venezuela reclamo formalmente a la ONU la nulidad del Laudo de París de 1899, por considerar que el mismo estaba viciado.

 

En 1966 Venezuela firmó con Gran Bretaña un acuerdo, denominado el Tratado de Ginebra, en el cual se resuelve la nulidad del Laudo de París y se establecen los mecanismos para lograr una nueva solución. Unos meses después la Guyana Británica se independizó de la Corona Inglesa y adquirió autonomía propia como un nuevo Estado. El Tratado de Ginebra fue publicado en nuestra Gaceta Oficial No. 28.008 del 15 de abril de 1966.

 

Sin embargo, como el conflicto no ha sido resuelto, la República Cooperativa de Guyana sigue ejerciendo fácticamente el control en la zona que le fue otorgada por el irrito Laudo de París.

 

Luego de muchos intentos de negociaciones, de varias suspensiones prolongadas, pese a la intervención de la ONU y la adopción del mecanismo de los buenos oficios, el problema no ha sido resuelto. En los últimos años el actual gobierno venezolano parece no tener intención en recuperar el territorio.

 

Fidel Castro, siendo congruente con su complejo de invadido, conquistado o imperializado (para mí que está loco por irse de shopping a la 6ta avenida de Manhattan), en el pasado ha manifestado públicamente su posición a favor de Guyana, argumentando que “Venezuela es expansionista”. En 1981 Cuba firmó una declaración con la Republica Cooperativa de Guayana donde reconocen a esta última la totalidad del territorio en reclamación, inclusive el que pertenece a Venezuela luego del Laudo de París.

 

En 1819, por instrucciones del Libertador Simón Bolívar, Venezuela presentó una denuncia oficial por usurpación del territorio venezolano en contra de Gran Bretaña.

 

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