Condiciones para el diálogo

Por Francisco Alfonzo

@FranicscoAlfonz

 

 

 

La semana pasada en Miraflores tuvo lugar un acto al cual se le pueden poner muchos calificativos, yo lo llamaría un acto vergonzoso. Evidentemente, Maduro tenía que montar ese show para intentar mostrar, ante Venezuela y el mundo, que estaba haciendo algo para solucionar la crisis actual. La presencia de representantes de partidos políticos que se hacen llamar de “oposición” evidentemente lo único que hizo fue lavarle el rostro al gobierno y dar un pequeño vestigio de “legitimidad” a la reunión celebrada.

 

El diálogo bajo amenazas, bajo represión, de manera hipócrita, es inútil. Al ir allá, los representantes de la oposición fueron nuevamente burlados y utilizados por el Gobierno. Mientras se celebraba la fulana “Conferencia de Paz” el gobierno seguía reprimiendo a los estudiantes y a la sociedad civil, que protestaban pacíficamente, de manera brutal. Ese patrón de conducta no ha cambiado luego de los días siguientes a la reunión.

 

Mucho se dijo y hizo en la “conferencia” del miércoles pasado, sin embargo no se habló de los temas que realmente son necesarios de abordar para darle una solución certera al país y a su situación actual.

 

Para entablar un dialogo sincero y efectivo, primero es necesario que se den ciertas condiciones que permitan al menos presumir de su honestidad. Con esas condiciones no me refiero, por ejemplo, a la liberación de los precios políticos, creo que es necesario ir mas allá. A continuación enunciaré las condiciones formales, y luego las materiales, que debe de cumplir una eventual reunión de ese tipo para que sea fructífera.

 

En cuanto a las condiciones formales. En primer lugar el diálogo no puede ser en Miraflores, es necesario el establecimiento de un lugar y un territorio neutral, ni en la casa del gato ni en la del ratón. En segundo término, una eventual reunión debe ser moderada por un árbitro imparcial, es decir, que quien entregue y retire el derecho a palabra de cualquiera de los participantes debe ser alguien que no pertenezca a ninguno de los dos bandos, el hecho de que una de las partes del conflicto lleve las riendas de la reunión es absurdo. Por muy tonto que parezca, en la reunión de miércoles 26 en Miraflores observé como Maduro, Diosdado, Arreaza y otros se encontraban en una mesa frente a todos los demás participantes, además una mesa colocada en un nivel o escalón superior de la sala, dando ínfulas de superioridad (o contrarrestando complejos de inferioridad), es necesario, en una eventual reunión de diálogo, que todas las partes se encuentren en igual posición y situación.

 

Respecto de las condiciones materiales. Cuando me refiero a las condiciones materiales, hago mención a la “situación país” en la que nos debemos de encontrar previamente antes de una eventual reunión de dialogo. Se ha dicho que primero debe cesar la represión, las detenciones arbitrarias, las torturas y la persecución judicial, es cierto. También es cierto que primero es necesario que se haga justicia en el caso de las víctimas de violaciones a derechos humanos ocurridas durante esta temporada de protestas. Igual es necesario el desarme inmediato de los colectivos armados. Sin embargo, considero que se debe ir más allá en las condiciones para que el llamado a diálogo sea respondido.

 

Para sentarse en una mesa de negociación, es necesario que la oposición le exija al gobierno una restitución de la democracia y del estado de derecho. Para ello, es indispensable, en primer lugar, el nombramiento de un Tribunal Supremo de Justicia independiente e imparcial, integrados por juristas profesionales que no se hayan vinculado en ningún momento a ningún sector o partido político y que demuestren las acreditaciones necesarias para honrar la majestad del cargo. (En la última sesión de apertura del año judicial los magistrados del TSJ cantaron “Chávez vive, la lucha sigue” o algo parecido). Deben ser magistrados que, por su pulcra trayectoria, inspiren la confianza de ambas partes. La situación actual del Poder Judicial es una de las condiciones que ha permitido que el Gobierno lleve al país al lugar en el que está, la separación de poderes es indispensable para el progreso del país.

 

En segundo lugar, para llevar adelante un diálogo es necesario que en el espacio donde se dialoga por excelencia, la Asamblea Nacional, haya un total y absoluto respeto por todos los representantes del pueblo. El desconocimiento y la negación del contrario es una condición fundamental para el diálogo y es algo que perdió nuestro parlamento hace mucho tiempo. Para que esa condición se cumpla, es fundamental que la oposición ocupe los puestos y espacios que se merece en las comisiones y en la junta directiva del cuerpo legislativo. Es necesario mayor reconocimiento al momento de otorgar el derecho a palabra, no solo eso, se requiere que la palabra de cada diputado sea escuchada, considerada y tomada en cuenta por el contrario. Igualmente es fundamental la reforma de la normativa que rige los circuitos electorales, a los fines de garantizar que en las elecciones parlamentarias del 2015 el bando que obtenga más votos proporcionalmente gane más curules en la Asamblea.

 

En tercer lugar, es necesaria la renovación de los demás altos cargos del Poder Público. Es indispensable que en la Asamblea Nacional, ambas partes se sienten a discutir y que elijan, a través de la mayoría necesaria, a un nuevo Contralor General de la República, Fiscal del Ministerio Público, Defensor del Pueblo, Banco Central de Venezuela y rectores del Consejo Nacional Electoral. Deben ser funcionarios técnicos, especializados, ajenos del debate político y que inspiren la confianza del gobierno y de la oposición en cuanto a que van a cumplir con su rol constitucional sin ningún tipo de parcialización u obediencia.

 

En cuarto lugar, también es fundamental la sinceración del tema económico. Es fundamental que se adecue la política cambiaria, al menos a un mecanismo que inspire la confianza del sector productivo y comercial para que luego paulatinamente se vaya levantando el control de cambio. Igualmente es necesario el cese de la persecución al sector privado, no mas expropiaciones, la indemnización a los expropiados sin el pago del justiprecio e inclusive la devolución de algunos bienes expropiados que no han cumplido con su utilidad pública. También es necesario que el gobierno le ponga un parado a la enorme corrupción dentro de su gigantesco aparato burocrático, de manera que en Venezuela para hacer negocios no sea necesario cometer delitos y sobornar a cientos de funcionarios públicos.

 

En quinto lugar, al igual que con el resto de los derechos humanos, es fundamental que el gobierno devuelva la libertad de expresión a los ciudadanos. Para ello, es necesario que los diarios cuenten con todo el papel que requieran para imprimir cuanto periódico quieran. Igualmente, se requiere que cesen las amenazas y el chantaje a los medios de comunicación audiovisuales, una garantía de ello podría ser la renovación inmediata y por 20 años más de la concesión de uso del espectro radioeléctrico.

 

Las anteriores son solo algunas de las condiciones, quizás las principales, que a nuestro juicio deben de cumplirse o darse para que la oposición pueda pensar en sentarse a negociar con el gobierno. Por supuesto podemos ponernos creativos pensar en agregar algunas más, como la revisión de lo sucedido en las elecciones del pasado 14 de abril (la auditoría que nunca se celebró), así como podríamos legítimamente agregar el someterse a un referendo revocatorio presidencial que cuente con la administración de un CNE independiente, ahorita o dentro de 3 años según lo permite la Constitución. También existen otros elementos que por su evidencia no fueron mencionados, por ejemplo el cese de los insultos, de la amenaza, de la imputación de hechos punibles a dirigentes de la oposición, de la criminalización de la protesta y de la persecución de la disidencia.

 

No obstante, considero que las condiciones arriba descritas lamentablemente implican un imposible para el gobierno. Es imposible que el gobierno este dispuesto a perder todo el poder que ha logrado concentrar en los últimos años, así como es imposible que reconozca sus errores y rectifique, suficientes muestras de orgullo y de arbitrariedad han dado durante 15 años.

 

Evidentemente nos encontramos ante una encrucijada. Es una prueba de ver quién aguanta más, quién se cansa primero, y pierde. No creo que el gobierno esté dispuesto a dejar el Poder, si han matado y reprimido como lo han hecho en estos días a los protestantes, es inimaginable lo que este gobierno y sus grupos armados serían capaces de hacer para no perder el poder. Tampoco veo posible, ni mucho menos justo, que los estudiantes y la sociedad civil dejen de protestar, es necesario hacerlo, las víctimas de la represión no pueden quedar en vano, afortunadamente las protestas cada día han adquirido más y más fuerza, han llamado la atención del mundo entero, deben seguir haciéndolo porque lo que está pasando en Venezuela es grave y cada vez se pone peor.

 

Ante ello, no se le puede pedir a los estudiantes y a la sociedad civil que dejen de protestar, mas bien frente a esta realidad es más necesaria que nunca la protesta. Igualmente, se le debe de exigir a la oposición que respete al pueblo y a la democracia y que bajo ninguna circunstancia acuda a una reunión de “diálogo” con un gobierno dictatorial que se niegue a ofrecer las garantías de diálogo dentro del marco de una democracia limpia y auténtica.

 

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