Terremoto electoral

Por Luis Guillermo Valera

@guilloescritor

 

 

 

Aunque Venezuela esté anclada sobre una zona sísmica, salvo contadas ocasiones, esto no ha afectado la vida de sus ciudadanos. No obstante, este año 2013 seremos testigos de un temblor que podría despertarnos del letargo que nos amodorra lo que va de siglo XXI.

 

La muerte de Hugo Chávez, quien había monopolizado la arena política a lo largo de los últimos 20 años, dentro y fuera del poder, abrió una grieta en la cual podemos caer en cualquier momento.

 

Gateando y tropezando mientras aprende a poner a andar una nación, a Maduro lo toca sortear obstáculos abismales. La controversia causada en las elecciones de abril ha erosionado cualquier liderazgo que podría haber tenido. Ahora, sin el portaviones Chávez, le toca a él pilotear la nave de la “Revolución”, que hace agua por todos los flancos. Ya la cuestión no es si se hundirá el barco, sino cuánto podrá permanecer a flote.

 

Por su parte la oposición tiene demonios propios a los que enfrentarse. La figura de Henrique Capriles ha ido perdiendo impulso con el transcurrir de los meses. La inacción de la MUD, y su falta de unidad en el mensaje, ha aletargado a su electorado. Al final, el lado contrario al Gobierno da una muestra del mejor caudillismo peleándose por lo feudos municipales.

 

El chavismo ve estremecer sus cimientos ante la pérdida de la roca que le daba estabilidad. La oposición es víctima de los estragos de querer construir una nueva arquitectura sin haber demolido las ruinas de las viejas prácticas políticas.

 

Dos fuerzas irreductibles que chocan entre sí, creando cada vez más fricción, hasta que llegan al punto de quiebre: un temblor.

 

Las elecciones de alcaldes y concejales solo aceleraran el roce de las fuerzas. Más que nunca tienen una importancia sustancial en el futuro de Venezuela: no solo el real, también el simbólico.

 

Desde un primer momento la oposición ha planteado esta nueva contienda electoral como una especia de plebiscito a Maduro. A pesar de contar con la mayoría de las gobernaciones, el voto chavista en casi todos los Estados está en tablas con el de la oposición.

 

El Gobierno gana consiguiendo la mayoría de las alcaldías y curules de concejales, mientras que la oposición necesita salir airosa en las grandes ciudades.

 

La calle se agita con los primeros indicios de sismo del #8D. Dependiendo de lo preparados que estemos, podría sacudírsenos el letargo que nos encadena al atraso, o malvivir en un país congelado en el tiempo a punta de renta petrolera.

 

(Visited 51 times, 1 visits today)

Guayoyo en Letras