Venezuela entre rojos y blancos

Por Felipe Vallejos

@felipevallejos

 

 

 

A pocos les debe sorprender el proceder del Gobierno de Nicolás Maduro, heredero del populismo y caudillismo de Hugo Chávez, mesianismo en palabras del periodista argentino Andrés Oppenheimer, devotos absolutos de la democracia y la libertad en el discurso, represores sin tregua en la práctica.

 

El 12 de febrero bien puede marcar el antes y el después en la actual gestión chavista, con una cúpula militar nerviosa, que refleja su descontento con la desobediencia del jefe de la policía política venezolana saliendo a la calle a pesar de la orden de acuartelarse. Por su rebelión, fue destituido al otro día.

 

Los estudiantes han salido a la calle, organizados, en masa y sorprendiendo al mundo; potenciados por el liderazgo de opositores de discurso encendido como María Corina Machado, o del hombre del momento, Leopoldo López, detenido por supuesta responsabilidad en la violencia durante las protestas.

 

La marcha de este martes 18 fue la ratificación de que la crisis venezolana no es un episodio cualquiera, sino el inicio de un período difícil, que aventuro, no terminará con Maduro fuera del poder, pero sí marcará el comienzo de una etapa donde cualquier paso en falso pudiera traer graves consecuencias para Venezuela y el continente.

 

Por un lado estaban los estudiantes y ciudadanía, vestidos de blanco como símbolo de paz, caminando junto a Leopoldo López para entregarse a la justicia, previo discurso que encendió a la multitud y traspasó las fronteras gracias a las redes sociales, uno de los pocos medios que no han sido censurados por el oficialismo.

 

Del otro lado, buses desde todo el país marchando a Miraflores, vestidos de rojo en apoyo a Maduro y a un chavismo que a pesar del éxito electoral demostrado una y otra vez, se ha visto en jaque por quebrar un país rico, y por profundizar una división propia de militares que solo viven de crear enemigos y perpetuar la guerra.

 

Para la anécdota. La vida de Leopoldo López se transformó en la garantía de que Venezuela no terminara de arder. Para muestra un botón, el vehículo que trasladó al líder opositor a la cárcel fue manejado por el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Las vueltas de la vida.

 

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